Un artículo de Juan Antonio López Villada,
Fisioterapeuta de Grupo Colisée en STS Ciutat de Reus, Profesor asociado en la Universitat Rovira i Virgili
Premio ACRA 2012 en la Mejora del Bienestar y la Calidad de Vida de las Personas Mayores
Cuando hablamos de mejorar la capacidad funcional de las personas mayores tenemos que ir más allá de la visión de que caminen, coman o se vistan con más o menos autonomía. La intervención en el ámbito geriátrico ha sufrido una agradecida metamorfosis -que he vivido en 25 años de profesión- hacia una visión menos basada en el criterio y la opinión de los equipos sanitarios y más dirigida hacia un modelo donde deben coexistir la perspectiva profesional multidisciplinar y la de la persona atendida.
En este sentido, cuando hablamos de recuperación funcional promocionando la mejora de la salud debemos entender varios principios que son fundamentales:
- El verdadero significado del movimiento
- Hacer todo por ellos, pero nada en su lugar
- La persona, en el centro de la toma de decisiones
- El poder de la empatía y de lo significativo
El verdadero significado del movimiento
Podemos decir que el movimiento es vida y a vivir se aprende viviendo. Ya desde un punto de vista evolutivo la aparición del sistema nervioso que rige todas las funciones superiores nace a partir de la necesidad de movimiento y de la consecuente necesidad de interactuar e interpretar los inputs del medio que nos rodea. Poder ser funcional y desplazarse implica interacción, relación, capacidad de decisión y sensación de libertad, aspectos que quedan casi secuestrados en muchos momentos cuando estamos en situaciones de dependencia.
Contribuir a recuperar todos estos aspectos desde la rehabilitación funcional como fisioterapeuta es el objetivo de nuestra labor, centrando nuestros esfuerzos en la persona tratada.
Hacer todo por ellos, pero nada en su lugar
Es uno de los mandamientos en el ámbito de las personas mayores cuando hablamos de recuperación funcional activa, debiendo asegurar que les damos todo el espacio suficiente para que participen lo más activamente posible de su proceso.
Existen maneras de trabajar en forma de check list, lo que implica centrarse en concluir un listado de tareas a toda costa, sin generar los momentos y los espacios suficientes para que la persona mayor pueda participar activamente y mantenga la capacidad de decisión sobre ellas.
En contraposición al estilo check list han surgido en los últimos años los enfoques basados en la Atención Centrada en la Persona (ACP), que conlleva dejar atrás la mentalidad “resultadista” o sobreprotectora, ratios a veces descompensados entre número de personas atendidas y profesionales, y la rigidez al cambio.
En línea con el enfoque de la Atención Centrada en la Persona, los profesionales de Grupo Colisée trabajamos teniendo en cuenta el protagonismo de la persona en cualquier intervención, potenciando sus capacidades y fomentando el respeto a sus decisiones. Pensamos que las personas mayores son mucho más capaces de lo que comúnmente se imagina, por lo que apostamos por una atención sensible que les ofrezca la oportunidad de demostrar su potencial. En resumen, las personas mayores a las que cuidamos «pueden», solo están esperando que las «dejemos».
La persona, en el centro de la toma de decisiones
En nuestras intervenciones como fisioterapeutas es muy importante ajustar el plan terapéutico a las perspectivas y deseos de la persona usuaria, más allá de los objetivos potenciales que creamos que pueda tener a nivel rehabilitador, y fomentando que la familia sea partícipe y comparta la voluntad de la persona usuaria.
En este sentido, puede ser positivo promover un diálogo con familiares sobre las alternativas terapéuticas más coherentes con el deseo de la persona residente. Así pues, debemos diseñar nuestras intervenciones partiendo de un esquema en forma de triángulo de decisiones, donde la persona usuaria debe estar en el centro.
Los profesionales sanitarios, familia y el entorno deben ser puntales que apoyen las decisiones, pretensiones y perspectivas que la persona residente requiera para sentirse bien.
Esta posición más respetuosa con la voluntad de las personas usuarias contrasta en muchos casos con enfoques más sobreprotectores de técnicos sanitarios y familiares, que acaban anulando la toma de decisiones de la persona residente.
Este tipo de situaciones se dan especialmente en la fisioterapia, donde puede ocurrir que las expectativas de los familiares sobre la rehabilitación excedan la capacidad o deseos de la persona residente. En este punto es vital la cercanía y la empatía para que los familiares sean partícipes y compartan la voluntad de la persona residente en cuanto a su rehabilitación.
El poder de la empatía y de lo significativo
A nivel rehabilitador, como en muchas intervenciones en geriatría, hay dos herramientas, académicamente poco trabajadas, como son la empatía y lo significativo, aspectos que desde que inicié mis clases como profesor asociado en la Universitat Rovira i Virgili, intento inculcar en los alumnos con los que tengo la suerte de compartir parte de mi tiempo.
Es fundamental tener la capacidad de ponerse en la piel de la persona atendida para poder entender el por qué de sus capacidades o incapacidades, de sus perspectivas o falta de ellas, de su colaboración o negación, de su adherencia terapéutica a un tratamiento o su falta de implicación. Y solo aterrizando en ese intrincado aeropuerto podremos poner luz en nuestras perspectivas de trabajo, expectativas de mejora, e incluso conseguir cambios de actitud que nos ayudarán a aplicar nuestros protocolos rehabilitadores, generando un ambiente donde se fomente el bienestar y “ganas de estar”.
Otra herramienta importante consiste en fundamentar los abordajes teniendo en cuenta aspectos que fueron y son significativos en la vida de la persona residente ¿Por qué no realizar una transferencia de peso escuchado aquellos valses que el residente bailaba de joven?, ¿por qué no incitar un trabajo de pronosupinación con aguja e hilo de aquella que fue costurera?, ¿por qué no realizar las transferencias siguiendo el gesto espontáneo que toda persona ha utilizado siempre para realizarlo, y despertar esa respuesta automática más allá de órdenes y consignas?
Todo ello son propuestas que toman una especial relevancia en el caso de las personas residentes que sufren demencia, ya que proponer actividades que fueron significativas pueden despertar automatismos adquiridos que generen cierta participación. En este sentido, más allá del entorno puramente rehabilitador, desde Colisee se trabaja en un aspecto novedoso que son las Actividades con sentido, intentando promocionar la participación de las personas residentes en actividades cargadas de significado para ellas dentro del entorno residencial.
Pensamos que, si bien son importantes aspectos clínicos como la ganancia de fuerza, la movilidad y la capacidad de marcha, también tenemos que vivir como un éxito en la rehabilitación resultados como el agradecimiento, la sonrisa y el respeto.