Esta es una de las principales conclusiones del informe «Depresión y Neurología», elaborado por la Sociedad Española de Neurología (SEN), en el que se señala que entre un 30% y un 50% de las personas que padecen una enfermedad neurológica también padecen depresión, una condición que, a su vez, también influye en la evolución de las enfermedades neurológicas.
Una de las principales conclusiones del informe «Depresión y Neurología» es que, la depresión es un proceso que se observa más frecuentemente en personas con enfermedades neurológicas que en la población general: entre un 30% y un 50% de las personas que padecen una enfermedad neurológica también padecen depresión. En todo caso, la prevalencia de la depresión no es igual en todas las enfermedades neurológicas.
Respecto a la población general, la tasa de depresión en personas que han sobrevivido a un ictus es casi 8 veces mayor, la probabilidad de desarrollar depresión en epilepsia es de 3 a 5 veces superior y la prevalencia de la depresión entre las personas con migraña es 2 veces más alta.
Además, por poner otros ejemplos, un 65% de los pacientes con esclerosis múltiple, un 50% de los pacientes con Alzheimer, un 40% de los pacientes con Parkinson y un 80% de los pacientes con ELA o con narcolepsia muestran síntomas de depresión en distintos grados.
Tal y como señala el Dr. José Miguel Láinez, presidente de la Sociedad Española de Neurología, «las enfermedades neurológicas son la principal causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en el mundo y la depresión es una comorbilidad que está presente en la mayoría de ellas. La depresión es un trastorno que afecta al cerebro y se presenta e influye de forma notable en múltiples enfermedades neurológicas«.
«Este informe nos muestra que la depresión es una de las principales comorbilidades asociadas a muchas enfermedades neurológicas, ya de por sí discapacitantes y ha comprobado que, a menor sintomatología depresiva, mejor será la respuesta a ciertos tratamientos y mejor será la percepción tiene el paciente neurológico sobre su calidad de vida, independiente de la presencia de otros síntomas asociados a su enfermedad. Por lo tanto, es un problema que, como neurólogos, también nos debe importar afrontar y tratar», advierte el Dr. Láinez.
La depresión empeora la evolución de las enfermedades neurológicas
La depresión también influye en la evolución de las enfermedades neurológicas y en la respuesta de los pacientes neurológicos a los tratamientos. Los pacientes neurológicos que también padecen depresión tienen un mayor riesgo de susfrir las siguientes patologías:
- Un riesgo hasta 10 veces mayor de fallecer por ictus.
- El doble de riesgo de desarrollar una epilepsia farmacorresistente.
- Un mayor nivel de deterioro cognitivo ante enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la esclerosis múltiple.
- El aumento en la frecuencia y la intensidad de los ataques de migraña, con una alta probabilidad de que se cronifique, así como de los brotes de la esclerosis múltiple.
En este sentido, el Dr. Javier Camiña, Vocal de la Sociedad Española de Neurología, incide en que «aunque la depresión puede -en algunos casos- afectar a la efectividad de los tratamientos utilizados para el tratamiento de las enfermedades neurológicas, éstos también pueden ayudar a mejorar la depresión». «Varios estudios que destacan cómo ciertos tratamientos utilizados para el manejo específico de enfermedades neurológicas -como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple, la epilepsia o la migraña- pueden ayudar a reducir también los niveles de depresión en estos pacientes», señala este experto.
Además, dada la fuerte vinculación entre la depresión y la conducta suicida, en el informe también se revisa la presencia de ideación suicida entre los pacientes neurológicos ya que, incluso si la depresión se diagnostica como leve, su presencia aumenta el riesgo de suicidio entre las personas con trastornos neurológicos. En los últimos 10 años, se ha producido un aumento en la tendencia suicida entre los pacientes con enfermedades neurológicas (11% vs 3%).
Del mismo modo, se ha constatado que existe un mayor riesgo de suicidio en pacientes con enfermedades neurológicas como la epilepsia, la esclerosis múltiple, la migraña y muy especialmente en la cefalea en racimos, así como en quienes padecen trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington, la esclerosis lateral amiotrófica o la enfermedad de Parkinson.
Respecto a la población general, los pacientes de epilepsia, esclerosis múltiple o de ictus tienen casi el doble de probabilidades de morir por suicidio. Además, las muertes por suicidio en los pacientes con enfermedad de Parkinson son 5 veces superiores y, en personas con ELA, 6 veces superiores.
Una relación bidirecional
La depresión también puede preceder a las enfermedades neurológicas y, en muchas enfermedades, la relación es bidireccional. Por lo tanto, la depresión también puede suponer un factor de riesgo para sufrir enfermedades neurológicas como ictus, epilepsia, migraña crónica, Parkinson o Alzheimer.
Una persona que ha sufrido depresión tiene un riesgo 66% mayor de sufrir un ictus, un riesgo 2 veces mayor de desarrollar epilepsia, casi el doble de riesgo de desarrollar una demencia tipo Alzheimer, el triple de riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson y una altísima probabilidad de sufrir su primera crisis de migraña.
Además, el 60% de los pacientes con depresión padecerán cefalea y hasta un 10% de casos de enfermedad de Alzheimer que se producen cada año podrían ser atribuibles a la depresión.
El informe «Depresión y Neurología» elaborado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) puede consultarse en este enlace.
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