A pesar de la alta prevalencia de las enfermedades reumáticas, afectan a más de 11 millones de personas en España, existe una falta de especialistas de Reumatología en nuestro país que hace que se produzcan situaciones de inequidad en los accesos a servicios sanitarios, dando lugar a que en algunas zonas no se lleve a cabo un adecuado manejo de las personas con estas patologías.
Tal y como advierte la Sociedad Española de Reumatología (SER), de no poner remedio, esta situación podría agravarse en los próximos años debido a las jubilaciones de la generación baby-boom. Y es que las enfermedades reumáticas están marcadas por los determinantes sociales de la salud, especialmente por el envejecimiento, el género, el entorno social y el ámbito territorial.
En este sentido, durante su intervención en el Reunión SER de Planificación Estratégica en Reumatología para jefaturas de Servicio/Sección/Unidad, la Dra. Susana Romero, vicepresidenta de la SER, indico que desde esta Sociedad se «está trabajando para lograr la creación de más plazas de Médico Interno Residente (MIR) en Reumatología que puedan suplir el déficit actual y futuro. Un reto importante, puesto que durante los próximos 15 años se necesitará aumentar las plazas MIR de Reumatología alrededor de un 40% para hacer frente a las crecientes necesidades».
Si no se abordan adecuadamente, las enfermedades reumáticas suponen un alto coste físico, emocional y económico para la persona que las sufre, así como para su entorno familiar y laboral, advierte la SER. Al mismo tiempo, tienen un impacto importante en el consumo de recursos, en la sociedad española y el Sistema Nacional de Salud,.
Por ello, los especialistas reunidos en este encuentro coincidieron en la necesidad de trabajar conjuntamente con las administraciones públicas y de este modo intentar paliar las inequidades sociales en la salud. Solo de esta forma se podrá conseguir la mejor atención para los pacientes reumáticos mejorando su calidad de vida, utilizando de manera eficiente los recursos sanitarios y velando por la estabilidad y continuidad del Sistema Público de Salud, aseguran.
El Ministerio de Sanidad, tal y como figura en el programa formativo oficial, reconoce al reumatólogo como el especialista cualificado en su periodo de formación MIR en el manejo de enfermedades musculoesqueléticas y autoinmunes sistémicas, por lo que su formación garantiza una asistencia de calidad y la seguridad del paciente.
Al mismo tiempo le otorga un rol integrador en su coordinación con Atención Primaria, que redunda en una mayor eficiencia asistencial, ya que, «un diagnóstico precoz que favorezca un tratamiento temprano resulta clave para reducir daños e incapacidades en estos pacientes», tal y como apuntó la Dra. Delia Reina, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi de Barcelona.
A juicio de la SER, resulta evidente que, para el correcto abordaje de las enfermedades reumáticas, y con el fin de evitar el impacto que supone sobre los pacientes, su entorno y el consumo de recursos, se precisan consultas ágiles y disponer del número de especialistas recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, tal y como recalcó la Dra. Reina «no hay suficientes especialistas en Reumatología». Según el estudio Realidad de la Reumatología en España y sus Comunidades Autónomas antes de la pandemia, la tasa de especialistas en Reumatología por 100.000 habitantes en España es de 2,1711, muy inferior a la recomendada por la OMS.
Ante el devenir demográfico que se dibuja en España, la labor y recursos disponibles del especialista de Reumatología son esenciales para hacer frente al progresivo aumento de la incidencia de estas enfermedades. En este contexto, «es fundamental que la adecuación de la ratio de reumatólogos por habitante evolucione en consonancia con la variable demográfica y las necesidades de la población», advirtió la Dra. Susana Romero.
La vicepresidenta de la Sociedad Española de Reumatología resaltó que «una adecuación correcta permitirá garantizar una asistencia de calidad y la seguridad del paciente. De esta manera se podrá favorecer la detección precoz de las enfermedades musculoesqueléticas y autoinmunes sistémicas para disminuir el daño, evitar la incapacidad y mejorar notablemente la calidad de vida de estos pacientes, disminuyendo la repercusión en su entorno familiar, laboral y social y en el Sistema Nacional de Salud».