Un artículo de la Dra. María Rosa Nicosia Gallo, Médica coordinadora regional Orpea Ibérica
Aproximadamente un 15% de los adultos mayores de 60 años sufren algún trastorno mental, lo que no quiere decir que dichos trastornos sean parte del envejecimiento.
Es importante poder llevar a cabo un diagnóstico certero de las patologías involucradas, ya que se relacionan con una mayor mortalidad, discapacidad, institucionalización y consumos de recursos. La patología psiquiátrica en el anciano se puede dividir en:
- cuadro confusional agudo o delirium.
- Síntomas asociados a los distintos tipos de demencias, como son la depresión, los síntomas psicóticos y las alteraciones de conducta.
De ahí que el paciente psicogeriátrico necesita la interacción conjunta de varias especialidades como: Geriatría, Medicina Interna, Psiquiatría, Neurocirugía, Neurología.
Mientras se determina la causa del delirium, es importante el acompañamiento y vigilancia de las personas, ya que pueden presentar desorientación espacial, alucinaciones auditivas y visuales y alteración del lenguaje. Con la supervisión se evita que, mientras dure el episodio confusional, se produzcan autoagresiones o fuga.
Por esta causa es importante que el personal este formado en el manejo de estas situaciones. Desde Orpea facilitamos la formación continuada en el manejo de este tipo de pacientes.
Para un correcto diagnóstico debemos tener presente otras patologías neurológicas, enfermedades sistémicas, ingesta de medicamentos y alteraciones ambientales.
En cuanto a la depresión, en el anciano se presenta con características diferentes a la de otras edades de la vida. La tristeza puede manifestarse en forma de apatía y retraimiento. Suele ser llamativa la pérdida de peso, insomnio aparición de ideas delirantes o cuadros psicóticos, como así también ideación suicida.
Ante una persona con depresión se deben descartar algunas patologías que pueden producir síndrome depresivo, como así también algunos medicamentos. En Orpea evaluamos y tenemos en cuenta la polimedicación para evitar efectos colaterales nocivos de la medicación que pudieran agravar los síntomas depresivos.
Muchas demencias comienzan con síntomas depresivos, por lo que es muy importante la evaluación multidisciplinar para poder hacer el tratamiento correcto, ya que en general las depresiones en el anciano tienen buena respuesta al tratamiento antidepresivo.
Síntomas psicóticos y alteraciones de conducta en las demencias
Según el tipo de demencia, puede predominar tanto síntomas psicóticos y/o severas alteraciones de conducta, como sucede en las demencias frontotemporales; demencia por cuerpos de Lewy y demencias vasculares.
En la enfermedad de Alzheimer, la prevalencia de agitación es de 70% y los síntomas psicóticos 40-65%. Los síntomas psicóticos implican una pérdida de contacto con la realidad, los fundamentales son las ideas delirantes y alucinaciones auditivas y visuales. En cuanto a las alteraciones de conducta las más frecuentes son vagabundeo, disminución de la inhibición con conductas inapropiadas y preguntas reiteradas.
En la Unidades de Demencia de Orpea se realiza terapia de estimulación multisensorial en las salas de Snoezelen donde se pretende estimular los sentidos de la persona. Esta intervención es muy importante y su objetivo principal es favorecer una sensación de bienestar, mejorando la conducta y el humor.
El tratamiento farmacológico de los síntomas conductuales y psicológicos de las demencias es controvertido, se prefieren medidas sintomáticas, sin embargo, es muy frecuente el uso de fármacos.
Es muy importante categorizar las alteraciones de conducta y reconocer los signos de depresión que son los grandes síndromes de trastorno de la salud mental en el anciano, ya que un buen diagnóstico, con su valoración neuropsicológica, nos permitirá un buen tratamiento.
En Orpea tenemos Unidades de Psicogeriatría, en donde se brinda atención a personas mayores sin deterioro cognitivo pero que tienen síntomas como agitación, delirio, agresividad física y verbal y enfermedades psiquiátricas como son los trastornos delirantes, trastornos maníacos y trastornos esquizoide.
La intervención desde terapia ocupacional se basará en una continua modificación y adaptación de las actividades de la vida diaria y de los entornos físicos y sociales en los que se desempeñan estas tareas. Este proceso de intervención comienza con una rigurosa valoración que recoge la historia ocupacional del paciente, los niveles funcionales, cognitivo, sociales, afectivos previos y actuales y los factores ambientales que le rodean.