Un equipo internacional liderado por los investigadores Laura Stankeviciute y Oriol Grau, del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, junto a Jonathan Blackman, del hospital North Bristol NHS Trust y la Universidad de Bristol, ha demostrado una asociación entre la calidad del sueño y la patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en personas sin deterioro cognitivo.
Los resultados de esta investigación, que se enmarcan en el estudio europeo European Prevention of Alzheimer’s Dementia Longitudinal Cohort Study (EPAD LCS) indican que la mala calidad del sueño está relacionada con un incremento de la patología de la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo es relevante para ayudar a definir futuras terapias, para que puedan dirigirse a la fase adecuada de la enfermedad.
Las anomalías del sueño son frecuentes en la enfermedad de Alzheimer, y la calidad del sueño puede verse afectada desde la etapa preclínica de la enfermedad, incluso cuando no se experimentan otros síntomas. Comprender cómo y cuándo la falta de sueño contribuye a la progresión de la enfermedad de Alzheimer es importante para el diseño e implementación de futuras terapias.
Como indica Laura Stankeviciute, investigadora predoctoral del BBRC y una de las principales autoras del estudio, “los datos epidemiológicos y experimentales de los que se disponía hasta el momento ya apuntaban a que las anomalías del sueño contribuirían al riesgo de enfermedad Alzheimer”. “Sin embargo, los estudios previos presentaban limitaciones por la falta de biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, porque presentaban un diseño no transversal, o por el tamaño reducido de la muestra de participantes”, aclara. Este es el primer estudio que incluye todos estos factores.
La falta de sueño predice el Alzheimer en personas sin síntomas
Gracias a los datos obtenidos con la cohorte más grande hasta la fecha, los investigadores han podido validar la hipótesis de que la falta de sueño está asociada con biomarcadores de líquido cefalorraquídeo (LCR) de la enfermedad de Alzheimer de forma transversal, y que predice incrementos futuros de la patología en personas sin síntomas identificables de la enfermedad de Alzheimer al inicio del estudio.
El equipo del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), en colaboración con investigadores de la Universidad de Bristol, ha analizado los datos de 1.168 adultos mayores de 50 años, incluyendo biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer en el líquido cefalorraquídeo, rendimiento cognitivo y calidad del sueño. Para medir este último, han utilizado el cuestionario del índice de calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI).
Mediante el análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo de 332 participantes tomadas al inicio y después de un período promedio de 1,5 años, los investigadores han podido evaluar el efecto de la calidad del sueño inicial sobre el cambio en los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer a lo largo del tiempo.
La interrupción del sueño puede se un factor de riesgo para el Alzheimer
Los análisis transversales revelan que la mala calidad del sueño se asocia significativamente con un incremento de la proteína t-tau en el líquido cefalorraquídeo. Entre otros hallazgos, se ha demostrado que una duración corta del sueño, inferior a siete horas, se asocia con valores más altos de p-tau y t-tau, biomarcadores clave para medir el riesgo de Alzheimer en la fase preclínica de la enfermedad. Además, los análisis longitudinales mostraron que mayores alteraciones del sueño se asociaron con una disminución del biomarcador Aβ42 a lo largo del tiempo.
En definitiva, este estudio demuestra que la mala calidad del sueño reportada por los participantes se asocia con una mayor patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en individuos sin deterioro cognitivo. “Nuestros resultados refuerzan aún más la hipótesis de que la interrupción del sueño puede representar un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer”, señala la investigadora Laura Stankeviciute. “Por ello, son necesarias investigaciones futuras para probar la eficacia de las prácticas preventivas, diseñadas para mejorar el sueño en las etapas presintomáticas de la enfermedad, con el fin de reducir la patología de la enfermedad de Alzheimer”, concluye.
Las personas interesadas pueden consultar aquí el artículo “Cross-sectional and longitudinal association of sleep and Alzheimer biomarkers in cognitively unimpaired adults” , publicado en Brain Communications.