Un artículo de Ángela Soria Calderón,
Fisioterapeuta en el centro residencial Tercera Actividad.
El concepto envejecimiento activo tal y como la OMS (Organización Mundial de la Salud – 2002) nos lo presenta es “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”.
Me gustaría ahora comparar los recursos y oportunidades que tiene una persona joven con los de una persona de edad avanzada. Ciertamente la persona joven tiene salud, poco dinero y amor (digamos que el amor se correspondería a tiempo de calidad con los suyos, familia, amigos, pareja…). Por otro lado, la persona de edad avanzada tiene una salud frágil, posiblemente tenga dinero (depende de su experiencia de vida) y un amor infinito (en este momento la barra del tiempo se alarga, todos los minutos del día son entregados a los suyos, incluso cuando viven en un centro residencial necesitan compartir su tiempo, su capacidad de amar).
Entonces, ¿el envejecimiento activo en qué consiste? Mi definición subjetiva de este concepto es “aprovechar todas las oportunidades que tienes a tu alcance para conseguir mantener un bienestar físico, psicológico y social a medida que las personas envejecen”.
Y ¿cómo puedo usar mi tiempo en envejecer de manera activa? Sin duda, no hay una receta mágica. Pero lo que quiero que sepas es que el envejecimiento activo no depende exclusivamente de la salud física. Hay muchos condicionantes, de los cuales un pequeño porcentaje tiene que ver con el ámbito sanitario. Factores culturales, demográficos, económicos, sociales, determinantes conductuales (el optimismo, el sentido de coherencia, el compromiso, el enfrentamiento al duelo y otros acontecimientos vitales, gestión de las emociones, saber pedir ayuda, el perdón…), relaciones familiares y sociales, y por último factores sanitarios y de servicios sociales.
Podemos comprobar que este concepto de envejecimiento activo es un término que envuelve a la persona desde un modelo biopsicosocial. Por ello, es un ámbito de actuación multidisciplinar, pero que nace de la voluntad de cada uno. ¿Cómo podemos potenciar el envejecimiento activo desde la fisioterapia y la terapia ocupacional?
- Promover la salud. Facilitar información a la población de las diversas patologías geriátricas, conociendo su sintomatología y su pronóstico, buscar información en fuentes fiables de conocimiento. Estar al tanto de lo que nuestro cuerpo vive, conocerlo y cuidarlo.
- Actividad física, ocupando a nuestros mayores en retos diarios que les hagan ser cada día más independientes. Fomentar los programas de actividad física en generaciones adultas que mejoren la calidad del sueño y del descanso, la eficacia de algunos procesos fisiológicos e incluso la optimización de la resistencia cardiovascular.
- Mantener y potenciar las funciones cognitivas, tales como el lenguaje, la memoria y el cálculo entre otros… Afinar el cuerpo desde la mente.
- Buena dieta e hidratación, adaptada a las necesidades de cada persona.
- Fomentar las relaciones sociales. Cuidado desde lo más profundo de la persona, sus sentimientos, su utilidad social y su sentido de la vida para evitar la soledad que cada vez inunda más las calles. Descubrir una oportunidad en las relaciones intergeneracionales.
- Mantener un control médico adecuado.
Un gran campo de actuación de la fisioterapia es la atención en el domicilio. Allí la persona te abre las puertas de su casa y es donde la terapia tiene mayor sentido. De repente ves las facilidades y las dificultades que tiene en su día a día. Y así, el diseño del plan de atención se convierte en individual y único.
Finalmente, debemos ser conscientes de que todos los días del año tiene 24 horas y una persona, tenga la edad que tenga, necesita ser instrumento útil de la sociedad. Busquemos la forma de equilibrar el día añadiendo todos los ingredientes anteriormente citados para conseguir un envejecimiento activo “con salud, dinero y amor”. Basta con mirar al que tenemos delante y encontrar sus capacidades, quitarnos las gafas de la discapacidad y de la dependencia, y fomentar la autonomía. Porque, al fin y al cabo, como nos gusta pensar y demostrar en Tercera Actividad, «no hay edades, sino experiencias».