Un artículo de Iván García,
Business Excellence Manager Canal Geriatría de Fresenius Kabi España
El uso de aplicaciones y otras tecnologías como el big data o la inteligencia artificial aplicadas al ámbito de la salud permite entre otras cosas, mejorar la asistencia sanitaria y controlar sobre todo a los enfermos crónicos y población sénior.
En este sentido, las aplicaciones relacionadas con la salud se tornan excepcionales para prevenir y hacer seguimiento de ciertas patologías como la desnutrición, que afecta especialmente a pacientes geriátricos. Este colectivo es uno de los que mayor riesgo tiene de sufrir este tipo de problemas, debido a que envejecer conlleva una serie de cambios que influyen directamente en el estado nutricional.
Los datos hablan por si solos. El estudio “Observatorio Nacional de Valoración Integral en Personas Mayores”, llevado a cabo por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), desvela que la mitad de la población anciana hospitalizada presenta desnutrición. Un hecho que también se experimenta en residencias. En estos centros, un 25% de pacientes padecen desnutrición mixta moderada, que es la forma más grave, aunque habitual, de déficit nutricional en la tercera edad.
Frente a esta situación, queda clara la necesidad de implementar estrategias eficaces no solo para paliar los efectos de la desnutrición y disminuir su impacto en centros geriátricos, sino también para promover y desarrollar protocolos de detección más efectivos.
Generalmente, para medir el nivel de salud que posee el paciente geriátrico en el momento de su ingreso residencial, se lleva a cabo un estudio en las primeras 24-48 horas con herramientas de cribado clínicas. Sin embargo, este examen inicial es solo el primer paso para controlar el estado nutricional de los residentes.
Es totalmente necesario realizar una evaluación regular en el tiempo para controlar los niveles nutricionales y prevenir así patologías más graves. Aquí es donde la tecnología puede tener un papel revolucionario que puede mejorar el bienestar del residente y facilita el trabajo a los profesionales de los centros.
Actualmente existen aplicaciones innovadoras que, además de valorar el riesgo de desnutrición a partir de diferentes parámetros, permiten hacer un seguimiento continuado del paciente para comprobar su evolución. Con toda la información, analizan el estado nutricional del paciente, generan un informe en el que recopilan los datos y ofrecen recomendaciones para mejorar su salud.
Conscientes de que un diagnóstico nutricional precoz se asocia a una mejor evolución clínica del paciente, resulta indispensable dotar a los profesionales sanitarios de este tipo de herramientas digitales y potenciar su uso. Y es que una intervención nutricional adecuada puede mejorar la calidad de vida del paciente geriátrico con problemas nutricionales y mitigar la aparición de distintas patologías y complicaciones asociadas que comprometan su estado de salud.
Una identificación temprana, así como un seguimiento exhaustivo, regular y ágil de estos factores de riesgo, puede contribuir al desarrollo de estrategias de intervención nutricional totalmente personalizadas. Además, también permiten un abordaje preventivo en el desarrollo de la desnutrición independientemente del lugar donde esté siendo tratado el paciente.