Con el objetivo de determinar si la ingesta de chocolate enriquecido con vitamina E tiene efectos favorables sobre la cognición y la fragilidad en pacientes mayores con deterioro cognitivo leve, el Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA) está participando en el proyecto europeo Choko-Age.
El proyecto Choko-Age parte del supuesto de que una nutrición óptima y el ejercicio físico pueden actuar en sinergia para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, al prevenir la desnutrición proteico-energética y la atrofia muscular asociada al paso de los años que pueden conducir al desarrollo de discapacidades y fragilidad, un síndrome geriátrico caracterizado por dificultades para responder a estreses menores. Un anciano frágil, frente a uno robusto, tiene un riesgo muy elevado de acabar siendo dependiente, por lo que prevenir, identificar y revertir el estado de fragilidad es fundamental para garantizar un envejecimiento saludable.
Los científicos han demostrado sistemáticamente que el ejercicio físico y los polifenoles del chocolate producen un efecto reductor del cortisol (una hormona esteroide con un papel importante en el control del metabolismo de los tejidos y la función inmune en condiciones de estrés), que produce una mejora de los procesos metabólicos y neurológicos.
Partiendo de esta base, Choko-Age pondrá a prueba la hipótesis de que los efectos reductores del cortisol del chocolate y el ejercicio físico pueden combinarse con la función antioxidante y citoprotectora de la vitamina E para ralentizar la progresión de la desnutrición proteico-energética en personas mayores con riesgo de fragilidad.
En este sentido, durante el proyecto se desarrollará un chocolate negro funcionalizado con vitamina E rico en polifenoles en colaboración con Perugina, empresa de Nestlé, y se investigarán sus efectos combinados con un programa de entrenamiento físico interválico de alta intensidad –que ya se ha aplicado con éxito en personas mayores y en poblaciones frágiles- en un período de 6 meses, a través de un ensayo aleatorizado de casos y controles en pacientes ancianos con demencia.
La actividad física es un tratamiento no farmacológico con gran potencial para atenuar el deterioro cognitivo en ancianos sanos, en pacientes con deterioro cognitivo leve y con demencia severa. El entrenamiento con ejercicios debe realizarse preferentemente como intervalos de alta intensidad aeróbica (85%-95% de la frecuencia cardíaca máxima), ya que produce efectos superiores en el sistema cardiovascular en comparación con el ejercicio de intensidad moderada o baja.
La intervención de INCLIVA en Choko-Age, proyecto que se puso en marcha en 2021 y finalizará en 2024, consistirá en la realización de análisis in vitro de células de músculos esqueléticos y otras líneas celulares, así como de estudios ómicos y del estrés oxidativo. Para ello, se utilizarán plataformas de análisis génico, especialmente para la transcritómica de RNA extraído de los pacientes que intervienen en el ensayo.
Ya se han preparado los protocolos para el desarrollo de los análisis que se utilizarán cuando lleguen las muestras de las cohortes desde Italia y se están comparando resultados (control inter-centros) con otros grupos del consorcio, especialmente grupos ingleses.
El equipo de investigación de INCLIVA, que forma parte de CIBERFES (Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable), del Instituto de Salud Carlos III, está dirigido por el Dr. José Viña, coordinador del Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico, y la Dra. Consuelo Borrás, coordinadora del Grupo de Investigación en Envejecimiento Saludable.
Además de INCLIVA, en el proyecto participan la Universidad de Perugia y la Universidad de Verona, en Italia; la Universidad de Molde, en Noruega; y la Universidad de Liverpool, en Reino Unido. La financiación total del proyecto asciende a 1.068.632 euros, con cargo a fondos europeos. INCLIVA ha obtenido la financiación correspondiente a través del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) (Ref. AC20/00026).