La interacción social diaria durante un tiempo determinado entre personas mayores o envejecidas prematuramente con personas adultas podría favorecer una mayor longevidad y más saludable para todas ellas, según se desprende de un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) realizado en ratones.
Un estudio realizado por investigadores del Laboratorio de Inmunología y Gerontología Experimental de la Facultad de Biología de la UCM revela que ratones cronológicamente viejos que interactúan 15 minutos al día durante 2 meses con adultos mejoraron una serie de parámetros conductuales, de inmunidad y de estado oxidativo-inflamatorio y, consecuentemente, la longevidad de ambos grupos de animales aumentó respecto a la de los que no participaron en la interacción.
La novedad del trabajo es que los ratones no eran cronológicamente viejos, sino adultos pero que presentaban un envejecimiento prematuro, y la interacción se hizo con los adultos de su misma edad, pero sin ese envejecimiento prematuro.
Los resultados de este estudio demuestran que los adultos prematuramente envejecidos, tras esa interacción mejoraron también su conducta, su inmunidad, el estado de oxidación e inflamación, las cantidades de la hormona oxitocina y de las catecolaminas y vivieron significativamente más que aquellos que no interactuaron.
Para hacer la selección de los ratones envejecidos prematuramente, a la muestra se le realizó una vez por semana, durante cuatro semanas, una prueba en un laberinto. Los animales que tardaron más de diez segundos en completar la prueba las cuatro veces se consideraron ratones envejecidos prematuramente. Después de la clasificación, se dividieron en tres grupos:
- Grupo control de ratones envejecidos prematuramente.
- Grupo control de ratones no envejecidos.
- Grupo en el que durante 15 minutos al día interaccionaban ambos tipos de ratón.
Después de 2 meses de esa interacción social, los investigadores llevaron a cabo una batería de pruebas de comportamiento para evaluar las habilidades sensoriales y motoras, comportamientos similares a la ansiedad y la capacidad exploratoria de los animales. Además, se extrajeron leucocitos peritoneales para estudiar varias funciones inmunitarias, oxidativas e inflamatorias, así como se midieron los niveles de oxitocina plasmática.
Uno de los objetivos del Laboratorio de Inmunología y Gerontología Experimental de la UCM, desde hace ya más de 30 años, es encontrar estrategias de estilo de vida que permitan conseguir una mayor longevidad saludable.
Conclusiones
Tal y como señala Mónica De la Fuente, Catedrática de Fisiología y miembro del grupo Envejecimiento, Neuroinmunología y Nutrición de la UCM, “las investigaciones llevadas a cabo por nuestro grupo han demostrado que los cambios con el envejecimiento en los parámetros que analizamos en los ratones son semejantes a los que experimentan los humanos, teniendo en cuenta que una semana de vida de ratón equivale a un año de humano”.
La investigadora recalca también que “aunque muchas de las estrategias las investigamos en humanos, y en nuestra especie podemos comprobar si se enlentece la velocidad de envejecimiento determinando la edad biológica de una persona, para comprobar si es posible aumentar la longevidad, dada la gran esperanza de vida que tenemos, solo podemos hacerlo utilizando ratones que tienen una longevidad media de dos años. Por lo indicado antes podemos extrapolar al ser humano los resultados de la interacción social encontrados en ratones”.