Un artículo de Luis Sánchez Serrano,
Psicólogo Ballesol Latina
En estos últimos años ha aumentado enormemente la visibilidad de los problemas de salud mental en la población general. Por otra parte, cada vez nos preocupa más encontrar ese estado de bienestar psicológico, emocional y social y lidiar con el estrés diario, la ansiedad y la depresión.
Esto se puede aplicar también a nuestros mayores. Debido a la pandemia, muchos de ellos han experimentado síntomas de tristeza o soledad, lo que, en muchos casos, son factores precursores de problemas de salud mental.
En los centros residenciales no nos encontramos al margen de esta realidad y en estos últimos años hemos podido apreciar como los sentimientos de tristeza, soledad, angustia, rabia, dolor… han aumentado su prevalencia, siendo cada vez más importante la intervención de todos los miembros del equipo en el cuidado de la salud mental de nuestros residentes.
Entonces la pregunta es…. ¿qué podemos hacer para favorecer la salud mental en las personas mayores?
- Promover un envejecimiento activo
El envejecimiento activo es el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. El envejecimiento activo se aplica tanto a los individuos como a los grupos de población.
Se ha demostrado la importancia de generar un conjunto de actividades y rutinas que nos permitan seguir realizándonos, creciendo y aprendiendo, aunque hayamos alcanzado cierta edad. Una vez que se dejan de ver objetivos vitales para uno mismo, es mucho más frecuente la aparición de trastornos del estado de ánimo tales como la depresión.
Es por eso muy importante favorecer un ocio, una espiritualidad… que nos permita seguir teniendo metas que cumplir, aunque estos vayan cambiando con la edad. La pintura, la música, el ejercicio… todas estas actividades, además de ser satisfactorias, nos permiten seguir aprendiendo, disfrutando de la vida y contribuyen a mejorar el estado de ánimo.
- Ejercicio físico
El ejercicio es una herramienta fantástica que nos permite prevenir en muchos casos (o por lo menos ralentizar) los efectos negativos de los problemas de salud, que pueden aparecer con el paso de los años. Favorecer un adecuado estado físico nos permite, además, mantener nuestra independencia, capacidad y funcionalidad durante más tiempo, fomentando una mejor percepción de autoeficacia y ayudando a mejorar la salud mental de nuestros mayores.
- Mantener Relaciones Sociales Saludables
Las relaciones sociales con los familiares y amigos son muy importantes en la tercera edad. Una buena red de apoyos sociales, es un buen indicador a la hora de intervenir con una persona con trastornos del estado de ánimo, siendo una fuente de sentimientos de confianza, seguridad, empatía y autoestima.
Muchas investigaciones han analizado la relación que existe entre la soledad y el propio proceso de envejecimiento, debido al aumento del riesgo a perder seres cercanos (la pareja, parientes, amigos… etc.
.), al experimentar un cambio en el lugar donde se vive o al perder las relaciones sociales con el resto de conocidos. Estos cambios pueden llevar a la persona a sentirse más solo, lo que está íntimamente vinculado con la salud mental de la persona.
Las actividades sociales que favorecen el envejecimiento activo ayudan notablemente a favorecer la autoestima de los adultos mayores y a mejorar las relaciones con otras personas de fuera de su entorno más próximo, evitando la soledad.
¿Cómo intervenimos desde las residencias?
Este trabajo es posible gracias a todo el equipo de la residencia, desde el personal auxiliar hasta los enfermeros, médicos, terapeutas etc. Es lo que se conoce como trabajo multidisciplinar. Todo el personal debe trabajar para favorecer el bienestar del residente, con una perspectiva de atención centrada en la persona, teniendo en cuenta sus preferencias, gustos y promoviendo un estilo de vida activo que le permita mantener su autonomía en la mayor medida posible.
Atención centrada en la persona
Es importante a la hora de realizar una correcta intervención, conocer cada caso de manera específica. Existen en cada persona ciertos factores que van a comprometer su salud mental y muchos otros que nos pueden ayudar a favorecer su bienestar.
Por este motivo, la Atención Centrada en la Persona destaca a la persona como eje central del trabajo profesional. Pretende distanciar lo menos posible la vida actual de la historia de vida, teniendo como objetivo principal abordar a la persona con sus valores, prioridades, necesidades y proyecto de vida, saber que le gusta y que no le gusta y como quiere vivir en la residencia.
A su ingreso en el centro residencial, es muy importante realizar una historia de vida, que nos permita conocer cosas tan importantes como: sus gustos en la comida, la ropa que le gusta llevar, la forma de arreglarse, costumbres en las rutinas, horarios, actividades gratificantes, agradables y su espiritualidad. De esta manera, se puede planificar eficazmente un plan de intervención personalizado, con aquellas actividades y terapias que le puedan resultar más beneficiosas. Algunas de las actividades que realizamos en nuestros centros son:
- Participación en las actividades de la residencia
- Talleres de animación sociocultural en los que las personas pueden relacionarse, divertirse y conocer a otros residentes, fomentando la socialización y evitando el aislamiento. Además de fomentar la socialización, es muy importante favorecer la actividad física y el movimiento del residente, con los talleres de gerontogimnasia y ejercicio físico terapéutico.
- En los talleres de musicoterapia se utiliza la música como un catalizador que nos permite promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.
- Otro medio para estimular, motivar y trabajar a nivel emocional es la terapia asistida con animales. En ellos, un terapeuta cualificado, en compañía de un animal (en nuestro caso, perros) plantea una serie de actividades con objetivos adaptados a cada persona. Es una herramienta estupenda para trabajar a nivel emocional, en especial con aquellas personas que sufren deterioro cognitivo.
- Uno de los factores que más pueden influir en nuestra salud mental es nuestra percepción subjetiva de dependencia. En los talleres de actividades de la vida diaria (AVDs), el terapeuta trabaja actividades tan importantes como son el aseo personal, la capacidad para comer solo o para el manejo de utensilios, lo que fomenta la independencia del paciente.
- En los talleres de estimulación cognitiva, se trabaja con aquellas personas con o sin deterioro, para favorecer un correcto funcionamiento de las capacidades mentales. Esto se hace con actividades adaptadas a los gustos y necesidades de cada usuario. Esto es especialmente importante en aquellas personas con un incipiente deterioro cognitivo, ya que va a favorecer el mantenimiento de las capacidades conservadas y permite realizar un acompañamiento por parte del psicólogo en el proceso de deterioro, permitiéndole afrontar esta nueva etapa con las herramientas que le más le puedan beneficiar.
Todas estas actividades contribuyen a mejorar la salud mental de nuestros residentes. Por otra parte, para todas aquellas personas que sufren ansiedad, depresión o cualquier otra afectación del estado emocional, es muy recomendable el seguimiento y tratamiento por parte del departamento de psicología. Esto se hace a través de sesiones individuales en las que la persona pueda expresarse libremente, realizando una correcta ventilación emocional, que nos permita, por un lado, aliviar a la persona y hacer que se sienta escuchada, valorada, fomentando el vínculo terapéutico entre paciente y psicólogo.
De esta manera, es mucho más fácil que la persona se aventure a expresar sus emociones, miedos, deseos. Esto nos permitirá conocerla mejor y poder trabajar de una manera mucho más efectiva con aquellas ideas, pensamientos, conductas o emociones que le estén generando malestar.
Otro método de trabajo es la terapia grupal. En estos talleres, creando la dinámica adecuada entre los residentes, se puede favorecer la creación de vínculos con otras personas, hacer ver a la persona que hay más gente que se siente como ella, trabajar la socialización o facilitar una correcta psicoeducación sobre diversos temas. Tenemos además a nuestro alcance herramientas tan útiles como puede ser el mindfulness, que nos permite trabajar en la mejora en la gestión de sus emociones y la aceptación de su situación presente.