Además de un primera exploración, tienen especial importancia otras pruebas añadidas, como una evaluación del deterioro cognitivo o el uso de biomarcadores, que proporcionan información fisiopatológica de la demencia, ayudando en el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad.
La demencia afecta a casi 50 millones de personas en el mundo. Pese a esta cifra, entre el 30-40% de personas no son diagnosticadas actualmente. Es uno de los datos expuestos por el coordinador del Grupo de estudio de Conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Juan Fortea, en el webinar ‘Diagnóstico precoz y certero de las demencias’, que forma parte la serie «Encuentros con Expertos» y organizado por la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA).
Fortea también destacó que la enfermedad de Alzheimer es un proceso complejo y lento, con consecuencias devastadoras para el paciente, además de la pérdida de memoria. «La demencia es un síndrome que tiene muchas causas. La más frecuente es la enfermedad de Alzheimer, pero hay otras, y ése es el trabajo del profesional sanitario, determinar la causa, ya que puede ser una patología que se puede tratar y curar. Para ello se llevan a cabo una serie de pruebas para hacer un cribado«, indicó.
Respecto a las demencias, el doctor recalcó la importancia de dedicar el tiempo necesario a las exploraciones de los pacientes para su correcto diagnóstico. “En primer lugar se debe hacer una evaluación del paciente con deterioro cognitivo, pero el sistema no está preparado para dedicar el tiempo necesario”, advirtió el Doctor. En este escenario, se deben prestar atención a los síntomas cognitivos relacionados con la pérdida (memoria, atención, razonamiento…) y por otro, los síntomas conductuales (irritabilidad, depresión, apatía…), como se expuso en el webinar.
Tras una primera exploración, se necesitan otra serie de pruebas, como una evaluación del deterioro cognitivo «a la que hay que dedicar una hora aproximadamente«, apuntó Fortea. «Tras estas dos primeras pruebas se pasaría a realizar analíticas para descartas pruebas tratables o pruebas de neuroimagen, si fuese necesario», señaló el coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Biomarcadores en el diagnóstico de la demencia
En el marco de este webinar, el neurólogo de la SEN destacó la importancia de los biomarcadores en el seguimiento de los pacientes y que “no sustituyen al profesional, pero sí nos ayuda. Los biomarcadoresnos aportan información fisiopatológica de la enfermedad y ayudan en su diagnóstico y pronóstico. Con los resultados, los pacientes reciben un resultado positivo, negativo o no concluyente, que exigiría nuevas pruebas”, incidió Fortea.
El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer con apoyo de biomarcadores en fluidos, como el líquido cefalorraquídeo (LCR), y conseguido a través de punciones lumbares, es una realidad. Sin embargo, se debe hacer uso de ellos siempre y cuando se haya documentado de forma objetiva el deterioro cognitivo y nunca cuando ya haya un deterioro avanzado.
El campo del diagnóstico en la actuadiadad se está incidiendo en los biomarcadores en sangre. «Gracias al reciente desarrollo de técnicas ultrasensibles es posible medir ciertos marcadores como las proteínas β-Amiloide y pTau, lo que también ayudará a avanzar en el pronóstico y diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer», concluyó el doctor Fortea.
Las personas interesadas pueden acceder aquí a los webinar «Encuentros con Expertos» organizado por la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA).