Las personas que sufren enfermedades crónicas ven afectado su bienestar emocional. Pore ello, desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) se pide que se identifiquen medidas que ayuden a abordar estas patologías desde una perspectiva biopsicosocial, que considere la salud mental y emocional. Más del 50% de las personas que sufren enfermedades crónicas se sienten aisladas de la sociedad debido a su enfermedad
Con frecuencia, los síntomas que sufren las personas con enfermedades crónicas inciden directamente a su vida diaria, tanto en su salud, como en otros ámbitos de su vida social, laboral, económica, familiar o educativa. Estas personas ven como sus patologías afectan también a su bienestar emocional, por las limitaciones que conllevan.
En este sentido, la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), Carina Escobar, advierte que esta situación «también afectan a su salud mental, ya que en torno al 70% de las personas con enfermedad crónica experimentan síntomas depresivos como cansancio, tristeza o apatía».
El incremento de casos de trastornos mentales, especialmente tras la pandemia en jóvenes y adolescentes, «hace que sea necesario tomar acciones comunes y concretas. Esta pandemia silente requiere que se identifiquen medidas que ayuden a abordar estas patologías desde una perspectiva biopsicosocial que considere la salud mental y emocional», afirma la presidenta de la POP.
La salud mental de las personas con enfermedades crónicas ha empeorado en mayor frecuencia que en la población general en los últimos dos años. Más del 50% de los pacientes crónicos se sienten aislados de la sociedad debido a su enfermedad. En estos casos influyen condicionantes específicos, como los antecedentes emocionales, la vivencia de la enfermedad, la mayor vulnerabilidad sanitaria y necesidad de atención médica.
«El impacto psicoemocional ha sido especialmente relevante en colectivos vulnerables como las personas con trastornos psicológicos y las personas mayores con enfermedad crónica, a quienes el aislamiento social propio de la pandemia les ha situado en un contexto de soledad no deseada y desprotección social», añade Escobar.
Los problemas emocionales que la enfermedad crónica pueden redundar en un empeoramiento de la propia enfermedad, incluso que los pacientes atiendan menos a los síntomas o no tengan ánimo para afrontar la enfermedad, dejen de seguir las prescripciones médicas, se salten citas médicas o dejen de asistir a revisiones.
Una de los principales recalmaciones de esta plataforma ha sido la falta de recursos para afrontar la demanda de asistencia en salud mental. Ahora, el Gobierno ha dedicado, en los Presupuestos Generales del Estado, 27 millones de euros en transferencias a las comunidades autónomas para aplicar el Plan de Acción en Salud Mental, que cuenta con medidas específicas dirigidas a cumplir los objetivos de esta estrategia, que tiene especial atención al suicidio. Además, establece una partida de 16 millones de euros para reforzar las infraestructuras de los servicios de Salud Mental Comunitaria.
Además, desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes se solicita que la salud mental de la población general y de los pacientes crónicos en particular sea una prioridad de las políticas sanitarias, estableciendo medidas de prevención desde la infancia.