Con el objetivo de acabar con los mucho mitos en torno a la sarcopenia, en el marco del III Taller SER de Enfermería especializada en Reumatología celebrado en Madrid, la Sociedad Española de Reumatología (SER) ha presentado un decálogo con consejos para pacientes.
La sarcopenia es un trastorno musculoesquelético generalizado caracterizado por la pérdida de masa y función muscular, junto con una disminución del desempeño físico, que es común entre la población general y más frecuente entre la población mayor. Su prevalencia estimada se sitúa entre el 3-24% de la población general, siendo estas cifras algo más altas en enfermedades reumáticas.
Tal y como señala la Dra. Raquel Álmodovar, reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid y una de las coordinadoras del III Taller SER de Enfermería especializada en Reumatología, “es fundamental poder disponer de una enfermera/o especializada/o en Reumatología, por ser una pieza indispensable dentro del Servicio de Reumatología, ya que conlleva múltiples aportaciones como colaborar en la evaluación de la actividad inflamatoria de la enfermedad, facilitar la detección precoz de efectos secundarios y comorbilidad, mejorar la educación relacionada con la salud, etcétera”.
Asimismo, esta especialista añade que, con la aparición de las terapias biológicas, su rol ha cobrado aún mayor importancia, por la necesidad de tener un personal formado en el manejo de estos tratamientos y su monitorización. Diferentes estudios han demostrado que su participación contribuye a un mejor control de la actividad y calidad de vida de los pacientes; reduce el uso de cuidados de atención primaria, favorece una mayor calidad percibida por el paciente y, además, es coste efectivo.
En España, según los últimos datos analizados, aproximadamente sólo el 70% de los hospitales disponen de Enfermería en Reumatología, por lo que la Dra. Almodóvar aboga por “seguir trabajando juntos para conseguir que sea indispensable su presencia en todos los centros hospitalarios y apostar por una Enfermería especializada”.
En este contexto, la Sociedad Española de Reumatología ha elaborado un decálogo de consejos para pacientes con sarcopenia, para lo que ha contado con la colaboración de Laura Cano García, del Servicio de Enfermería del Hospital Regional Universitario de Málaga y una de las coordinadoras del III Taller SER de Enfermería especializada en Reumatología. El decálogo es el siguiente:
1. Ojo a estos síntomas
Debilidad constante a la hora de realizar cualquier movimiento rutinario como levantarse de una silla o de la cama, pérdida de peso sin motivo aparente y pérdida de fuerza paulatina. Si estos síntomas se prolongan en el tiempo, la calidad de vida disminuye considerablemente por lo que es importante el diagnóstico precoz de la sarcopenia.
2. Obesidad y sarcopenia
La sarcopenia no está asociada exclusivamente a personas delgadas, ya que existe la obesidad sarcopénica, que consiste en la pérdida de músculo que se sustituye por grasa. Es común y tiene los mismos síntomas y el mismo diagnóstico que la sarcopenia primaria y secundaria.
3. La genética también juega un papel clave
La susceptibilidad genética es un factor que predice la presencia de sarcopenia, cuya alteración ocasiona un impacto en la musculatura y capacidad funcional del adulto mayor.
4. Los cambios hormonales y menopausia de la mujer
Si bien es cierto que la sarcopenia se asocia a hombres y mujeres, hay que tener en cuenta que en el caso de las mujeres aparece un elemento clave para la proliferación de la enfermedad en algunos casos: la menopausia. Los cambios hormonales de la menopausia tienen relación, en concreto, con la obesidad sarcopénica.
5. Acude al médico para que haga las pruebas necesarias.
Actualmente el diagnóstico de sarcopenia se realiza mediante los criterios EWGSOPII. Se realiza un cuestionario sencillo que si es positivo se pasa posteriormente a un test de fuerza. En el caso que el test de fuerza estuviera por debajo de los puntos de corte establecidos se lleva a cabo una prueba para medir la masa muscular apendicular mediante densitometría ósea, resonancia magnética o bioimpedanciometría y, por último, en casos de sarcopenia confirmada, el test de marcha para conocer la severidad de la sarcopenia.
6. Practica ejercicio físico, ya que previene la sarcopenia
En casos de sarcopenia diagnosticada, un programa de ejercicios progresivo y personalizado es parte del tratamiento. Este programa se basa en ejercicios de fuerza y resistencia centrado en las extremidades inferiores durante un período mínimo de 12 semanas.
7. Presta una atención adecuada a la alimentación
Es importante realizar una alimentación completa y equilibrada basada en la dieta mediterránea para prevenir la sarcopenia en los adultos mayores. Se recomienda basar la dieta en el aceite de oliva, frutas, verduras, cereales integrales, lácteos y no perder los aportes necesarios del pescado (en particular del pescado azul), legumbres y carnes en menor grado.
Las recomendaciones en relación al consumo proteico de alto valor biológico en la tercera de edad son de 1 a 1,2 g/kg (peso corporal) al día repartidas en las comidas del día para prevenir la sarcopenia. El principal problema es que hay carencias nutricionales importantes derivadas de problemas de masticación, digestivos o de elaboración de comidas, por lo que el riesgo de malnutrición es elevado en personas de edad avanzada.
8. ¿Es necesaria la suplementación dietética para la sarcopenia?
Contando con una nutrición saludable, sólo en casos de déficit que no se puede corregir con una correcta nutrición se realizaría suplementación como al tener déficit de vitamina D o de vitamina B12.
9. ¡Cuidado! Mayor riesgo de fracturas
La asociación entre sarcopenia y osteoporosis es común. La sarcopenia aumenta el riesgo de caídas y con ella el riesgo de fracturas, por lo que es muy importante conocer el diagnóstico de sarcopenia asociado a osteoporosis.
10. Hay que tomarlo en serio
La sarcopenia se relaciona con la fragilidad, pero también se ha descrito que se asocia a un aumento en el riesgo de presentar mayor número de infecciones o peor recuperación tras una enfermedad aguda. Incluso algunos trabajos lo han relacionado con mayor mortalidad.
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