Un artículo de Gabriel Hernán Santana,
fisioterapeuta autónomo a domicilio especializado en Geriatría
Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias (COFC)
La necesidad de la fisioterapia domiciliaria
George Engel desarrolló en 1977 el modelo biopsicosocial como respuesta al modelo biomédico, el cual abordaba la enfermedad como un problema estrictamente biológico. En su nuevo postulado, Engel destacó la influencia de tres esferas (biológica, psicológica y social) en el desarrollo y bienestar de una persona y su coexistencia tanto en la salud como en la enfermedad. El envejecimiento, por tanto, es un proceso que afecta a estas tres esferas.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), actualmente en España el 20,2% de la población son personas con más de 65 años. La vejez lleva consigo un aumento de la probabilidad de presentar cualquier tipo de discapacidad y, por ende, de dependencia. Esto, unido a la dificultad de las personas mayores de aceptar sus nuevas condiciones físicas y mentales, define el envejecimiento biológico y psicológico.
Además, según el Reglamento Nacional de Edificaciones, la instalación de un ascensor es obligatoria a partir de los cinco pisos de altura. Esto significa que las personas mayores con movilidad reducida o en situación de dependencia se van a ver aisladas socialmente. Es decir, no podrán ir a la compra, a dar un paseo o directamente a una clínica de fisioterapia. No tendrán las herramientas para hacer frente al envejecimiento en las tres esferas. Es aquí donde radica la importancia de la fisioterapia a domicilio.
Pros vs contras de la fisioterapia domiciliaria
La fisioterapia geriátrica a domicilio es otro mundo y presenta numerosos puntos positivos, pero también algún que otro negativo. En primer lugar, la ventaja más clara es la tranquilidad que le da a al paciente y a su familia no tener que desplazarse. Estará en un espacio seguro, su casa. Teniendo en cuenta que muchos de ellos pueden presentar deterioro cognitivo o demencia, conocer a una persona nueva y establecer una relación con ella será mucho más sencillo en su domicilio.
Asimismo, el lugar va a permitir orientar cada ejercicio a una tarea en concreto, por lo que el paciente podrá observar el avance con más claridad. Vamos a poner un ejemplo: paciente dado de alta recientemente por neumonía, hospitalizado tres semanas completas. Al llegar a casa, observa que no es capaz de levantarse del sillón sin ayuda. Tras pocas sesiones de potenciación muscular, el paciente refiere que cada vez le cuesta menos. Ejercicio orientado a una tarea. Clave.
Igualmente, la fisioterapia geriátrica domiciliaria no requiere de un gran espacio ni de materiales muy costosos e innovadores. Tampoco necesita realizar los mismos ejercicios que el campeón del mundo de halterofilia. Solo se necesita conocer al paciente, realizar una valoración exhaustiva y diseñar un programa de rehabilitación individualizado con material y ejercicios básicos pero encaminados a realizar tareas concretas. Es decir, el tipo de ejercicio a realizar dependerá de la situación del paciente y de sus capacidades.
En general, se deben trabajar cuatro tipos de ejercicios fundamentales, siempre adaptándolo a cada persona (Imagen 1).
- Movilidad: estos ejercicios se pueden utilizar como calentamiento, previo a los ejercicios de fuerza y equilibrio. Permitirán lubricar las articulaciones y mantener los rangos articulares necesarios para llevar a cabo las actividades de la vida diaria.
- Fuerza muscular: los ejercicios de fuerza son imprescindibles para frenar la sarcopenia (pérdida de masa muscular) y su consecuente dinapenia (pérdida de fuerza muscular).
- Equilibrio: este tipo de ejercicios junto con los de fuerza muscular serán los encargados de reducir el riesgo de caída y permitir una mejor marcha al paciente.
- Aeróbicos: mantendrán el corazón en buena forma. Al ser un músculo más se debe entrenar sin miedo, aunque siempre con las precauciones necesarias.
Aunque pueda parecer que se requiera un gimnasio completo para realizar todos los ejercicios, no es así. Los ejercicios de movilidad, equilibrio y aeróbicos no necesitan ningún tipo de material; para los ejercicios destinados a mejorar la fuerza muscular, las bandas elásticas y el peso serán los mejores aliados. Es lo bonito de la atención domiciliaria: con poco se puede hacer mucho.
Imagen 2. Pica, lastres, mancuernas, balón medicinal y bandas elásticas. Material básico para trabajar la fuerza muscular.
Por otro lado, el fisioterapeuta deberá hacer frente, a veces, a espacios con mucho mobiliario y que no le permitirá trabajar lo que tenía planeado. La limitación de material también será un punto negativo. ¿A quién no le gustan unas paralelas para fomentar la marcha?
Por último, hay que tener en cuenta un factor clave: la familia. En muchas ocasiones observamos como el peso de la mejora o no del paciente recae en los fisioterapeutas. Se debe educar tanto a los pacientes como a su familia y cuidador, hacerles entender la importancia de seguir las pautas dadas por el profesional y mantener una rehabilitación diaria. Será el elemento diferencial.
Invertir en fisioterapia domiciliaria
Dada la importancia de la atención domiciliaria y la necesidad de muchas familias con pocos recursos, es imprescindible que las comunidades autónomas actúen invirtiendo en fisioterapeutas. Muchas personas deben costearse un fisioterapeuta privado y algunos deben elegir entre dejarse su pensión o mantenerse dependiente. ¿Es justo que esto ocurra? Hay un problema sociosanitario claro y se deben tomar medidas rápidamente. Ellos se lo merecen.
Gabriel Hernán Santana
LinkedIn: Gabriel Hernán Santana
Instagram profesional: fisiogeriatrica.gabrih
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