Un artículo de María Consuelo Álvarez Fresno, Colegiada O-03164
Existen evidencias empíricas que demuestran la importancia que supone el apoyo social en las diferentes dimensiones de la calidad de vida. No solamente se aprecian mejorías en las condiciones objetivas, como puede ser en lo material e instrumental, sino que también tiene un impacto importante en la dimensión emocional.
Estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirman que una vida socialmente activa durante la vejez mejora la calidad de vida al incrementarla satisfacción personal y la capacidad funcional de la persona.
En la línea de la satisfacción personal y del sentirse productivo, la Teoría de la Actividad (Havisgurt, 1963) sostiene que mantenerse activo y comprometido con la sociedad durante la vejez es beneficioso para el bienestar psicológico y por tanto para la calidad de vida. Pertenecer y participar en actividades sociales hace que aparezcan sentimientos de gratificación, de reconocimiento, de afiliación y de realización personal que producen una sensación de bienestar psicológico (Ferrada y Zavala, 2014).
El apoyo social es una variable que ha sido muy estudiada por los investigadores, el apoyo social se entiende como “el conjunto de transacciones interpersonales que implican ayuda, afecto y afirmación”, y cuando habla de transacciones, se refiere al conjunto de redes donde se intercambian recursos, acciones e información.
Las redes sociales son los contactos personales a través de los cuales la persona recibe apoyo emocional y ayuda material, y además suponen una identidad social en el propio individuo. En 1977, Walker definió las redes sociales como “la serie de contactos personales a través de los cuales el individuo mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios e información”, el apoyo social son “los lazos perdurables que desempeñan un papel importante en la integración psicológica y física de una persona” destaca el carácter preventivo del apoyo social de cara al estrés y otros problemas que pueden aparecer en la vida, rescatan la importancia del apoyo social en situaciones de crisis en la vida.
Para entender bien el concepto de apoyo social, es importante conocer sus diferentes dimensiones existen dos:
- La dimensión estructural, que son las características cuantitativas y objetivas de la red de apoyo social, que hace referencia al número de personas de la red, su procedencia y el rol de relación; es decir, a su tamaño, a la densidad, a la dispersión geográfica, así como a las características de cada vínculo social.
- La dimensión funcional, que se basa en la apreciación subjetiva que hace la persona sobre la intensidad, la calidad y la disponibilidad del apoyo que recibe. En esta dimensión se hace una valoración de los efectos que produce un determinado vínculo social y se aprecia el grado de satisfacción.
Respecto a las dimensiones, investigaciones señalan la importancia de lo que significan y aportan las relaciones, es decir, el énfasis se pone en la calidad, la utilidad y la funcionalidad más que la cantidad. Además, diversidad estudios revelan que el apoyo social ayuda a que las personas se adapten mejor a los cambios que le pueden suponer un riesgo en sus vidas como los acontecimientos vitales estresantes, y que carecer de dicho apoyo social puede suponer ser más vulnerable a padecer un trastorno físico, mental o social.
Es importante tener en cuenta el concepto de reciprocidad que forma parte de apoyo social, el cual es un mecanismo de intercambio social (afectivo, material, informativo…) que forma parte del funcionamiento de las relaciones sociales y que permiten crear continuidad, permanencia y sentimiento de pertenecía en las propias relaciones.
Se ha demostrado que los vínculos sociales positivos favorecen el bienestar, mientras que los negativos lo amenazan, ya que el mismo apoyo social se relaciona negativamente con la enfermedad, con el estrés y con la muerte prematura. Por otro lado, el declive funcional se asocia a una baja participación en actividades sociales.
El apoyo social es un concepto multidimensional. cabe diferenciar dentro del concepto tres componentes:
- El grado de integración social del individuo en un grupo.
- El apoyo social percibido, que se basa en la confianza que se tiene en que la red social está disponible si ésta se necesita en algún momento.
- El apoyo social recibido, que se basa en las acciones que otras personas realizan, para ayudar o asistir a un tercero.
El apoyo formal, que es un cuidado realizado por profesionales especializados que cobran por ello, y puede provenir de instituciones públicas o de servicios privados (por ejemplo, la seguridad social, o residencias privadas de tercera de edad).
La organización de dicho apoyo es burocrática y se caracteriza por estar formada por profesionales que pretenden llevar a cabo unos determinados objetivos. Cuando tiene un nivel elevado de dependencia o su discapacidad excede la capacidad de ayuda por parte de su entorno, finalmente el mismo entorno, normalmente la familia, suele recurrir a servicios de apoyo formal para poder atenderle.
El apoyo semi-formal está formado por organizaciones que prestan ayuda a los ancianos y cuyos servicios son menos burocráticos que los formales; como por ejemplo los organismos religiosos y comunitarios no gubernamentales.
El apoyo informal es un cuidado que lo dan de forma voluntaria las personas que forman parte de la red social del anciano. Se basa en redes personales y comunitarias no estructuradas. El apoyo que se da y se recibe por parte de la red social informal puede ser material, informativo, estratégico o emocional.
El apoyo informal lo brindan las personas significativas para la persona y suele estar formado por personas presentes en la vida cotidiana, como los amigos, los familiares o los vecinos. Para el apoyo informal es independiente el que reciban o no dinero a cambio de ello.