Un reciente estudio, realizado por científicos de la Universidad de Birmingham, revela que tener pesadillas todas las semanas puede multiplicar por cuatro las probabilidades de deterioro cognitivo en personas de mediana edad, mientras que en los mayores de 79 años los malos sueños frecuentes predicen el riesgo de demencia.
El estudio, publicado en la revista The Lancet, eClinicalMedicine, sugiere que las pesadillas frecuentes pueden ser un indicativo de deterioro cognitivo varios años o incluso décadas antes de que aparezcan los problemas de memoria y pensamiento característicos de la demencia.
La investigación muestra que las personas de mediana edad (35-64) que experimentan pesadillas semanalmente tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo durante la siguiente década, mientras que las personas mayores tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticadas con demencia.
Se descubre también que estas asociaciones eran mucho más fuertes para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, los hombres mayores que experimentaban pesadillas semanalmente tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia que los hombres mayores que no tenían pesadillas. En las mujeres, sin embargo, el aumento del riesgo era sólo del 41%.
Tal y como destaca el Dr. Abidemi Otaiku, del Centro para la Salud del Cerebro Humano de la Universidad de Birmingham, «hemos demostrado por primera vez que los sueños angustiantes, o pesadillas, pueden estar relacionados con el riesgo de demencia y el deterioro cognitivo entre los adultos sanos en la población general».
«Esto es importante porque hay muy pocos indicadores de riesgo para la demencia que se puedan identificar ya en la mediana edad. Si bien se necesita más trabajo para confirmar estos vínculos, creemos que los malos sueños podrían ser una forma útil de identificar a las personas con alto riesgo de desarrollar demencia y poner en marcha estrategias para retrasar la aparición de la enfermedad», señala este experto.
Los próximos pasos de la investigación incluirán investigar si las pesadillas entre los jóvenes podrían estar asociadas con el riesgo de demencia en el futuro, y si otras características de los sueños, como la frecuencia con la que recordamos los sueños y lo vívidos que son, también podrían utilizarse para identificar el riesgo de demencia.
Mediante electroencefalografía (EEG) y resonancia magnética (MRI), los investigadores también planean investigar la base biológica de las pesadillas tanto en personas sanas como en personas con demencia.
Metodología del estudio
Los investigadores de la Universidad de Birmingham analizaron los datos de más de 600 hombres y mujeres adultos de entre 35 y 64 años, y 2.600 adultos de 79 años o más, residentes en Estados Unidos. Ninguno de ellos padecía demencia al comienzo del estudio y el grupo de los más jóvenes fue seguido durante un promedio de nueve años y cinco años en el caso de los mayores.
Los datos se empezaron a recoger entre 2002 y 2012 y los participantes contestaron a diferentes cuestionarios, incluido el Índice de calidad del sueño de Pittsburgh, que contiene una pregunta sobre la frecuencia con la que las personas sufren pesadillas.
Posteriormente los datos se volvieron a analizar empleando un software estadístico para comprobar si los participantes que tenían pesadillas con mayor frecuencia tenían más probabilidades de experimentar deterioro cognitivo y ser diagnosticados con demencia.