Un artículo de Carlos Matías
Las Unidades de Cuidados Intensivos son áreas en los hospitales que acogen a los enfermos con un estado de salud más grave. A menudo los profesionales que allí trabajan deben hacer frente a pluripatologías que obligan a tratamientos inmediatos y a un control que se excede de las visitas rutinarias de los enfermos en planta.
Una situación similar es la que tratan los enfermeros que cuidan a pacientes geriátricos, personas que están afectados por enfermedades de cierta gravedad y además suman a esta problemática su edad avanzada y en algunos casos, de soledad. En esos casos, los profesionales son, si cabe, un apoyo más en la parcela del acompañamiento, tanto con el paciente como con la familia.
¿En qué consisten estas ramas de la enfermería?
En ese sentido, la enfermería intensiva y la geriátrica se caracterizan por supervisar y monitorizar a pacientes críticos. Sus conocimientos van más allá de las técnicas sanitarias y el funcionamiento de los aparatos médicos.
Son especialistas sanitarios que a esto han de sumar un contacto continuo con las familias, para advertirles de la gravedad de las dolencias en sus familiares, tratar ciertas frustraciones y, ante todo, mantener la calma.
La diversidad de patologías que debe controlar un profesional de esta rama es muy elevada. Esto le obliga a estar continuamente evolucionado, formándose, adaptándose a las nuevas realidades. Recientemente hemos sido todos conscientes de la dificultad que supone enfrentarse a situaciones que no son siempre controlables.
La pandemia de Covid-19 ha demostrado que la sociedad siempre estará en deuda con muchos profesionales médicos y los trabajadores en centros de salud: doctores, anestesistas, enfermeros, personal de administración y servicios y un largo etcétera.
Ese ejemplo es una demostración evidente de la capacidad de adaptación que tienen los profesionales que tratan con enfermos críticos. La geriatría, los pacientes de edad más avanzada, suponen un grado menos de complejidad, pero no por ello hay que dejar de estar muy despierto, pues las complicaciones pueden aparecer de un momento a otro.
¿Cuáles son las funciones de la enfermería UCI?
Los servicios UCI en los hospitales pueden ser de distintas formas, contar con protocolos muy diversos y afrontar diferentes planificaciones. Pero todos ellos comparten en común características como la presencia de equipos de alta tecnología, que son el lugar donde se realizan las intervenciones fisiológicas que revisten más gravedad para el paciente y que las personas allí ingresadas requieren de cuidados constantes.
La principal asistencia para estos pacientes, y eso es algo que se comparte con la geriatría, son los enfermeros. Estos profesionales son los encargados de identificar las necesidades alteradas de los pacientes, conocer su fisiopatología y gestionar y distribuir los recursos tanto materiales como humanos, dominar todas las técnicas de monitorización y de instrumentación así como tener nociones sobre los fármacos empleados en la parcela UCI.
Más allá de esto, pues existen otras numerosas tareas, es importante que trabajen la faceta más personal y psicológica, para servir de apoyo a las familias, informar sobre el estado de los pacientes y, en caso de defunción, ayudar a estas personas a morir dignamente.
Formación continua y evolución, vital para los enfermeros de cuidados críticos
Los cuidados de enfermería en pacientes críticos adultos, también en la población infantil, llegan hasta el ámbito más extremo en la idea de que esta rama de la salud alterna el acompañamiento psicológico con los cuidados médicos como tal.
En este sentido, el Máster en Cuidados Críticos Adultos para Enfermería de DAE Formación incide en esa idea, adaptando sus contenidos a las demandas actuales de la enfermería, pero con un objetivo claro, el de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El plan de estudios abarca hasta 11 módulos en los que se tratan todas las problemáticas más comunes y actuales que pueden sufrir estos enfermos. En ellos se desarrolla especialmente una filosofía, la de que la enfermería es una disciplina sanitaria que vive de la evolución continua.
Los enfermos críticos adultos y los geriátricos son pacientes que se enfrentan constantemente a riesgos de pluripatología. Por tanto, no solo hay que controlar las funciones vitales y los tratamientos médicos, sino también las técnicas, los dispositivos, la aparatología y cualquier escenario que apunte a una posible complicación en el estado de salud.