La higiene y salud bucodental en los pacientes con disfagia es un factor importante para evitar neumonías aspirativas, una de las principales complicaciones de esta patología, así como las complicaciones derivadas de las mismas, tal y como señalan desde el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM).
Y es que, en las personas con disfagia (imposibilidad para tragar o deglutir los elementos líquidos y/o sólidos) son frecuentes las neumonías aspirativas, infecciones causadas por el paso de restos de alimentos, saliva o líquidos hacia los pulmones o vías respiratorias, mermando la capacidad ventilatoria de la persona, que pueden llegar requerir ingreso hospitalario para ser tratada.
Hay estudios que relacionan el mayor riesgo de neumonía aspirativa con el cuidado oral inadecuado, y es que si la sustancia que se encuentra en la boca, incluida la saliva, está infectada de bacterias nocivas para el organismo, el contenido aspirado se convierte en un gran tóxico para los pulmones. En este sentido, Marga Durán, logopeda y vocal del CPLCM, señala que «el cuidado oral disminuye la colonización bacteriana y produce una mejoría en la deglución y en la sensibilidad del reflejo de tos que propicia que se expulsen los agentes externos».
Los logopedas que trabajan con pacientes con disfagia, además de pautar la postura correcta mientras comen, establecer las texturas que deben tener las comidas y ofrecer técnicas para una masticación eficaz y segura, siempre recomiendan instaurar un programa de higiene oral individualizado. «El objetivo principal es proporcionar una higiene oral escrupulosa tras cada comida«, recalca Marga Durán.
Para ello, los elementos higiénicos básicos son: cepillo de dientes, pasta de dientes, colutorio, seda dental y limpia lenguas. A la hora de elegir cada uno de estos instrumentos higiénicos se deben tener en cuenta las necesidades de cada persona en función de su autonomía, movilidad, problemas dentales (sensibilidad, inflamación de las encías…), capacidad de controlar el líquido en la boca y escupir, etc.
Por ejemplo, en algunos de estos pacientes se recomiendan los cepillos de dientes eléctricos, sobre todo cuando la destreza o la fuerza se han visto mermadas. Y el colutorio es mejor sin alcohol. En estos casos, los limpia lenguas son muy interesantes, lo mejor es que sean de una pieza. También hay cepillos que lo llevan incorporado. El hilo dental o el limpiador interdental también resulta muy eficaz para una limpieza correcta.
En el caso de personas dependientes, será el cuidador o familiar el que se encargue de la higiene bucodental de la persona. Y, por tanto, deben conocer las posiciones de seguridad tanto del paciente como del operador, para el abordaje seguro y realización de la higiene de forma eficaz; los dispositivos adecuados (cepillos eléctricos, cepillos con diseños especiales o sistemas de aspiración) que resuelvan ciertas situaciones y el manejo de los mismos. Cuando se complica la higiene de manera convencional por el estado de la disfagia y del propio paciente, como alternativa se recomienda limpiar los dientes con una gasa, que haga las veces de cepillo.
La disfagia es uno de los síndromes geriátricos menos conocidos, a pesar de su importancia: una de cada cuatro personas mayores tiene disfagia o problemas para deglutir o tragar alimentos sólidos o líquidos. Además, es una alteración prevalente en personas con patologías neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple o ELA, y en pacientes que han sufrido un ictus.
Como indican desde el CPLCM, los logopedas son los profesionales sanitarios encargados de diagnosticar, evaluar y tratar la disfagia y de ofrecer información a los afectados y sus familiares sobre la mejor manera de abordarla para alimentarse de manera adecuada y segura para mejorar su calidad de vida y evitar los principales problemas que puede acarrear esta alteración, como la desnutrición, la deshidratación y el riesgo de neumonías aspirativas.