Tras la coyuntura social generada por la pandemia se necesita repensar las políticas dirigidas a las personas mayores, impulsando una estrategia de envejecimiento saludable y la prevención de la dependencia, como así lo manifiestan políticos, sanitarios y expertos y lo traslada CEOMA.
La crisis social y sanitaria que generó la pandemia afectó especialmente a las personas mayores, que fueron un núcleo muy vulnerable. La experiencia pasada sacó a la luz una realidad donde se debe tener más en cuenta a las personas de edad avanzada, focalizando nuevas medidas de atención y prevención.
El progresivo envejecimiento de la población, se suma a un listado de razones que generan la evidente necesidad de repensar las políticas sociosanitarias que fomenten la autonomía de las personas mayores, su integración y su participación en la sociedad. Así se hizo ver en un evento organizado por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), donde representantes políticos, sanitarios y expertos debatieron sobre la importancia de generar nuevas medidas para mejorar la asistencia a las personas mayores.
Sus principales conclusiones coinciden en que se deben fomentar nuevos marcos políticos y de asistencia, en una realidad donde la población cada vez está más envejecida, impulsando los hábitos saludables, las acciones de integración social y el envejecimiento activo, como mejor herramienta de prevención.
Lo que dicen los expertos
Francisco Sigüenza, secretario general de CEOMA, destaca la importancia de crear espacios de diálogo en los que el sector privado, el púbico y la sociedad civil intercambien perspectivas y visiones, creando un compromiso de impacto en común.
Las personas mayores, muchas veces no cuentan con la visibilidad necesaria en el plano social, económico y sanitario, por lo que se debe promover su participación en la toma de decisiones públicas, tal y como resaltó Santiago González Carrero, vicepresidente de la Confederación.
Por su parte, Ángel de Oro, representante de CEOMA, destacó el papel de los mayores en la participación en decisiones que impliquen su bienestar, dejando de ser meros espectadores de las decisiones sociopolíticas españolas.
Alfredo Bohórquez, presidente de Albor Consultor, centró su participación en exponer el problema del edadismo y la discriminación dentro de las políticas públicas que sufren los mayores, instando a reforzar la atención primaria, el diálogo social y político en este ámbito. También quiso destacar que «se necesita que los partidos fomenten un espacio de diálogo intergeneracional y trabajen por mejorar el diseño estructural de los sistemas«.
En otro plano, Eva Carrerira, psicóloga, expuso la necesidad de visibilizar la salud mental de las personas mayores, sobre todo después de la pandemia, con proyectos que mejoren su abordaje, prevención y acompañamiento. «La vejez existe y hay que saber cómo afrontarla, para vivir de la mejor manera posible, ya que no hay un modelo único para envejecer«, afirmó Bartolomé Freire, psiquiatra y psicoterapeuta.
Cambiando de plano, José Manuel Hernando, portavoz de Reto Demográfico en el Grupo Popular en el Senado, insistió en que hay que superar la brecha digital, que supone una barrera para los mayores a la hora de acceder a recursos y servicios, especialmente en los entornos rurales.
También formó parte del debate María del Mar Arnaiz, portavoz de los Derechos Sociales para el Grupo Socialista en el Senado, quien opinó sobre los avances alcanzados en los últimos años, como la eliminación del copago farmacéutico, la teleasistencia o el impulso de la estrategia de salud mental.