Un artículo de Atenzia
La teleasistencia es uno de los servicios más extendidos en la atención a personas mayores. Sin embargo, existe un gran desconocimiento a su alrededor, reduciéndose muchas veces a “botón rojo” o “botón de ayuda para personas mayores”. Descripciones vagas que poco o nada profundizan en la capacidad real de un servicio que se ha ido transformando hasta convertirse en un sólido entramado de prestaciones y mejoras. Pero ¿de dónde viene esta simplificación de un servicio tan complejo?
Estamos viviendo una revolución a gran escala donde los cambios sociales y tecnológicos discurren a la par y se entrelazan generando nuevas necesidades y, en consecuencia, nuevas soluciones adaptadas a esta nueva realidad.
Un nuevo paradigma en el que los mayores de 65 años tienen mucho que decir. Este grupo de población reclama un papel más activo en la sociedad y una mayor calidad de vida con productos y servicios específicos. En paralelo, o precisamente por esto, la conocida como economía plateada sigue acaparando titulares y son cada vez más las empresas que en su cartera disponen de algún servicio dedicado exclusivamente a este colectivo.
Precisamente en este incesante goteo de nuevas soluciones, es donde la línea puede diluirse y llevar a equivocación. Porque no, no todos los servicios de teleasistencia son iguales. Y aunque los motivos son tantos como soluciones existen en el mercado, son dos principalmente los que diferencian a la teleasistencia profesional y certificada de otras soluciones.
¿Es lo mismo un servicio de teleasistencia que un sistema de aviso a familiares?
En muchas ocasiones bajo el nombre de servicio de teleasistencia se presta un sistema de aviso a familiares. Una de las confusiones más habituales que no hace sino aumentar el desconocimiento del nivel de profundidad del primero.
Los sistemas de aviso a familiares, tal y como su propio nombre indica, se limitan a enviar una alerta a los contactos del usuario cuando este presiona el botón de emergencia.
En el caso de la teleasistencia, el servicio va más allá. Así, cuando un usuario pulsa el botón SOS, se activan una serie de protocolos establecidos que tienen como objetivo la gestión integral de la emergencia.
Y sí, se avisa a los familiares, pero la asistencia al usuario se realiza por parte de un equipo multidisciplinar propio y especializado en el trato y asistencia a personas mayores. Profesionales que ofrecen atención inmediata 24 horas, que disponen del expediente sociosanitario del usuario y que, si fuese necesario, lo derivan al servicio de emergencia adecuado.
Servicios certificados, servicios de calidad
Al igual que en otros sectores, la teleasistencia también cuenta con una norma específica que establece y valida los requisitos de calidad para la prestación de este servicio. Así, la norma UNE 158401 avala a aquellas entidades que contamos con esta certificación en teleasistencia, garantizando que cumplimos todos los requisitos estipulados y que contamos con protocolos específicos para la atención sociosanitaria.
En el caso de aquellas empresas que proceden de otros sectores y que no cuenta ni con la experiencia ni los protocolos necesarios, las normas que los avalan proceden de otros ámbitos, como puede ser el de la seguridad. Este tipo de certificaciones, sin embargo, no validan procedimientos sociosanitarios y, por lo tanto, pueden carecer de protocolos para la atención de caídas, ictus, fracturas…
Es decir, la principal diferencia entre entidades avaladas por la UNE 158401 y aquellas que no lo están es que, en el segundo caso, no se garantiza la existencia de este tipo de protocolos específicos y, en consecuencia, la atención adecuada de posibles emergencias.
La teleasistencia, adaptación y evolución al servicio de las personas
La población mayor de 65 años poco a nada tiene que ver con las generaciones que les precedieron. Siguen, eso sí, eligiendo como opción mayoritaria la de permanecer el mayor tiempo posible en sus hogares, manteniendo su autonomía, independencia y entorno. Pero no de la misma forma. Algo ha cambiado.
La esperanza de vida ha aumentado y con ella las perspectivas que tiene este grupo, heterogéneo donde los haya, de los años que tienen por delante. Y en esto la teleasistencia tiene mucho que decir. Una solución que, auspiciada por la innovación tecnológica y social, no deja de evolucionar y adaptarse. Esta premisa es fundamental y en Atenzia, aunque contamos con una experiencia de más de 30 años en la prestación de servicios de teleasistencia, no dejamos de aprender y transformarnos.
Porque la teleasistencia actual ofrece, o debe ofrecer si quiere considerarse como tal, atención inmediata ante emergencias sí, pero también mucho más. Porque una teleasistencia integral y profesional ha de favorecer el envejecimiento activo, prevenir y luchar contra la soledad no deseada, promover la coordinación sociosanitaria… Convertirse en definitiva en un servicio integral preparado para mejorar la atención y calidad de vida de las personas mayores.
Porque en esta vorágine tecnológica y en una sociedad que los expertos definen como cada vez más individualista, la teleasistencia se erige como gran resistencia y solución para que los cuidados se transformen y adapten. Para conseguir, en definitiva, cuidados más avanzados, profesionales y, también, más humanizados.
Sí, el futuro de los cuidados ya está aquí.