Un artículo de Jon Vital, CEO de TRAK
y Juan Carlos Santamaría, Director de Comunicación de Inithealth (Grupo Init)
El envejecimiento es un proceso dinámico y muy heterogéneo asociado al ciclo vital y acompañado de diversos cambios biopsicosociales. En términos de salud, el aumento de la esperanza de vida propiciado por la mejor calidad de vida que brindan los avances sociales y la mejora en los cuidados sanitarios, así como la disminución de la natalidad, han supuesto un acusado envejecimiento de la población de occidente en las últimas décadas.
Según datos de la OMS se estima que la población mundial mayor de 60 años se duplique entre los años 2000 y 2050. Datos más cercanos indican que en España y en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) la población mayor de 65 años ha aumentado un 3% en la última década. Los últimos datos proporcionados por el INE y EUSTAT, indicaron que esta población constituía el 19,58% a nivel estatal y el 22,24% en la CAV en 2020. Si además tenemos en cuenta que el mayor volumen poblacional se concentra en franjas comprendidas entre los 40 y 60 años, es estimable que en un futuro cercano se incremente el volumen de personas mayores.
Un dato muy importante y que preocupa mucho en la actualidad es que el aumento de la esperanza de vida no siempre se relaciona con un envejecimiento saludable, sino que muy al contrario, en numerosas ocasiones, la presencia de factores externos como la polimedicación o los hábitos de vida insalubres generan un mayor riesgo de padecer patologías crónicas, neurodegenerativas, fragilidad, discapacidad y dependencia, aumentando el riesgo de caída, pudiendo desencadenar una fractura, hospitalización, institucionalización, mayor comorbilidad y mortalidad y generando una mayor demanda de recursos sociosanitarios para garantizar los cuidados esenciales que generan una calidad de vida digna.
Por suerte, fruto de la preocupación relacionada con este contexto, se está comenzando a estudiar e intentar promover un modelo de envejecimiento saludable para abordar de forma satisfactoria esta situación. Actualmente, somos capaces de detectar, diagnosticar y abordar de una forma de calidad varias condiciones como la fragilidad, el riesgo de caída, la sarcopenia, etc.
Por poner un ejemplo más concreto, la fragilidad es un síndrome que suele preceder a la discapacidad funcional y a la dependencia del individuo. Es un estado clínicamente reconocible que se caracteriza por una reducida reserva funcional y deterioro de la capacidad de adaptación a través de múltiples sistemas fisiológicos. La fragilidad se asocia fuertemente con otros síndromes geriátricos como son la inestabilidad y caídas, el deterioro cognitivo, la incontinencia urinaria…
Por suerte, la fragilidad es una condición detectable e incluso en numerosos estudios se ha reconocido como un estado reversible. De esta manera podemos disminuir el riesgo y la consecuencia de las caídas, mejorar la capacidad funcional, autonomía, independencia y calidad de vida de los adultos mayores, facilitándoles una vida más plena y funcional durante el mayor tiempo posible.
Un consorcio de organizaciones vascas, tanto públicas como privadas, han desarrollado FRAGICARE, una plataforma tecnológica de gestión de la fragilidad funcional de personas mayores de 70 años. Detectando a las personas frágiles o prefrágiles, se pueden prescribir actividades, consiguiendo estilos de vida saludable, permitiendo a los sistemas social y sanitario la realización de un seguimiento diario, regular y mantenido en el tiempo de los pacientes a través de la observación de la evolución de sus parámetros y facilitando la adherencia al tratamiento a través de ejercicios personalizados online.
FRAGICARE, proyecto cofinanciado por el programa Hazitek del Gobierno Vasco, ha sido desarrollado por Grupo Init, que ha desarrollado la plataforma Inithealth, que permite construir soluciones para la gestión remota de la salud en entornos no hospitalarios, mediante la creación y seguimiento de planes de salud y cuidado; Grupo SSI, cooperativa vasca que integra empresas de iniciativa social y de utilidad pública; STT Systems, empresa centrada en visión artificial, fotogrametría, hardware y software para captura de movimiento; y con la colaboración del Instituto Kronikgune, Instituto de Investigación en Servicios de Salud; Tecnalia, Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico; Home Care Lab, división de Innovación de Grupo SSI; y el Área de Acción social del Ayuntamiento de Bilbao.
Una de las estrategias más fáciles, accesibles y económicas para frenar y revertir esta situación de fragilidad es el ejercicio físico. La evidencia científica recomienda realizar programas específicos de rehabilitación funcional basados en ejercicio físico multicomponente, los cuales combinan el entrenamiento de fuerza, resistencia, equilibrio, movilidad articular y flexibilidad, destacando la importancia del entrenamiento de fuerza y de equilibrio ante el riesgo de fragilidad y caída.
¿Cuál es la razón para que la mayoría de programas de ejercicio que se realizan con adultos mayores no funcionen? La falta de adherencia a los mismos.
Son numerosas las razones por las cuales podemos justificar esta falta de adherencia y, seguramente, habrá personas que tampoco encajen con la solución que planteamos hoy. Aun así, hay que decir que este perfil de persona frágil tiende a querer estar en su casa, buscan comodidad, sintiéndose en la mayoría de veces poco atraídos por los cambios y las nuevas situaciones que les puedan generar un estrés. Esta situación se ve agravada con la pandemia, donde a esto se le suma el miedo a salir de casa para realizar cualquier actividad.
En este contexto que se nos plantea, la telefisioterapia o la telerrehabilitación es una opción muy prometedora a la cual recurrir en la actualidad, pudiendo ser de mucha ayuda por los múltiples beneficios y facilidades que se asocian a la misma.
En la actualidad hay numerosas herramientas como puede ser TRAK, la cual de una forma fácil, accesible y rápida puede servirnos para prescribir programas de ejercicio de forma telemática, consiguiendo adherencias de hasta el 70%. Mediante tecnología de última generación se pueden realizar valoraciones y tests a distancia y se puede comprobar que la persona está haciendo los ejercicios pautados de forma correcta. A su vez, el fisioterapeuta puede monitorizar el progreso del usuario, teniendo la posibilidad de comunicarse con él/ella desde la misma plataforma.
TRAK y el grupo Eraberri Fisioterapia han formado una alianza con la misión de promover el envejecimiento saludable para brindar una mayor calidad de vida, autonomía e independencia a las personas, potenciando sus capacidades físicas, psicológicas y sociales. TRAK aporta su software de visión computacional, implementando la utilización de herramientas digitales a la rehabilitación de este colectivo de pacientes, y Eraberri aporta su expertise y un grupo de profesionales comprometido y experimentado en el ámbito geriátrico.
No debemos caer en prejuicios y pensar que las personas mayores no van a saber utilizar este tipo de tecnologías, puesto que en los estudios que se han realizado hasta ahora con TRAK, este grupo poblacional ha sido el que mejores resultados ha obtenido en cuanto a adherencia (el 75% de los pacientes con más de 65 años se adhirió al tratamiento).
A modo de conclusión, creemos que la telefisioterapia es un recurso muy útil y necesario para abordar distintas condiciones patológicas relacionadas en la actualidad con el envejecimiento, pudiendo ser una gran ayuda para promover un modelo de envejecimiento saludable y de calidad en un mayor número de usuarios.