geriatricarea inteligencia emocional Mayte Vázquez Resino



Un artículo de Mayte Vázquez Resino,
Psicóloga Sanitaria y Psicogerontóloga






«La soledad del hombre no es más que su miedo a la vid
Eugene O’Neill


La soledad no deseada y el sentimiento de vacío existencial es un problema real y alarmante en toda la población, que poco a poco se va convirtiendo en una epidemia y que se trata de disfrazar para convertirlo en un tema “tabú” y ajeno a nosotros, cuando paradójicamente es la concienciación de dichos valores los que enriquecen una sociedad motivada, resiliente y empática.

El envejecimiento de la población está acentuando situaciones de soledad, pero existen otros factores sociales y estructurales como cambios en nuestra forma de vida, derivadas principalmente del aumento de hogares unipersonales y nuevos tipos de familias, el descenso de la natalidad, el paro y la precariedad en el empleo, la desnaturalización en el trabajo como fuente de encuentros, la frenética vida en las grandes ciudades y la tendencia a relaciones personales menos duraderas,  factores que pueden llegar a intervenir en el aumento imparable de la soledad, siendo el grupo de mayor prevalencia el de los mayores que en muchos casos, viven y mueren solos en el final de sus días.

Además, la situación de la Covid-19  y el confinamiento de una gran parte de la humanidad por la pandemia, ha producido en este colectivo concreto una reducción de contacto con la red social y por ende un aumento de la soledad, trayendo consigo consecuencias de salud mental negativas como la reducción o inactividad física y su implicación en problemas de sueño, insomnio y somnolencia diurna, aumento del deterioro cognitivo por haber dejado de realizar actividades de estimulación cognitiva, talleres, tertulias, terapias grupales, voluntariado, asociaciones, afectación del estado emocional y anímico, y un aumento de la sintomatología ansioso-depresiva.

geriatricarea soledad
Es necesario prevenir la soledad de la persona mayor con proyectos dirigidos a fomentar su capacidad psicológica y funcional

Efectos de la soledad no deseada. Impacto en la salud

Las situaciones de aislamiento repercuten no solo en el estilo de vida, sino también y de manera significativa en el bienestar psicológico, desembocando en problemas de hostilidad, resentimiento, depresión, tristeza y ansiedad, que a su vez reactivan mecanismos neurobiológicos que pueden dañar la emoción, cognición y conductas de salud, como riesgo a adicciones y peor calidad del sueño, siendo la ideación suicida y el mayor riesgo de morir prematuramente, en torno a un 14% en algunos estudios (Castilla, 2019), los factores más preocupantes actualmente.

Estudios de la UAM (Universidad Autónoma de Madrid) dirigidos por José Luis Ayuso, sugieren que tanto la soledad transitoria, como la soledad crónica ejercen un efecto negativo en el estado de salud, de la siguiente forma:

  • A nivel fisiológico e inmunológico:

– Enfermedades coronarias y vasculares.

– Mayor riesgo de resfriados, catarros, gripes y neumonías.

  • A nivel psicológico y emocional:

– Hostilidad, resentimiento y tristeza.

– Ansiedad.

– Mayor riesgo de depresión.

– Déficit en la percepción de autoconcepto y del sentimiento de autoestima.

– Mayor deterioro cognitivo y mental.

  • A nivel conductual:

– Mayor riesgo a adicciones (alcohol).

– Trastornos del sueño (insomnio).

– Trastornos alimentarios: incremento de obesidad.

– Mayor riesgo de sufrir accidentes domésticos.

  • A nivel social:

– Aislamiento y déficit en las interacciones sociales.

  • A nivel de mortandad:

–  Aumento de la ideación suicida

– Mayor riesgo de morir prematuramente

Estos datos constatan que la prevalencia de soledad no deseada es suficientemente importante para que se haga necesario elaborar programas psicosociales dirigidos a mejorar la calidad de vida de los mayores. Pasemos a describir que aspectos pueden estar incidiendo en el incremento de dicha situación y sentar las bases de futuros programas exitosos.

Programas de prevenciónHacia un envejecimiento activo y con éxito

Es indudable que la esperanza de vida casi se ha duplicado en el siglo pasado, España se ha convertido en el segundo país más longevo del mundo después de Japón; las sociedades actuales viven el tiempo suficiente para experimentar diversos cambios físicos, cognitivos y sociales que acompañan al envejecimiento, algunos de los cuales pueden socavar su bienestar y la satisfacción con la vida posterior (Mirowsky y Ross, 1992).

Con el incremento de la edad, aumenta la probabilidad de experimentar factores estresantes como la muerte de un compañero o amigo, la disminución de la salud mental y física, el aislamiento físico y social, la dependencia de los hijos, y una menor capacidad para participar en actividades agradables y satisfactorias (Baltes y Baltes, 1990; Lee y Markides, 1990; Manton, 1990; Singer, Verhaeghen, Ghisletta, Lindengerger, y Baltes, 2003). Es por ello, que un envejecimiento exitoso puede ser considerado como el producto del proceso de adaptación que ocurre a lo largo de la vida a través del cual se logra un óptimo desarrollo físico, psicológico y social de la persona (Fernández, 2009)

La promoción del envejecimiento activo supone prevenir la enfermedad, la discapacidad y mejorar la calidad de vida en la vejez. Debido a que las personas mayores muestran una gran variabilidad de formas para enfrentarse a estos estresores,  la investigación se ha centrado en estudiar mediadores y moderadores potenciales que fomenten el vínculo entre los objetivos de las personas, circunstancias y su calidad de vida subjetiva (Cheng, 2004; George, 2006; Kunzmann, Little, y Smith, 2000), entre ellos factores como el de la resiliencia, el control percibido, el apoyo social y la autoestima, han sido objeto de estudio para entender dicha conexión.

Otro factor clave de estudio es el de desarrollo de emociones positivas o inteligencia emocional, fortaleza que en equilibrio configura a una persona valiosa y segura, tanto a nivel personal como en relación con las personas que la rodean. Llegar a mayor emocionalmente sano, sabiendo apreciar el presente, ajustándose a cada momento, adaptándose al entorno y por ende, desarrollando un enfoque relajado y optimista es sinónimo de un envejecimiento activo y con éxito, las investigaciones en este campo relacionan Inteligencia Emocional, con otras también significativas como son la resiliencia o el sentido vital (García y Miralles, 2016) o Ramos (2008).

El fomento de la psicología positiva, inteligencia emocional o la práctica de mindfulness, basada en la atención en el presente y donde se desarrolla la conciencia de la situación emocional y psicológica a lo largo del ciclo vital –Life Span-: fortalezas, actitudes, emociones, etc., se hacen fundamentales en este tipo de programas, donde el objetivo es la autoconciencia, así como la mejora de la salud percibida y el bienestar psicológico.

Programas de intervención. La importancia de la concienciación comunitaria y social

Así mismo, el aumento de la red social y la labor de un buen equipo multidisciplinar conforman la base de proyectos a desarrollar en esta área, contribuyendo a la integración comunitaria y participación social de las personas mayores.

En España existe un déficit importante de intervenciones con evidencia científica publicada (los estudios suelen ser anglosajones o nórdicos) siendo las intervenciones comunitarias las más satisfactorias, siempre que se impliquen tres agentes sociales: la ciudadanía, los recursos técnicos y profesionales y las administraciones públicas, por ello, la construcción e interrelación con las redes de apoyo es esencial para romper con las barreras de aislamiento que surjan.

Desde el área psicosocial, lo importante es dar visibilidad al problema, convertirlo en real, pudiendo dividir las estrategias de los programas de intervención en cuatro tipos en función de su objetivo: las que aumentan las habilidades socia­les, las dirigidas a fortalecer el apoyo social, las que aumentan las oportunidades de interacción social y las dirigidas al entrenamiento sociocog­nitivo, siendo las más eficaces las intervenciones grupales, con actividades de apoyo y educativas, que se dirigen a grupos específicos.

En contextos institucionales se han realizado pocas intervenciones para paliar la soledad, destacando los programas de terapia asistida con animales, los de hortoterapia, los relacionados con el ejercicio físico, las videoconferencias y fomento de relaciones sociales, las terapias de humor y las basadas en reminiscencia.

Por último, destacar la concienciación y desarrollo de la empatía social, que se viene desarrollando desde el Gobierno de los E.E.U.U en torno a esta problemática en los últimos años; proyectos como “care more health togetherness”,  que trata de aliviar el aislamiento de los mayores con voluntarios, sobre el mensaje positivo intergeneracional “estar todos juntos”, el proyecto californiano “side walk talking”, donde se insiste en la necesidad de los unos a los otros y el reconocimiento de la interdependencia como manera de impulsar proyectos de compromiso y cuyos voluntarios invitan a sacar sus sillas a la calle y ponerse a “charlar”, todos ellos proyectos gratuitos y anónimos, como son también “fiesta de abrazos” o “alquile un amigo” , pero que se erigen como iniciativas frente a la autosuficiencia y la desconexión social.

En España es Vitoria-Gasteiz la ciudad que apuesta por el envejecimiento activo de su ciudadanía y desde 2011 pertenece a la red mundial de ciudades amigables con las personas mayores, donde un proyecto liderado por la Organización Mundial de la Salud, entiende que una ciudad amigable con las personas mayores está diseñada para apoyar y hacer que la persona mayor permanezca activa, viva con seguridad, goce de buena salud y participe en la vida comunitaria.

Conclusiones

Sin duda, es necesario prevenir la soledad del mayor y su seguridad, debiéndose incrementar proyectos dirigidos a fomentar la capacidad psicológica y funcional de nuestros mayores, adaptándolos a su entorno cultural y personal, principios todos ellos del paradigma del Envejecimiento Activo. El Manifiesto firmado, indicado al inicio del texto, es un ejemplo de compromiso y  voluntad política y colectiva en favor de un envejecimiento activo, saludable, participativo y contra la soledad no deseada de las personas mayores

Así mismo las instituciones desde sus áreas de bienestar social, deben facilitar apoyo, amparo e intervención en programas adaptados a la promoción de la vida activa y saludable de los grupos, que permitan compartir experiencias, mejorando habilidades de comunicación y facilitando el establecimiento de nuevas relaciones.

Es una realidad que los psicólogos, desde cualquiera de estas áreas, tenemos mucho trabajo que desarrollar y como personas debemos aprender de todos los ejemplos anteriores y ponernos en marcha, porque quien puede presagiar que el día de mañana no seremos nosotros los que deseemos “una fiesta de abrazos”.

Referencias bibliográficas

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Miralles, F. y García, H. (2016). Ikigai. Los secretos de Japón para una vida más larga y feliz. España: Ediciones Urano.

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Ramos, N., y Milena, S. (2008). Inteligencia emocional y Mindfulness; hacia un concepto integrado de la inteligencia emocional. Revista de Facultad Trabajo Social. 24(24), 135 – 146. https://revistas.upb.edu.co/index.php/trabajosocial/article/view/251

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Sobre la autora

Mayte Vázquez Resino es Miembro activo del grupo de Buen Trato a las personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Voluntaria  y miembro en activo del Equipo de Acción Específica de Personas con mayor vulnerabilidad (EAE + Vulnerabilidad) de “Grandes Amigos”.

Formadora y experta en intervención en desarrollo cognitivo y emocional, Mindfulness, Montessori y Psicología Positiva en personas mayores.

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