Un artículo de Airam Cubero Artiles y Victoria Peña Curbelo,
miembros de la Comisión de Fisioterapia en Geriatría y Gerontología del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias (COFC)

Las caídas son unas de las principales causas de morbimortalidad en los adultos mayores. Se consideran uno de los síndromes geriátricos más importantes dentro de la población mayor y uno de los indicadores más fiables para identificar al anciano frágil. Si se estima que en España la población mayor de 65 años conformará el 24,9% del total, y si se tiene en cuenta que aproximadamente 1 de cada 3 personas mayores de 65 años se cae una vez al año, incluso que esta cifra puede aumentar hasta un 50% en mayores de 80 años, este problema cobra especial relevancia, tanto en la actualidad como en años venideros.

Las caídas tienen múltiples consecuencias en el adulto mayor, son el determinante de la restricción de movilidad y del deterioro funcional; además, alrededor del 50% de las caídas en adultos mayores de 80 años requiere de asistencia sanitaria. Estos accidentes no solo tienen consecuencias físicas, sino producen consecuencias psicológicas y sociales, de las que destaca el miedo a volver a caer y su consecuente disminución de la movilidad, lo que puede tener un gran impacto en las actividades de la vida diaria y conducir a la dependencia.

Existen múltiples variedades de intervenciones para paliar los factores de riesgos modificables asociados a las caídas, como son la debilidad muscular y los trastornos del equilibrio y la marcha. Las personas mayores presentan menor coordinación durante la marcha, y son menos capaces de cambiar el peso o velocidad del paso para evitar una caída.

Cabe destacar la evidencia actual que relaciona la función ejecutiva, la función cognitiva y el estado de ánimo con la marcha y las caídas, incluso en ausencia de un deterioro cognitivo manifiesto, lo que sugiere que las intervenciones multimodales dirigidas no solo a los procesos físicos, sino también a los cognitivos, pueden generar mejoras en la reducción del riesgo de caída.

Debido a que vivimos en entornos complejos, nuestra vida cotidiana requiere constantemente de una atención dividida. Esta se define como la capacidad de coordinar y controlar el procesamiento de la información y se basa en un conjunto de procesos cognitivos distintos que incluyen la inhibición, el cambio de tareas y la división y modulación de la atención.

Estos procesos permiten seleccionar la estrategia más eficiente con la que completar una tarea en función de las demandas ambientales. Entre las diferentes capacidades, la atención dividida representa un objetivo de especial relevancia para el entrenamiento cognitivo debido a que su deterioro puede tener un impacto negativo en diferentes dimensiones del día a día.

De forma habitual, las personas realizan varias actividades al mismo tiempo mientras caminan o permanecen de pie y es, en esas situaciones, donde pueden ocurrir las caídas, que se producen cuando una tarea secundaria interviene en el control del equilibrio, probablemente dividiendo la atención. Al igual, la citada atención dividida relacionada con la edad se ha asociado no solo a las caídas sino también a los accidentes automovilísticos. Por lo tanto, encontrar formas de mejorar las habilidades de atención dividida podría tener un impacto significativo.

En estos últimos años, los tratamientos mediante ejercicios multitareas han demostrado una mejoría en el equilibrio y la marcha, disminuyendo muchos de los factores asociados a las caídas. Su diseño engloba varios procesos y funciones que se ejecutan simultáneamente.

Así, se dividen según el número de tareas a realizar: duales (dos acciones al mismo tiempo) o multitareas (más de dos actividades simultáneas). Además, pueden combinarse actividades cognitivas y físicas, por ejemplo, actividad cognitiva-física, cognitiva-cognitiva o física-física.

Se pueden diseñar infinidad de ejercicios multitasking, tantos como actividades se puedan combinar. Por ejemplo, la realización de ejercicios de fortalecimiento muscular con pesos o lastres al mismo tiempo que se realizan acciones cognitivas como conteo aritmético o recitar los días de la semana de forma inversa se han incluido en diversas investigaciones. Otro ejemplo sería el hacer actividades físicas, como dar pasos en un step al mismo tiempo que se sigue el ritmo de una música o se canta una canción.

Como se ha descrito, los programas de ejercicios multitasking mejoran el equilibrio, la velocidad de la marcha y la autosatisfacción en cuanto al miedo a nuevas caídas proporcionando un nuevo horizonte en la atención de los adultos mayores.

Actualmente, algunos estudios apuntan a que estos programas son más efectivos que los tradicionalmente utilizados, por lo que deberían ser aplicados para mantener una buena calidad de vida en las personas mayores.

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