Muchos de los pacientes con enfermedad renal crónica no son detectados por el sistema porque, entre otras cosas, ni siquiera ellos mismos saben que están enfermos ni son registrados por el sistema sanitario. Una de cada seis personas adultas en España padece enfermedad renal crónica, el doble de las que tienen diabetes y, sin embargo, esta última es mucho más conocida por la sociedad.
Sobre las diferentes causas que están detrás de la invisibilidad de algunas patologías crónicas en nuestro país, como la enfermedad renal crónica, y que hacen que muchos de estos pacientes no se detecten o se diagnostiquen demasiado tarde se habló en el foro ‘Gestión de la cronicidad: las enfermedades silenciosas’, organizado por la Fundación Bamberg.
El Registro Español de Enfermos Renales (REER) que no incluye a todas las personas con enfermedad renal, unos 7 millones en España según los estudios realizados, sino solo aquellas que están en diálisis o han recibido un trasplante, es decir, unas 65.000. El resto de los pacientes, más de 6.900.000 personas, son invisibles para el sistema.
Como señaló el doctor Alberto Ortiz Arduan, Jefe de Servicio de Nefrología e Hipertensión del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, «es un problema de nomenclatura y de conocimiento. Otros registros incluyen a todos los pacientes vinculados a la enfermedad en cuestión. Sin embargo, este es solo un registro de aquellos pacientes que reciben tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante) y que son muchos menos de todas las personas que tienen enfermedad renal».
Este especialista indicó durante su intervención es este encuentro que la mayor parte de los pacientes con esta patología fallece antes de llegar a diálisis o de recibir un trasplante, ya que la principal consecuencia de la enfermedad renal es el mayor riesgo de muerte prematura.
«Esto se debe a la pérdida temprana de una función clave del riñón, la producción de la proteína antienvejecimiento Khoto, ya la pérdida tardía de la capacidad para eliminar toxinas en orina. Otro dato para tener en cuenta es que el INE tampoco registra la enfermedad renal crónica como causa de muerte, ni esta patología cuenta con financiación en forma de CIBER para su investigación. Así que este problema queda invisibilizado», añadió el doctor Ortiz Arduan.
A ello se une el que la enfermedad renal crónica, como otras patologías crónicas, está creciendo año tras año. En el caso de este problema nefrológico su prevalencia aumenta un 3% cada año por lo que, si no se hace nada, en 2040 se convertirá en la quinta causa de muerte en todo el mundo y la sexta en España.
En este sentido, Alejandro Vázquez Ramos, consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, señaló en este foro organizado por la Fundación Bamberg algunas de las causas que están detrás de ese incremento como son:
- el envejecimiento de la población
- la mejora de la sanidad pública y de las condiciones de vida
- el incremento de ciertos factores de riesgo.
Un ejemplo de esto último es la hipertensión arterial, que es el factor de riesgo más prevalente, porque se prevé que para 2025 habrá 1.500 millones de personas hipertensas en el mundo. Y la prevención y actuación sobre los factores de riesgo es crucial para evitar que órganos como el riñón se dañen.
Los especialistas de Medicina de Familia y Comunitaria reunido en este encuentro recalcaron la importancia de implementar medidas y protocolos de prevención que impacten en los estilos de vida, como la práctica de ejercicio, la alimentación y evitar el tabaco.
Así, M.ª Lourdes Martínez, vicepresidenta 2ª de la Junta Directiva Nacional de SEMERGEN, indicó que se ha producido un parón importante en las actividades preventivas impartidas en los centros de salud debido a la pandemia. Además, «el problema que tenemos ahora es la falta de médicos de familia. Y a eso se añade la carencia de una historia clínica común, que pueda ser consultada por el médico de familia. Nos falta mucho camino por recorrer».
En el daño que ha hecho la pandemia también incidió Francisco José Sáez Martínez, responsable del Grupo de Trabajo en Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), lamentando que «la estrategia de prevención y atención a la cronicidad ha muerto en nuestro país. Durante la pandemia hemos dejado a estos pacientes abandonados y sin seguir su evolución».
Detección sistemática de la enfermedad renal crónica
Por su parte, la Dra. Eva Baró, directora médica de Fresenius Medical Care, empresa especializada en prevención y cuidado integral de la salud renal, indicó que «se ha avanzado mucho en generar un trabajo coordinado entre diferentes sociedades médicas como son las de Atención Primaria, la de Nefrología o la de Cardiología, por ejemplo. Pero ese trabajo se está haciendo con los pacientes ya diagnosticados».
En su opinión, «para frenar el crecimiento de la enfermedad y de su impacto se requiere de una correcta detección: se debería hacer un cribado poblacional de esta enfermedad a partir de los 50 años, similar al que se hace con diferentes tipos de cáncer como el de mama o el de colon, o con ciertas enfermedades genéticas, como la trisomía del gen 21».
Solo se necesita un análisis de orina y otro de sangre para poder valorar si hay enfermedad renal, por lo que la detección sistemática de la enfermedad implicaría un ahorro para el sistema sanitario, indican los especialistas. Se trata de «pruebas muy baratas que se pueden hacer a toda la población mayor de 50 años y que permitirían conocer qué personas empiezan a desarrollar la enfermedad renal. Esto, junto con la aparición de nuevos tratamientos en los últimos años, podría dar un vuelco a las previsiones y frenar la evolución del daño renal, evitando que cientos de miles de personas fallezcan prematuramente», apuntó el Dr. Ortiz Arduan.