La encefalitis (inflamación del tejido cerebral) es una enfermedad que deja secuelas en más de un 20% de las personas que logran sobrevivir, y tiene un alto índice de mortalidad: entre un 5 y un 20% de las personas que padecen encefalitis en España fallecen. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se diagnostican unos 1.200 nuevos casos.
La encefalitis se produce por causas muy diversas: puede ser de tipo infecciosa, causada por el ataque de un virus, bacteria u hongo; causada por un agente tóxico; o de tipo autoinmune, en ocasiones asociada a tumores y/o a proteínas que atacan el interior o la superficie de las neuronas.
«En todos los pacientes se debe considerar estas diferentes causas, ya que el tratamiento es diferente y debe iniciarse en muchas ocasiones antes de tener disponibles todos los resultados de laboratorio», advierte la Dra. Marta Guillán, Secretaria del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología.
«La encefalitis es una emergencia médica y, aunque sus manifestaciones clínicas son variadas, la presencia de fiebre, dolor de cabeza, aparición brusca de somnolencia, alteraciones del comportamiento, desorientación, trastornos del lenguaje o crisis convulsivas, son los síntomas más habituales», explica la Dra. Guillán.
La experta recalca que «la encefalitis es una enfermedad muy grave, con un alto índice de mortalidad y que puede causar secuelas neurológicas importantes. Por esa razón, ante la sospecha de que se esté padeciendo una encefalitis, se debe acudir con urgencia a un centro hospitalario».
Cuando la encefalitis se detecta precozmente, la probabilidad de que el paciente evolucione favorablemente es mayor. Gracias al desarrollo e implantación de nuevos métodos de diagnóstico microbiológico multiparamétricos, cada vez son más los casos con agente causal identificado, lo que permite ofrecer el tratamiento precoz más adecuado. Sin embargo, sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada e infradeclarada. Se estima que, actualmente, en más del 40% de los casos no se llega a obtener un diagnóstico causal preciso.
En los últimos años, gracias a los programas de vacunación, tanto infantil como en adultos, y a la cada vez mayor implantación de medidas de higiene y salud pública, el número de encefalitis de causa infecciosa está en marcado y progresivo descenso. «Por el contrario, cada vez se identifican y se tratan más casos de encefalitis autoinmune, en la que la predisposición genética y las causas ambientales -como las infecciones víricas previas e incluso la contaminación- son los posibles factores de riesgo para desarrollar este tipo de encefalitis que más se han estudiado», explica la Dra. Marta Guillán.
«En todo caso, e independientemente de que se estén incrementando los casos por otros tipo de causas, el virus del herpes simple, el Epstein-Barr, el VIH y los virus de la varicela, sarampión, paperas, polio y rubéola (en personas no vacunadas) continúan siendo la causa más frecuente a nivel mundial», señala la Secretaria del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología.
Por esta razón, desde la SEN se insiste en recordar la importancia de la vacunación, sobre todo en niños, personas mayores y en personas con afectación del sistema inmunitario o que estén en tratamiento con fármacos inmunosupresores, ya que son los grupos de población que presentan un mayor riesgo de padecer una encefalitis grave.
«Estrategias poblacionales, como el calendario de vacunación para toda la vida -en la que desde el año pasado se incluye la vacunación sistemática frente a herpes zóster en adultos de entre 65 y 80 años-, así como las medidas de higiene reaprendidas durante la pandemia, son las mejores herramientas que tenemos, en la actualidad, para prevenir esta enfermedad», concluye la Dra. Guillán.