Los últimos datos que se desprenden de un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) son reveladores. Y es que el 31% de los pacientes que ingresaron por covid-19 en unidades de cuidados intensivos españolas falleció.
Estas es una de las principales conclusiones del estudio ‘Factores de riesgo y pronóstico de pacientes infectados por Covid y seguimiento a un año de los enfermos ingresados en las UCI españolas‘ (CIBERESUCICOVID), desarrollado por los investigadores del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES).
En el mismo se revela que la mortalidad intrahospitalaria de los pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) españolas durante la pandemia fue del 31% y los factores asociados al peor pronóstico se asocian a la necesidad de ventilación mecánica, la edad, la gravedad inicial, EPOC asociada, el descenso de las plaquetas y el aumento de la creatinina comparando los días 1 y 3 de ventilación artificial.
Entre las principales conclusiones, los investigadores del CIBERES han identificado a la adquisición de una neumonía intrahospitalaria durante el ingreso como un factor asociado con la persistencia de síntomas de coronavirus a los tres meses.
Asimismo, tal y como explica Antoni Torres, “hemos estudiado el efecto sobre la mortalidad intrahospitalaria de los corticoides encontrándonos diversos fenotipos en los que en los que no se observa un beneficio dependiendo de la edad, la gravedad inicial, el estado inflamatorio y la ausencia de linfopenia. Nuestros resultados, por lo tanto, ayudarán a definir qué pacientes graves deben recibir corticoides”.
Asimismo, se ha realizado un seguimiento de los pacientes desde el alta en la UCI y el alta hospitalaria hasta los seis meses, para determinar la mortalidad al año del alta de los pacientes Covid-19 que sobrevivan después del ingreso en críticos, estableciéndose esta tasa en un 1%. El trabajo de campo del estudio CIBERESUCICOVID se inició en junio de 2020 y se prolongará hasta el 31 de diciembre de este año. Ha contado con más de 5.700 pacientes y ha analizado 1.068 muestras de sangre para los estudios de epigenética y biomarcadores, superando ampliamente los objetivos iniciales marcados.
Falta de control en la replicación del virus por parte del sistema inmune
La enfermedad crítica por Covid-19 se caracteriza por la falta de control de la replicación del virus por parte del sistema inmune, reflejada en una diseminación a nivel sistémico de material vírico, lo que va en paralelo a una respuesta desregulada del huésped que se asocia a peor pronóstico.
Como señala el investigador del CIBERES Jesús Bermejo, “los niveles altos de ARN vírico en plasma, la presencia de antigenemia, cuando pasan las proteínas del Sars-CoV-2 a la sangre, refleja un pobre control de la replicación del virus con daño en la barrera alveolo-capilar; y los bajos niveles de anticuerpos anti-S son predictores de mal pronóstico, pero también potenciales marcadores de enriquecimiento predictivo para guiar mejor los tratamientos con antivirales o anticuerpos monoclonales en esta enfermedad”.
Los cuadros clínicos graves muestran perfiles característicos tanto en plasma como en aspirados bronquiales, que proporcionan información molecular sobre los mecanismos que median el deterioro del paciente crítico y “surgen como herramientas útiles en toma de decisiones clínicas”, indica Antoni Torres.
Del mismo modo, las alteraciones pulmonares funcionales y estructurales en los supervivientes de cuadros clínicos graves de Covid-19 se asocian como patrones sanguíneos transcriptómicos y proteómicos específicos, por lo que los mecanismos multifactoriales vinculados a estos perfiles constituyen la base para el desarrollo de estrategias terapéuticas.