Un artículo de Juan Carlos Santamaría,
Director de Comunicación de Inithealth (Grupo Init)
En pocas meses habrá un monográfico especial de Geriatricarea sobre “Hábitos saludables” y ahondaremos en la búsqueda de la relación entre hábitos de vida saludable y la esperanza de vida en buena salud, que es el periodo de tiempo en el que las personas no van a necesitar algún tipo de asistencia. Los años de esperanza de vida en buena salud proporcionan información sobre la calidad de vida en términos de salud del horizonte de años de vida de los individuos.
Se considera condición de buena salud la ausencia de limitaciones funcionales o de discapacidad. Las enfermedades crónicas, los problemas mentales y la discapacidad física aumentan su prevalencia con la edad y reducen la calidad de vida de las personas que sufren estas condiciones de salud.
Según los últimos datos publicados por la Oficina Estadística de la Unión Europea, Suecia encabeza el ranking, teniendo el mayor número de años de vida sana al nacer en 2020, en concreto 72,7 años para las mujeres y 72,8 para los hombres.
Y hablando de Suecia, aunque tiene ya unos años, recientemente he visto la película documental ‘La teoría sueca del amor‘ del cineasta Erik Gandini. El documental arranca con el manifiesto de 1972 “La familia del futuro: una política socialista para la familia”, que perseguía un ideal de independencia. En el documental salen datos del tipo que uno de cada dos suecos vive solo y que uno de cada cuatro suecos muere solo y nadie reclama su cuerpo.
Suecia es uno de los países que disfruta de mayor expectativa de vida en todo el mundo y para ver si los hábitos de vida saludable tenían un efecto determinante en la prolongación de la vida, desde el Hospital Universitario Karolinska de Estocolmo se hizo un estudio y descubrieron que las personas que eran más activas a diario tenían menos riesgo de sufrir un infarto. La diferencia más grande estaba entre quienes se mantenían en movimiento sin hacer ejercicio formal (deporte, gimnasio, etc) y quienes no hacían absolutamente nada. Era suficiente con arreglar el coche, atender el jardín, trabajos domésticos, etc.
Pero, ¿qué ocurre con la salud mental y la soledad no deseada? La denominada brecha digital puede aumentar el aislamiento social y el sentimiento de soledad no deseada. Sin propugnar que la tecnología lo puede solucionar todo, nadie negará, que bien utilizada, también puede ser un buen aliado. Cada vez hay más personas que viven solas y es responsabilidad de todos que el hecho de que alguien viva solo no sea un inconveniente y para eso la tecnología, que está cambiando la forma de vivir de todo el mundo, también nos puede ayudar a reducir la soledad no deseada. De todas formas, el uso de la tecnología no tiene que implicar la deshumanización de la atención del cuidado. Asimismo, tenemos que ser muy vigilantes con respeto a la autonomía y a la privacidad de los ciudadanos.
Algunos ejemplos del buen uso de la tecnología salieron en el seminario ‘Soledad no deseada en la era digital’, organizado por la Fundación Víctor Grifols i Lucas y la Fundación Mémora en el marco del proyecto de Ciudades que Cuidan, cuyo objetivo principal es prevenir la muerte de personas en situación de vulnerabilidad y de soledad no deseada.
Óscar Belmonte Fernández y Antonio Caballer Miedes, directores de la Cátedra Cuatroochenta de Inteligencia Artificial, Salud y Bienestar de la Universitat Jaume I, presentaron el proyecto “Senior Monitoring”. Con la utilización de relojes inteligentes se puede conocer el posicionamiento y los patrones de comportamiento de las personas mayores que viven solas en su hogar y así poder detectar la aparición de estadios tempranos de deterioro cognitivo.
También presentaron el proyecto “Gerontec-Serena”, un chatbot conversacional que utiliza la inteligencia artificial como tecnología para comunicarse con las personas y evaluar sus sentimientos de soledad no deseada. Así lo dice el mismo robot “Hola. Soy Serena. Estoy aprendiendo a detectar la soledad en las personas”. Este desarrollo tiene su origen en el trabajo realizado por un equipo científico interdisciplinar en los campos de la psicología y las ciencias de la computación. El objetivo es estudiar la soledad de las personas mayores y así mejorar el bienestar de la población.
Termino con las palabras que el sociólogo polaco Zygmunt Bauman dice al finalizar el documental sueco mencionado más arriba: “No es verdad que la felicidad signifique una vida libre de problemas. Una vida feliz implica tener que superar los problemas. Hacer frente a los retos, lo intentas y te esfuerzas. Y entonces llegas al momento de felicidad cuando ves que has podido controlar los retos del destino. Y es justamente esto, la felicidad de haber superado las dificultades lo que se pierde cuando crecen las comodidades”.
¿Crisis u oportunidad? Es el momento de afrontar los retos que implica la soledad no deseada y que todos, tanto ciudadanos como administración pública y actores privados reflexionemos y actuemos poniendo los medios necesarios. Y así, entre todos, conseguiremos ser más felices.
Sobre el autor
Juan Carlos Santamaría es el Director de Comunicación de Inithealth, la plataforma para la gestión remota de la salud y el bienestar, desarrollada por Grupo Init. Está entre los 25 principales influencers de tecnología sanitaria de Twitter de todo Europa, según publicación del Financial Times.
Es Cofundador de Health 2.0 Basque, miembro del Comité Científico del I Congreso de Economía Plateada y Embajador Adjunto de Aging 2.0 Bilbao, el capítulo vasco de la red global de innovación en longevidad. Autor del tema «Tendencias en Salud Digital» del Máster de Dirección y Gestión Sanitaria de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid) y miembro del Advisory Board del «Estudio sobre la consulta de salud virtual y sus beneficios para el sistema sanitario», promovido por Esade e impulsado por Barcelona Health Hub.
De manera altruista es el Director de Comunicación de OdiseIA, Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial y Delegado Territorial para Euskadi de la Federación Nacional de Digitación y Blockchain.
Twitter: @jsantamariaglez