Un artículo de la Dra. Mª José Jiménez Cebrián,
Coordinadora médico regional de ORPEA
Como consecuencia de los grandes logros sociales y sanitarios, en los últimos años estamos asistiendo a un aumento de la esperanza de vida de nuestros mayores, pero este gran logro, a su vez, conlleva asumir grandes retos en las sociedades que los acogen; retos como el de cuidar bien, dar calidad a la cantidad y dar vida a los años.
En ORPEA entendemos que el reto de cuidar bien debe basarse en la calidad y la calidez de los cuidados, ofreciendo entornos seguros y atendiendo a nuestros ancianos en las esferas bio-psico-social, sin olvidar nunca la atención centrada en la persona.
Recordemos que el manejo inadecuado de la asistencia a nuestros mayores incluye aspectos diagnósticos y terapéuticos y se produce cuando concurre alguna de estas circunstancias: diagnóstico médico incompleto, sobreprescripción de fármacos, infrautilización de la rehabilitación, pobre coordinación entre servicios que imposibilita la continuidad de cuidados e institucionalización inadecuada. Por todo ello, es importante garantizar el abordaje multidisciplinar del paciente anciano con profesionales expertos.
Este grupo poblacional, nuestros ancianos, por su longevidad presentan en la mayoría de las ocasiones pluripatologías de órgano evolucionadas y problemas de salud que manifiestan con una peculiaridad al respecto de la manera de enfermar del resto de la población y es la forma de presentación atípica de las enfermedades responsable de los denominados “síndromes geriátricos” que son entidades nosológicas específicas con alta frecuencia de presentación en ancianos. Estos síndromes pueden generar mayor fragilidad y, con ello, mayor morbi/mortalidad que la propia enfermedad crónica de órgano.
¿Qué son los síndromes geriátricos?
Los síndromes geriátricos podríamos definirlos como un conjunto de cuadros originados por la conjunción de enfermedades con alta prevalencia en ancianos y que son el frecuente origen de la incapacidad funcional o social en la población, determinantes de la dependencia, incluso el detonador del inicio de la cascada de vulnerabilidad y fragilidad del anciano.
Son cuadros originados por la concurrencia de una serie de enfermedades que tienen su expresión a través de cuadros patológicos no encuadrados en las enfermedades habituales, por ello la importancia de hacer una valoración de su significado y etiología para hacer un correcto diagnóstico, prevención, tratamiento e intervención para no caer en el edadismo como modo de interpretar una situación patológica.
¿Cuáles son los principales síndromes geriátricos?
Para poder diagnosticar estas entidades denominadas síndromes geriátricos debemos conocer cuáles son: incontinencia urinaria y / o fecal, estreñimiento, deterioro cognitivo, delirium /síndrome confusional agudo, alteraciones de la marcha, inestabilidad y caídas, inmovilismo, úlceras por presión, malnutrición y sarcopenia, disfagia, depresión y ansiedad, deprivación sensorial, polifarmacia/yatrogenia, trastornos del sueño. Todos ellos constituyen un auténtico problema de salud en los ancianos.
Debemos desterrar que las patologías en la vejez sigan el modelo clásico de enfermedad y sean las que establezcan el pronóstico, la morbilidad, vulnerabilidad y fragilidad de nuestros mayores.
Precisamente son los síndromes geriátricos, los también llamados “gigantes de la geriatría” los que en muchas ocasiones, uno o varios de ellos en su conjunto, generan la enfermedad aguda o crónica que acaba marcando la fragilidad y la morbi/mortalidad del individuo en este grupo de edad.
Pongamos como ejemplo un síndrome tan frecuente como la incontinencia urinaria, que a su vez viene definido por el inmovilismo en muchas ocasiones, puede generar infecciones urinarias de repetición, retención urinaria aguda y ello puede acabar en un proceso de septicemia que incluso dictamine el éxitus, dependiendo de otros factores pronósticos que también pueden venir definidos por estos síndromes geriátricos como la malnutrición, el deterioro cognitivo o la polifarmacia.
Otro caso muy frecuente y prevalente es el de la enfermedad vascular cerebral (ictus) que pueden provocar un cuadro de inmovilismo por secuelas motoras, incontinencia urinaria, disfagia y, a partir de estos, comenzar la cascada de los síndromes geriátricos conllevando a un cuadro de malnutrición. Y, como consecuencia, caídas, úlceras por presión y finalmente un estado de septicemia que podría sobrevenir a causa de broncoaspiración, infección de las úlceras por presión e infección del tracto urinario agravando el cuadro de ictus que inició la cascada de los síndromes geriátricos.
No menos temida es la cascada generada por el deterioro cognitivo que como deterioro neurológico involutivo, hace que perdamos facultades de manera progresiva, afectando así a las llamadas actividades vida diaria, primero, instrumentales (manejar dinero, realizar tareas domésticas, ser capaz de mantener una movilidad autónoma fuera del hogar) y, después, a las actividades más básicas (deambulación, alimentación, aseo) apareciendo con ello todos los posibles síndromes geriátricos enumerados con anterioridad: incontinencia urinaria y / o fecal, estreñimiento, delirium /síndrome confusional agudo, alteraciones de la marcha, inestabilidad y caídas, inmovilismo, úlceras por presión, malnutrición y sarcopenia, depresión y ansiedad, deprivación sensorial, trastornos del sueño y todo ello conllevar a su vez a una situación de iatrogenia favorecida por la polifarmacia.
Corrigiendo la polifarmacia
La polifarmacia es uno de los síndromes geriátricos que tiene una causa fácilmente corregible ya que está generado única y exclusivamente por el médico. En ocasiones cuando un anciano presenta varios problemas de salud, enfermedades y /o síndromes geriátricos, recorre todos los niveles asistenciales y las consultas de todos los especialistas, quienes de forma sumatoria van pautando fármacos y más fármacos, en ocasiones, no adecuados para el paciente anciano y, en otras ocasiones, generadores de más síndromes geriátricos.
Cuidados dignos y prevención de síndromes geriátricos
El trabajo en equipo está basado en los cuidados dignos, sin recurrir al encarnizamiento terapéutico, realizando actividades preventivas para prevenir estos síndromes geriátricos. Uno de los objetivos de nuestra labor de equipo será el mantenimiento de la autonomía y la función, a través de la rehabilitación precoz y la estimulación cognitiva.
Así mismo, favorecemos los espacios de confort y terapias de estimulación neurosensorial en salas especializadas de snoezelen, salas de reminiscencias, musicoterapia, aromaterapia, que en definitiva son espacios creados por y para nuestros mayores