Aunque es un proceso natural que se puede vivir con frecuencia, el duelo todavía sigue siendo un tema tabú en la sociedad, tal y como expuso Emma Tarrés, psicóloga y Referente Social de Qida, durante el webinar “Entendiendo el duelo” en el que esta experta profundizó sobre esta proceso y dio a conocer las reacciones y manifestaciones más comunes del duelo, así como los objetivos de intervención.
Toda persona se enfrenta a lo largo de la vida a diferentes situaciones complejas que obligan a vivir un proceso de duelo. Para Emma Tarrés, “es importante que empecemos a normalizar el duelo, que lo integremos como un proceso natural y sano y que dejemos de vincularlo solamente a la muerte. La vida es un conjunto de duelos, el proceso ante la pérdida de una relación afectiva sea del tipo que sea, pudiendo ir desde la pérdida de un trabajo, un cambio de residencia, la ruptura de una relación de pareja, expectativas no cumplidas hasta la muerte de un ser querido”.
Tal y como expone esta experta, el cuerpo es un indicador clave para comprender el proceso del duelo. En este sentido, “tenemos que escuchar más a nuestro cuerpo. Somos una sociedad con muchos estímulos y tenemos el foco más al exterior que al interior, así que hay ciertos mensajes que nos envía el cuerpo (conocidos también en un lenguaje más médico como “síntomas”) que no sabemos interpretar. Muchas veces intentamos curar el síntoma sin ir al origen del problema. Los síntomas no son enemigos, son pistas para saber qué está pasando”.
Según Tarrés, “es importante conocer y entender el proceso del duelo para vencer el miedo a la incertidumbre, al desconocimiento. Cuando tenemos la oportunidad de identificar, conocer y poner nombre a las cosas, somos capaces de cambiar el enfoque y de perspectiva, y de empezar a trabajar en eso desde otro ángulo”.
Además, la experta añade que “conocer las etapas y las diferentes sintomatologías o manifestaciones nos permite normalizar la situación. De igual forma, si tenemos a una persona en nuestro entorno cercano que está atravesando un proceso de duelo, conocer en qué etapa se encuentra nos permitirá reaccionar desde la calma y el control, pudiendo proporcionar a la persona un espacio seguro y estable. Esto normalmente ya es difícil en sí porque nos cuesta sostener el dolor ajeno y especialmente de alguien a quién queremos, ya que no sabemos qué hacer con él y nos asusta”.
A grandes rasgos existen dos tipos de duelo: el espontáneo, aquel que se realiza de forma natural; y el patológico, cuando un duelo se complica y se necesita ayuda externa profesional para resolverlo. Se considera que un duelo sin una complicación puede oscilar entre dos meses y dos años. Según la Psicoterapia Humanista Integrativa, se distinguen 3 fases y 9 etapas del duelo, que se alternan desordenadamente.
- En primer lugar, la fase cognitiva. En esta existen dos etapas: la negación, cuando uno se niega la pérdida asimismo y conserva conductas antiguas, como llamar por teléfono a la persona que ha fallecido; y la racionalización, cuando uno intenta encontrar una explicación lógica a la pérdida, una manera de reconfortarse. “En esta etapa cabe destacar que nuestra mente pasa por todos estos procesos para protegernos del dolor. La mente es muy sabia y no nos expone directamente al dolor, sino que lo hace progresivamente para poder digerirlo y procesarlo”, señala Tarrés.
- En la fase emocional, se detectan cuatro etapas que son la rabia, el miedo, la tristeza y la aceptación emocional. “No hay emociones buenas ni malas, cada emoción nos protege y, en un proceso complejo que requiere terapia, se trabaja cada una de ellas con diferentes técnicas”, explica la experta.
- Finalmente, la fase del cierre, en la que incluye el perdón, la gratitud y los nuevos apegos. Esta fase cierra el proceso del duelo para dar lugar a nuevos apegos, relaciones, vínculos…
Reacciones, manifestaciones y objetivos de intervención
Según especialistas como J. William Worden, las manifestaciones corrientes del duelo son los sentimientos (tristeza, rabia, culpa, ansiedad, cansancio…), las sensaciones físicas (debilidad muscular, sequedad de boca, trastornos del sueño, molestias gástricas…), las cogniciones (confusión, incredulidad, pensamientos obsesivos, dificultades de memoria…), las alteraciones perceptivas (ilusiones, fenómenos de presencia, alucinaciones auditivas y visuales…) y de conducta (alteraciones del sueño, abandono de las relaciones sociales, inquietud, llanto…).
“Las personas no solo podemos vivir un duelo detrás de otro, sino que también pueden suceder de manera simultánea o, incluso, diferidos, es decir, podemos estar teniendo unas manifestaciones específicas que no corresponden al duelo más reciente sino al anterior, que no fue procesado correctamente”, explica la psicóloga y Referente Social de Qida, empresa especializada en atención domiciliaria.
En cuanto a los objetivos de intervención, se distinguen cuatro facilitadores principales:
- la aceptación de la realidad de la pérdida
- la expresión y el manejo de los sentimientos ligados a la persona u objeto
- la resolución de los problemas prácticos suscitados por la falta de aquello perdido
- la realización de una despedida y la posibilidad de volver a encontrar sentido y satisfacción en la vida como son los rituales
“En todo caso, cuando un duelo no trasciende como un proceso natural, sino que se complica con el paso del tiempo, será entonces cuando se requerirá la ayuda externa de un profesional”, concluye Emma Tarrés.
Las personas interesadas pueden ver la intervención de Emma Tarrés en el webinar “Entendiendo el duelo” en este vídeo:
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