Un artículo de IMQ Igurco
Los programas intergeneracionales se han revelado como unas iniciativas altamente enriquecedoras para los grupos implicados: jóvenes y personas mayores. Son iniciativas y actividades de diversa índole entre las generaciones mayores y las más jóvenes para el intercambio intencionado y continuado de recursos y aprendizaje, con el fin de conseguir beneficios individuales y sociales.
Para Eneritz Aguirre, psicóloga de la residencia sociosanitaria vizcaína IMQ Igurco Orue, en Amorebieta-Etxano, «un programa intergeneracional (PI) ha de ser diseñado específica e intencionadamente. Todas las personas que intervengan deben entender su mecánica y objetivos y es muy importante que tenga un impacto positivo para las dos generaciones participantes. El programa debe mejorar la calidad de vida de ambos grupos».
De hecho, para ser considerado como un programa intergeneracional, éste «debe tener continuidad en el tiempo y no limitarse a acciones aisladas. Además, se reconocerá el papel de la generación intermedia como facilitadora del programa».
Entre los objetivos de estos programas se pueden citar:
- la superación de estereotipos mutuos
- el legado de conocimientos
- el fomento de la creatividad,
- el establecimiento de lazos entre generaciones
- el aumento del sentimiento de utilidad e integración de la persona mayor en la sociedad
- la promoción del envejecimiento activo
En cuanto a los beneficios de estos programas, en el caso de las personas mayores, se aprecia «un incremento de la autoestima, de la motivación y en el sentimiento de valía personal. Desarrollan nuevas habilidades sociales mediante la trasmisión de tradiciones, cultura, lenguaje y experiencias. Asimismo, reciben de los jóvenes el aprecio por las experiencias de la vida pasada, respeto y el reconocimiento de su contribución a la comunidad. Estos programas ayudan a combatir los sentimientos de aislamiento», destaca la psicóloga.
En las personas jóvenes, es palpable el aumento del sentimiento de responsabilidad social y el incremento del sentido cívico. Además de ello, se aprecia «un incremento del sentimiento de valía, la confianza en uno mismo y un aumento del optimismo. Aprenden sobre la historia reciente, los valores, las costumbres y los modos de vida de hace unas décadas. Todo ello, les sirve para comenzar a construirse su propia historia de vida e, incluso, recibir apoyo en la construcción de la propia carrera laboral» apunta Eneritz Aguirre.
Nagusiekin Solasean (Hablando con los Mayores)
La residencia sociosanitaria IMQ Igurco Orue, en colaboración con laIkastola Lauaxeta, ubicada también en la localidad de Amorebieta-Etxano, desarrolla desde el año 2012 un programa intergeneracional anual denominado Nagusiekin Solasean (Hablando con los Mayores). Por un lado, participan voluntariamente en el programa personas mayores de la residencia, tanto personas sin deterioro cognitivo como personas con deterioro cognitivo.
«Ésta es una característica diferencial de este programa con respecto a otros. Durante estos años, hemos constatado que ha sido más enriquecedor para los dos colectivos, ya que se benefician más personas mayores y, por otro lado, los jóvenes conocen la realidad de la residencia y la heterogeneidad del estado de salud de las personas mayores».
Por otra parte, jóvenes de primer y segundo curso de Bachiller, a los que se ofrecen diferentes tipos de voluntariado fuera del horario escolar, optan por realizar dicho voluntariado en la residencia. Según concluye Eneritz Aguirre, «a lo largo de estos años ya han participado en el programa varias decenas de jóvenes, casi 70. Varios de ellos han repetido en años consecutivos, manteniendo la relación con los mayores incluso después de terminar el curso. Al finalizar el programa se observa por parte de los jóvenes una percepción más positiva de las personas mayores y un mayor y mejor conocimiento de su realidad».
Rediseño urbanístico desde la perspectiva intergeneracional
Desde mediados de 2017, usuarios de la residencia bilbaína IMQ Igurco Zorrozgoiti, perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia, en colaboración con la Asociación Vecinal de Zorroza, niños y niñas de la Asociación Gure Lurra y jóvenes del Instituto de Enseñanza Secundaria Zorroza, han diseñado una propuesta urbanística de la plaza aledaña al centro, desde y para una perspectiva intergeneracional de convivencia y disfrute de espacios públicos compartidos.
Más allá del reconocimiento que este proyecto ha recibido por parte de las instituciones públicas a través del Premio Bilbao Gazte Balioak Martxan y el Premio Bilbao Balioen Hiria, los beneficios psicosociales que aportan «son incalculables», apunta la trabajadora social Naiara López de Guereño. «Por primera vez, personas mayores que viven en una residencia, impulsan una propuesta urbanística y aportan el conocimiento, experiencia y capacidad empática de las personas mayores para proponer mejoras comunitarias», afirma.
Es por ello que, dentro del III Plan Ciudad Amigable con las Personas Mayores de Bilbao, su equipo motor considere esta iniciativa como «uno de los proyectos piloto a impulsar para conseguir la ejecución de la obra y que sirva como modelo de promoción de la autonomía personal, reconocimiento a las personas mayores e impulso de iniciativas intergeneracionales que favorezcan una convivencia saludable y enriquecedora», destaca la trabajadora social de IMQ Igurco Zorrozgoiti.
Personas mayores, arte y universidad
En otra residencia sociosanitaria vizcaína, IMQ Igurco Unbe, ubicada en Erandio, se desarrolla, a lo largo de los últimos años, un programa intergeneracional con la Universidad del País Vasco, en concreto con la facultad de Bellas Artes. «Hemos perseguido con ello, desarrollar encuentros que fomenten la eliminación de prejuicios y estereotipos, así como incrementar el sentimiento de valía entre las distintas generaciones», pone de manifiesto Nahia Zamanillo, terapeuta ocupacional de este centro.
El objetivo con estos encuentros es doble: «por el lado de los jóvenes, romper con los estereotipos y normalizar la visión del proceso de envejecimiento, así como que tomen conciencia de la importancia del autocuidado y de un estilo de vida saludable para un buen envejecimiento. Y por el lado de los mayores, dedicar tiempo a la gente joven, combatir los sentimientos de aislamiento y soledad, incrementando el sentimiento de valía. También hemos querido compartir las experiencias sobre la pandemia, acercando a jóvenes y mayores, ver qué emociones y vivencias sintieron durante el confinamiento y la desescalada, siendo protagonistas en primera persona y ver qué diferencias o similitudes apreciaban los participantes».
Gracias a este programa se crearon varios fanzines. Un fanzine donde se recopilaron dibujos realizados tanto por los residentes como de los propios alumnos, haciendo una pequeña recopilación de la historia de vida de cada uno de ellos. Y otro donde se recogían historias y recuerdos vividos durante la pandemia. «La implantación de estas iniciativas innovadoras en los centros residenciales ayuda a mejorar la calidad de vida de sus residentes, abriendo las puertas al resto de la sociedad y rompiendo con el aislamiento que sufren en la actualidad» apunta la terapeuta ocupacional de IMQ Igurco Unbe.
Proyecto Alzhéimer
En noviembre de 2014, la residencia de personas mayores IMQ Igurco José M.ª Azkuna, perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia, y el Colegio El Carmelo Ikastetxea, de Amorebieta Etxano, pusieron en marcha el ‘Proyecto Alzhéimer’ una iniciativa que ha crecido durante estos años hasta implicar a niños y niñas de primer, segundo, tercer y cuarto curso de Secundaria y a jóvenes escolares de primer curso de Bachiller.
Si en un principio el programa se restringía al contacto de unos pocos alumnos con unos pocos residentes, «hoy, los alumnos realizan actividades con todos los perfiles de personas mayores que residen en nuestro centro, incluidos aquellos que presentan deterioro cognitivo. Además, durante la pandemia, hemos continuada con el programa, de forma telemática, para no romper los vínculos creados entre los escolares y los residentes», explica Ainara Castaños, neuropsicóloga de la residencia IMQ Igurco José M.ª Azkuna.
Así, los jóvenes han recibido en la residencia diversas sesiones de formación a cargo de sus profesionales de medicina, psicología, fisioterapia, trabajo social y actividades socioculturales, con el fin de formarles e informarles de la mejor manera posible, para el correcto desarrollo de las actividades programadas. Con respecto a las personas mayores, «el programa les proporciona múltiples mejoras. Por ejemplo, cuando están con los escolares se aprecia una mayor atención y duración en la realización de actividades; también, menos alteraciones conductuales y más esfuerzo, participación e interacción social», apunta Ainara Castaños.
Historias de vida
La ikastola San Fidel de Gernika y la residencia municipal IMQ Igurco Forua, de esta misma localidad vizcaína, han puesto en marcha conjuntamente en octubre de 2021 un programa intergeneracional para escolares y personas mayores residentes. Tal y como afirma la psicóloga de la residencia, Janire Achicallende, «para las personas mayores, recordar ante los niños y niñas su propia historia de vida, estimula sus capacidades cognitivas, emocionales y sociales y favorece la construcción del vínculo entre el residente y el alumnado».
Según explica la psicóloga de la residencia, «este programa intergeneracional cuenta con la participación de 66 escolares, divididos en diferentes grupos de trabajo. El proyecto persigue aprovechar el potencial de las personas mayores para aprender con ellas y de ellas, y acercar a los jóvenes una realidad inevitable como es el envejecimiento pero desde un enfoque constructivo, positivo y natural. Así, intentamos rebatir las ideas estereotipadas sobre la vejez y trabajar aspectos como el desarrollo de habilidades, recuperación de valores y enriquecimiento de conocimientos históricos y culturales».
El entrenamiento en habilidades sociales y emocionales «es muy importante en la formación y educación durante la infancia. La tolerancia intergeneracional y el respeto mutuo deberían ser valores universales», concluye la psicóloga de IMQ Igurco Forua.