Un artículo de Manuel Martín Carrasco,
Psiquiatra, Director médico de los centros de Hermanas Hospitalarias en Navarra y País Vasco,
vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría
y miembro del Panel de Expertos Médicos de CEAFA
El concepto de salud mental alude a nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos a medida que enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, pero sin duda a medida que envejecemos va adquiriendo mayor importancia.
Muchos adultos mayores corren el riesgo de tener problemas de salud mental. Pero esto no significa que los problemas de salud mental sean una parte normal del envejecimiento. Los estudios muestran que la mayoría de los adultos mayores se sienten satisfechos con sus vidas, aunque puedan tener más enfermedades o problemas físicos.
Se estima que el 20% de las personas de 55 años o más experimentan algún tipo de problema de la salud mental. Los trastornos más comunes son los trastornos de ansiedad, deterioro cognitivo y los trastornos del estado de ánimo, como los trastornos depresivos. A excepción de los cuadros de deterioro cognitivo, la mayoría de las personas que presentan trastornos mentales en edades avanzadas ya habían presentado estos trastornos con anterioridad, y se trata por lo general de recaídas; otras veces se trata de cuadros de nueva aparición.
Es importante prestar atención a los factores de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales en los mayores. Es una etapa de la vida en la que pueden ocurrir cambios importantes, como la muerte de un ser querido, la jubilación o una enfermedad grave. La soledad o la pérdida de autonomía personal también pueden ensombrecer estos años. La mayoría de los mayores eventualmente se adaptarán a los cambios. Pero algunas personas tendrán más problemas para superarlos, lo que puede ponerlos en riesgo de sufrir trastornos mentales como depresión y ansiedad.
La prevención de las enfermedades mentales más comunes supone abordar los factores de riesgo para presentar problemas de salud mental en edades avanzadas, como son las enfermedades crónicas, las discapacidades físicas, y la mejora en el proceso de demanda de ayuda (como, por ejemplo, combatiendo la estigmatización social), la detección precoz y la intervención oportuna, antes de que surjan los problemas de salud mental.
A su vez, los problemas de salud mental se relacionan con una mala evolución de otros problemas de salud, sobre todo si tienen carácter crónico. Hay que recordar el principio de la Organización Mundial de la Salud: “No hay salud sin salud mental”.
Un ejemplo paradigmático de la interrelación entre lo psíquico y lo físico es la depresión; las personas que la sufren presentan mayor riesgo de un curso tórpido de alteraciones cardiovasculares, diabetes, trastornos gastrointestinales, etc. Y por supuesto, la depresión es la causa fundamental del suicidio en personas mayores. Los varones mayores tienen la tasa de suicidio consumado mayor de cualquier grupo de edad, lo que se relaciona sobre todo con la letalidad de los métodos elegidos.
Por lo tanto, es muy importante reconocer y tratar adecuadamente los trastornos mentales en los adultos mayores. Algunas de las señales que pueden ponernos sobre aviso de la presencia de trastornos mentales en personas mayores son los siguientes:
- Cambios en el estado de ánimo o el nivel de energía
- Cambios en los hábitos alimenticios o de sueño, por defecto o por exceso
- Tendencia al aislamiento y a dejar actividades que disfruta
- Cambios emocionales; por ejemplo, sentirse confundido, enfadado, irritable, preocupado o asustado
- Sentir que nada le importa
- Tener dolores y molestias somáticas mal explicadas
- Sentir tristeza o desesperanza
- Fumar, beber o consumir drogas en exceso
- Presentar ira, irritabilidad o agresividad
- Tener pensamientos que no se pueden sacar de la cabeza
- Escuchar voces o estar convencido de cosas que no son ciertas
- Pensar en hacerse daño a sí mismo o a los demás
En caso de que aparezcan uno o más de estos síntomas, hay que valorar la posibilidad de que exista un trastorno mental, y actuar en consecuencia. Sobre todo, es importante si estos síntomas tienen una repercusión funcional importante y si producen un malestar significativo a la persona que los sufre o a los que le rodean. En ese caso, parece obligado requerir ayuda profesional con la mayor premura posible.
No obstante, hay que señalar que las personas mayores también tienen una serie de factores protectores frente a los trastornos mentales, factores que sería importante promover o potenciar. Un estilo de vida saludable, un medio ambiente seguro y coherente, la participación activa dentro de la sociedad y la comunidad, son importantes factores protectores del bienestar mental en la edad avanzada.
Sin embargo, por encima de todo, el apoyo de las familias, coetáneos y cuidadores juega un papel clave en la promoción de la salud mental de las personas mayores. La prevención de la soledad y el aislamiento es una de las estrategias con mayor potencial para promocionar la salud mental y el bienestar en las personas mayores. Estas medidas también son importantes para mejorar la salud física y el envejecimiento saludable.