Un artículo de Emilio Negro González,
director de enfermería de Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias Palencia
La Terapia asistida por perros es una intervención basada en el afrontamiento, desde la óptica de la recuperación, de los problemas cognitivos, sociales o físicos de las personas mayores. Esta intervención unida a otras de tipo farmacológico, de cuidados y de educación sanitaria acerca a la persona al objetivo de la salud integral.
La elección del perro como instrumento para esta terapia viene avalada por la tendencia a la vinculación afectiva con el ser humano, pudiendo establecer gracias a sus habilidades una comunicación muy especial con los seres humanos la facilidad de aprendizaje, la disposición en complacer de forma innata, y la lealtad casi incondicional.
La relación ancestral de humanos y perros ha ayudados al establecimiento de comportamientos sociales de los perros, si bien hay diferencia este unos ejemplares de perros y otros por lo que debemos escoger adecuadamente en función del objetivo que pretendamos lograr.
Actualmente disponemos de muchas evidencias científicas que avalan que la presencia o las visitas de animales de compañía mejoran aspectos físicos y psíquicos de las personas mayores; muchas publicaciones de profesionales y especialistas en terapia asistida con animales nos aportan datos muy interesantes en disminución de la ansiedad, descenso de cifras de tensión arterial, regulación de colesterol y triglicéridos en sangre…
No solo estos aspectos físicos, sino que las personas mayores que tienen un perro como compañía acuden mucho menos al médico que las personas que viven solas. En cuanto a la vida en comunidad, los mayores con perros interaccionan mucho más en su comunidad, barrio, o entorno social facilitando la expresión de emociones, comunicación de problemas… etc.
Pero, realmente ¿Cuáles son los beneficios que podemos obtener gracias a la presencia de un perro en la vida de las personas mayores?
- Estabilizan el estado de ánimo ayudando a expresar las emociones
- Fomenta el interés y la atención por otras personas y actividades
- Disminuye el estrés mejorando problemas físicos
- Aumentan la autoestima y hace sentirse útil
- Estimula los sentidos y activa la mente
- Trabaja los recuerdos, evitando el deterioro cognitivo
- Activa la forma física manteniendo un peso adecuado
- Mejora las relaciones sociales y el círculo de amistades
- Reduce el consumo de fármacos de consumo voluntario
- Favorece la rutina y la responsabilidad
Proponemos una serie de actividades que se pueden hacer de forma más dirigida desde el entorno residencial o bien si vives en casa con tu mascota, sigue estas rutinas y verás cómo te ayuda a mejorar tu salud de forma integral.
Rutinas de mantenimiento diario; como son limpieza del lugar donde está el perro, preparar alimentación, hidratación, desinfectación, higiene, acicalamiento del animal, mantenimiento de los materiales como correas, collares, ropaje…
Ejercicios dinámicos: destinados a tener una “actividad física” continuada, Esta actividad se desarrolla en el horario de mayor interacción social y requiere una duración mínima de 60 minutos, principalmente es un paseo por la ciudad, en un entorno controlado y que permita la comunicación visual con el perro y la relación con otras personas
Ejercicios sencillos: basados en el beneficio de la presencia del animal para desarrollar sus capacidades emocionales y afectivas, además de mejorar la psicomotricidad. Pueden ser cepillado y peinado del perro, juegos con objetos de diferentes colores y texturas, actividades sensoriales, reconociendo las diferentes partes del animal y sus distintas texturas.
Juego con el perro introduciendo diferentes elementos, este ejercicio se puede realizar de una forma estática o dinámica, dependiendo de la capacidad para la deambulación de la persona mayor. Ejercicios de educación canina en positivo atendiendo indicaciones como parar, sentar, dar la pata… etc. con recompensa en modo de algún alimento atractivo para el animal.
Todas las actividades se deben fundamentar en unos principios de seguridad para las personas y bienestar para el perro; favoreciendo un clima de relajación y permitiendo momentos de descanso para el propietario o residente y el animal. Las interacciones con las personas deben estar estructuradas de tal manera que permitan mantener la capacidad del animal para servir de agente terapéutico útil.
Como conclusión, animamos a las personas mayores y a los centros residenciales a incorporar a algún perro como compañero de actividades, puede ser a través de las protectoras de sus municipios o a través de alguna asociación o club que ya venga trabajando con perros en beneficio de las personas mayores.