Un artículo de Ana Oceja Fernández,
directora nacional de Operaciones de Vitarest
Un estado nutricional óptimo y un estilo de vida saludable son esenciales en todas las etapas de la vida, pero especialmente en los adultos mayores. La atención domiciliaria es el nivel más leve de intervención social, pero resulta clave para garantizar un envejecimiento de calidad.
Este proceso comporta una pérdida progresiva de la capacidad funcional de la mayoría de los órganos y estructuras corporales. A esta disminución fisiológica se puede asociar el impacto de enfermedades agudas o crónicas.
Cuando hablamos de los distintos factores que determinan el proceso de envejecimiento (la esperanza de vida, la salud, el bienestar) es evidente el papel fundamental que en ellos juega la nutrición.
Al margen de las patologías, uno de los motivos de riesgo potencial de desnutrición tiene que ver con las problemáticas relacionadas con la masticación (falta de piezas dentarias, ictus, disfagias…). La dependencia y los problemas relacionados con la dentición y la deglución pueden aumentar la fragilidad nutricional de las personas mayores, poniendo de manifiesto la importancia de un adecuado manejo de las texturas adaptadas en la alimentación del mayor.
Pero no se nos debe olvidar que el acto de comer es una experiencia sensorial inigualable, de la que debemos poder disfrutar independientemente de nuestra edad o estado de salud. La innovación aplicada a este ámbito resulta determinante y nos ha permitido desarrollar en los últimos años soluciones que abren nuevas posibilidades de alimentación.
Formación continua de los equipos
Atendemos a personas mayores, dependientes o en peligro de exclusión social, pero con un estado de salud física y/o mental que aún les permite ser independientes y que pueden vivir solas en su domicilio. La mayoría de los usuarios de Vitarest son esencialmente personas mayores de entre 85 y 95 años y, entre ellas, en torno al 65% son mujeres solas.
Nuestros equipos son mucho más que aquella persona que le lleva su menú de la semana o del día. Para algunos de nuestros usuarios, esa persona es su enlace con la vida exterior, es el momento de charla o la persona que vigila su estado de salud. Por este motivo, es importante que estén formados en atención a personas mayores y que basen su servicio en el acompañamiento y el cuidado.
Cada persona a la que atendemos es distinta y, por tanto, también lo son sus necesidades nutricionales. En la calidad de nuestra asistencia a personas mayores, será siempre esencial atender no solo a las patologías y exigencias de nutrición, si no también responder a sus preferencias y gustos para mejorar su grado de satisfacción y combatir la inapetencia.
En el caso de los ancianos, todas las situaciones sociales, culturales y económicas que hayan vivido a lo largo de su vida van a condicionar el perfil de las preferencias y aversiones alimentarias. Existe además una preferencia por el consumo de platos y recetas tradicionales muy vinculado a la zona geográfica de origen del individuo
Todo ello, unido a la consideración del momento vital concreto y condicionantes psicológicos de cada individuo, así como la aplicación de los avances tecnológicos y de innovación en alimentación, deberán configurar las propuestas gastronómicas del futuro.