Las principales consecuencias de la incontinencia urinaria son la ansiedad, la vergüenza, la falta de seguridad y la soledad, ya que quienes la padecen tienden a evitar el contacto social y situaciones donde sus síntomas se pueden ver más expuestos.
En España, uno de cada cuatro hombres por encima de los 40 años sufre incontinencia urinaria, patología que conlleva unas consecuencias emocionales, como son ansiedad, vergüenza, falta de seguridad y soledad. Estos síntomas de carácter psicológico afectan a la autoestima de quienes lo sufren y, cuando se trata de los hombres, el tabú generalizado en la sociedad ante la fragilidad de la salud masculina puede agravar la propia patología.
El doctor Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, explica en el pódcast especializado en incontinencia urinaria que conduce el humorista Agustín Jiménez, ‘Al fondo a la derecha’, que “es preciso abrir el foco a la hora de tratar a los pacientes y tener en cuenta todas las implicaciones que rodean a cada patología, ya que el cuidado de la salud está inexorablemente ligado al de las emociones”.
En este contexto, el Dr. Quintero explica que “cuando una persona empieza a sentirse insegura es fácil que evite el contacto social y situaciones donde sus síntomas se pueden ver más expuestos. No es infrecuente que un paciente incontinente acabe evitando encuentros sociales donde no tenga la garantía de poder estar cómodo con sus síntomas”. Por eso, muchos hombres se aíslan y evitan hablar del problema que padecen, agravando sus inseguridades hasta poder afectar a sus relaciones diarias.
Además, hay que tener en cuenta que “todo lo que afecta a nuestro sistema genitourinario es especialmente sensible y, por tanto, es más frecuente que cueste hablar de ello cuando algo no funciona como debería y que resulte más complicado buscar ayuda, más aún si se trata del varón”, añade Quintero.
Uno de los síntomas que más preocupa a los pacientes es el olor. “La ansiedad que provoca puede convertirse en un problema importante, sobre todo en la incontinencia de urgencia, en la que puede originarse una pérdida involuntaria. La incertidumbre ante el mal olor puede llegar a convertirse en crónica y mermar la calidad de vida de forma inesperada. El temor a oler mal afecta a los pacientes a nivel emocional de forma severa, ya que acaba menoscabando su autoestima y seguridad, de forma que evitan situaciones sociales en las que puedan sentirse juzgados”, asegura el especialista.
Reducir el impacto de la incontinencia urinaria en la salud psicológica
El estudio The Luts Report, publicado en 2016 por TENA (Essity), marca de productos para la higiene y la salud, indica que el 90% de los hombres que sufren incontinencia urinaria también lidian con la ansiedad, inseguridad e incluso depresión en algunos casos.
Frente a la idea de que esta patología es un problema sin solución y un síntoma de vejez, desde TENA Men se destaca el diálogo como herramienta para reducir el impacto de la incontinencia urinaria en la salud psicológica, y para eliminar la idea de que se trata de una patología sin solución y que aparece en la vejez. La confianza en el personal sanitario y acudir a él ante el primer indicio de incontinencia es clave para normalizar el problema y sobrellevarlo en sus primeras etapas, tal y como afirman desde esta compañía.
A pesar de esto, según los expertos, el 40% de los hombres tardan más de un año en acudir al especialista para consultar sus síntomas. “Muchos hombres no sienten la consulta del urólogo como un espacio seguro y evitan hablar sobre las implicaciones emocionales de la incontinencia urinaria. La relación médico-paciente depende en gran medida de la seguridad que el profesional sanitario transmite al paciente. Todos deberíamos tener un médico de confianza al que poder expresarle nuestras dudas sobre salud”, explica el Dr. Quintero.
La incontinencia debe normalizarse
Este especialista también ha tratado las herramientas fundamentales para mejorar el pronóstico de multitud de patologías, como la conversación. Hablar del problema en cuestión con el entorno más cercano y buscar a personas de referencia que hayan atravesado situaciones similares proporcionará al paciente la empatía y confianza necesarias para querer buscar soluciones. “Todo problema que no se afronta tiende a crecer y complicarse, lo cual implica que tendrá mayor impacto en la salud mental de la persona”.
Para alcanzar este modo de gestionar la situación “es fundamental ofrecer una educación emocional completa desde la infancia. Buena parte de los prejuicios y estereotipos de las personas se conforman durante la niñez y la adolescencia, por lo que ahí se encuentra la clave para abordar los temas de salud con naturalidad, por muy íntimos que parezcan”, concluye el Dr. Quintero.