Pese a su alta prevalencia, hay un importante porcentaje de pacientes con osteoporosis que no reciben tratamiento, tal y como advierte la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Se trata de una patología crónica, sistémica y ligada a la fragilidad y a la edad que conviene vigilar muy de cerca para evitar posibles complicaciones como las fracturas óseas: vertebrales, de cadera u de otro tipo.
En este sentido, los Médicos internistas reiteran que se estima que hasta 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura relacionada con la osteoporosis a lo largo de su vida. Y es que, con la caída de estrógenos tras la menopausia se produce un incremento de la destrucción de hueso con un descenso de la densidad mineral ósea dando lugar a un incremento del riesgo de fractura de cadera u otro tipo, indican los especialistas de la SEMI.
Durante la menopausia aumenta el riesgo de osteoporosis en la mujer, tal y como se expuso en la mesa «Terapia en osteoporosis» celebrada en el marco del 43º Congreso Nacional de Medicina Interna de la SEMI.
Durante su intervención en la misma, el Dr. José Luis Pérez Castrillón, médico internista y miembro del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Rio Hortega de Valladolid, señaló que «la edad es uno de los factores de riesgo más importantes en la osteoporosis. Por ello, las comorbilidades más prevalentes en población anciana son las más asociadas a osteoporosis. Destacaríamos la hipertensión arterial, la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la insuficiencia renal crónica y la patología tiroidea. También hay una serie de fármacos como los corticoides que ejercen un efecto deletéreo sobre el hueso, mientras que otros pueden tener un efecto beneficioso como las estatinas y las tiazidas».
«Las fracturas osteoporóticas se tratan con analgesia, tratamiento ortopédico y cirugía en aquellos casos necesarios como en la fractura de cadera. Su tratamiento sería similar a fracturas no osteoporóticas pero el dato más importante y frecuentemente olvidado es realizar prevención secundaria tras una fractura», indicó el experto.
Además, tal y como incidió el Dr. Pérez Castrillón, «la fractura implica un mayor riesgo de fracturas posteriores por lo que es necesario instaurar un tratamiento activo frente a la osteoporosis. La osteoporosis no es una enfermedad inocua, tanto la fractura vertebral como la de cadera incrementan la mortalidad. El 30% de los pacientes con fractura de cadera fallecen a lo largo del año siguiente tras la fractura».
El envejecimiento poblacional aumente la prevalencia de la osteoporosis
Debido al envejecimiento poblacional la prevalencia de osteoporosis se incrementará y los distintos estudios epidemiológicos así lo muestran. Otro hecho que reflejan estos datos es que, «a pesar de disponer de tratamientos efectivos, no se ha producido un claro descenso de la incidencia de fracturas», señala la SEMI.
Por otra parte, hay un importante porcentaje de pacientes con osteoporosis que no reciben tratamiento. En aquellos que lo reciben el pronóstico es similar a otros países. La fragilidad y la edad avanzada son factores importantes de riesgo, de tal manera que la edad forma parte del FRAX, que es la escala de riesgo de predicción de fracturas más utilizada.
«El sexo femenino incrementa el riesgo de fractura de tal manera que 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 años va a sufrir una fractura a lo largo de su vida mientras que en los varones la incidencia es menor. En fracturas de cadera la relación mujer/varón es de 3 a 1», indica el Dr. Castrillón.
Respecto al tratamiento farmacológico en la osteoporosis, existen dos tipos de fármacos en el tratamiento de la osteoporosis: antiresortivos y anabólicos. Mientras que se dispone de un amplio arsenal terapéutico en los antiresortivos no sucede lo mismo con anabólicos.
Recientemente, se ha comercializado un nuevo fármaco anabólico, romosozumab, que es un anticuerpo monoclonal antiesclerostina, que ha demostrado su eficacia reduciendo fracturas.
Los ensayos clínicos no han empleado placebo como comparador sino antiresortivos potentes (alendronato, denosumab) y el fármaco ha demostrado superioridad sobre los mismos. Se configura como «una alternativa interesante en paciente con alto riesgo de fractura», apunta el Dr. Castrillón, quien recuerda que el seguimiento de los casos no complicados debería ser llevado a cabo por Atención Primaria, mientras que los casos más complejos y menos frecuentes deben ser seguidos en Medicina Interna.