Hasta un 40% de los pacientes con Alzheimer y Deterioro Cognitivo Leve (DCL) no están diagnosticados, lo cual repercute negativamente en la evolución de la enfermedad, tal y como advirtió el Dr. Javier Gómez Pavón, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela de Madrid, durante su intervención en las Jornadas de Geriatría «El continuum de la Enfermedad de Alzheimer» organizadas por este hospital en colaboración con Nutricia.
Generalmente, las características neuropatológicas del Alzheimer comienzan de 15 a 20 años antes de los síntomas cognitivos claros, en ocasiones pasando desapercibidas por parte del paciente y sus familiares. El deterioro cognitivo leve se presenta en la fase prodrómica o incipiente de la enfermedad, y se define como el declive de las funciones cognitivas en grado leve, ya sea debido a las alteraciones atribuibles al proceso fisiológico del envejecimiento o a otros factores, sin ser de suficiente intensidad como para establecer el diagnóstico de demencia.
Reconocerlo de forma precoz es muy importante, ya que en algunos casos existe una causa tratable y porque además permitirá incluir medidas preventivas y terapéuticas, así como planificar los cuidados. “En este punto es donde el paciente presenta fundamentalmente fallos de la memoria reciente cotidiana que pueden ir asociados a fallos del lenguaje, comenzando a alterar la calidad de las actividades diarias, como el trabajo, reuniones familiares, hobbies e instrumentales (cocina, manejo del dinero, conducción)”, señala el Dr. Gómez Pavón.
“La persona todavía no presenta demencia, aunque el paso es sutil y es cuestión de tiempo dependiendo de su diagnóstico temprano y de introducir hábitos saludables que pueden ralentizar su progresión. Por ello es fundamental su diagnóstico temprano y manejo precoz para ralentizar el máximo tiempo posible el declinar cognitivo que afecta al funcional, al afectivo y al social, con gran repercusión en la familia y cuidadores”, explica el jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela.
Este especialista advierte que “es precisamente durante las fases iniciales donde más valor cobra la prevención, ya que permite retrasar la evolución de la enfermedad de forma controlada. En este momento, el paciente pasa de ser independiente a ser dependiente de otras personas para realizar sus actividades diarias. Por ello, es fundamental realizar un diagnóstico temprano, junto con la puesta en marcha de medidas como la realización ejercicios físicos y mentales, la prescripción de nutrientes específicos y la relación con centros cada vez más profesionales y especializados en Alzhéimer leve que proporcionen el cuidado integral psicofísico con apoyo y asesoramiento a las familias”.
La demencia aumenta por tres la mortalidad y hospitalización por Covid-19
En palabras del Dr. Gómez Pavón “La Enfermedad de Alzheimer ha sido una pareja letal de la Covid-19, situada en el centro de todas sus olas, pero especialmente de las primeras. Tanto es así que diferentes estudios sitúan a la persona con demencia con un riesgo hasta tres veces mayor de mortalidad y hospitalización por Covid-19. Por tanto, la demencia constituye ‘per se’ un importante factor de riesgo de mal pronóstico independiente de otros factores como la edad, el sexo masculino o la fragilidad, entre otros. Por otro lado, factores de riesgo generales asociados al Alzheimer como la edad, la obesidad, la diabetes, la HTA, la enfermedad cardiovascular, también lo son para la Covid-19 y conllevan mayor gravedad”.
Además, la pandemia ha hecho que la atención a los pacientes con Enfermedad de Alzheimer se haya visto afectada, lo que ha llevado a pacientes y familiares al límite de un estrés psicológico, social y económico claramente manifiesto. “Por ello, tanto las consecuencias directas como indirectas de los aislamientos han motivado la progresión del deterioro cognitivo y de su fragilidad presente en todas las fases de la enfermedad, desde el deterioro cognitivo leve hasta el moderado y avanzado”, añade el experto.
La intervención nutricional, clave frente al deterioro cognitivo
Otro de los intervinientes en las Jornadas de Geriatría «El continuum de la Enfermedad de Alzheimer», el Dr. Francisco José Tarazona Santabalbina, del Servicio de Geriatría, Hospital Universitario de la Ribera, Alzira (Valencia) y vocal clínico de la SEGG, incidió en que “se puede reducir hasta un 40% el riesgo de presentar la enfermedad de Alzheimer evitando doce factores potencialmente modificables, varios de ellos vinculados directa o indirectamente a la nutrición como la obesidad, el tabaquismo, la diabetes tipo II y el consumo excesivo de alcohol”.
Entre las medidas preventivas y terapéuticas frente al deterioro cognitivo, destaca el papel de la intervención nutricional, que puede ayudar a preservar la salud cognitiva en estos pacientes el mayor tiempo posible. En este contexto, el Dr. Tarazona Santabalbina indica que “una nutrición adecuada, rica en ácidos grasos omega3, vitaminas (A, B, C, D y E), fibra y otros elementos bioactivos reduce el riesgo de declinar cognitivo y, combinada con otras intervenciones, puede mejorar el rendimiento cognitivo en situaciones concretas como el Deterioro Cognitivo Leve”.