Un artículo de Emilio Negro González,
Director de Enfermería de los centros de Hermanas Hospitalarias de Palencia y Burgos
Garantizar el derecho de las personas mayores a vivir plenamente en el lugar que elijan es una prioridad de la sociedad actual. Son numerosas las administraciones públicas que ya incluyen estos conceptos en sus programas de salud y de atención sociosanitaria.
La ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia cataloga la teleasistencia como esencial dentro de las prestaciones básicas de los Servicios Sociales.
Debemos ser conscientes de la realidad de muchas personas mayores con una calidad e intensidad de cuidados familiares muy baja por múltiples factores y que precisan o precisarán algún sistema de ayuda y seguimiento que puede o debe resolverse con las nuevas tecnologías.
Los sistemas más avanzados de teleasistencia ofrecen a las personas mayores la posibilidad de vivir de forma segura e independiente en sus casas durante más tiempo, garantizando un plus de seguridad que les ayuda a retrasar el ingreso en una institución, ayudando también a la sociedad a gestionar mucho mejor los costes asociados a la dependencia.
Hay muchos estudios publicados que evidencian como los usuarios de la teleasistencia avanzada, incluso, aquellos con más edad, disminuyen la presión sobre los centros de salud, sobre la intensidad de consultas médicas y de enfermería, así como en servicios de emergencias.
Los servicios de teleasistencia han crecido desde el inicio de la pandemia, podemos relacionar este crecimiento con la inseguridad generada por la soledad no deseada, el miedo a padecer una enfermedad o la imposibilidad de salir de casa.
La teleasistencia avanzada
Los servicios más modernos de teleasistencia denominada “avanzada” prestan una atención individualizada a cada usuario, anticipándose a problemas físicos y detectando situaciones de riesgo… Esto es, sin duda, una parte del gran avance desde los inicios más elementales, basados en un botón de ayuda, a la más avanzada que se apoya en tecnologías de la comunicación a través de sensores, imágenes y datos que sirven a los profesionales para estar activos ante los problemas reales o potenciales.
Estos sistemas avanzados recogen información de las personas basada en la evaluación de riesgos inherentes a la edad y cronicidad, la historia clínica y social, seguimiento de llamadas previas, localización física, movilidad, audio y video de calidad, constantes vitales… de tal forma que se reducen los eventos adversos graves gracias al alto nivel de seguimiento y control que permiten los nuevos sistemas con los que se dota a la población atendida y a sus hogares. Podríamos definir este servicio como preventivo y facilitador de recursos sociales y sanitarios de forma urgente o programada.
Otra gran ventaja es la escalabilidad y adaptabilidad a las diferentes etapas y vulnerabilidad de la persona. Algunas empresas ya ofrecen la teleconsulta o la denominada telesalud facilitando el acceso a su médico o enfermera sin tener que desplazarse o salir del propio hogar. La mayoría de las personas que han experimentado este nuevo sistema de consulta han manifestado una alta satisfacción con el mismo.
Problemas a superar
No todo son ventajas. Necesitamos superar alguna barrera que impide el
crecimiento de estos recursos. La desconfianza de los posibles beneficiarios hacia este tipo de servicios por miedo e inseguridad asociado a la brecha digital y la falta de conocimiento en el manejo de las nuevas tecnologías.
No todas las administraciones públicas disponen de este servicio en su modalidad avanzada, y son, por tanto, empresas del sector privado o aseguradoras las que ofrecen el mismo, generando una situación de alto coste inicial que impide el acceso universal y por tanto la expansión del servicio dificultando el aprendizaje y la rentabilidad de las prestaciones.
La tecnología digital tampoco está actualmente al alcance de toda la población, bien debido a factores culturales, geográficos o problemas técnicos. Debemos exigir a nuestros gobernantes una apuesta comprometida por dotar a todos los municipios de la más alta capacidad de infraestructuras tecnológicas que puedan garantizar una asistencia domiciliaria avanzada y completa.
Como conclusión podemos destacar los beneficios que los servicios de
teleasistencia avanzada aportan:
- Beneficios para sus usuarios
Mejoras en su salud y su calidad de vida, en su seguridad, mejoran la percepción de soledad y aislamiento social y facilita una vida más autónoma y libre. - Beneficios para las familia
Bien por vivir a una distancia que impide el contacto diario o por la carga de trabajo, estos servicios facilitan el incremento de las redes de apoyo disminuyendo la sensación de ansiedad por la necesidad de cuidar a ls personas queridas. - Beneficios para sistema de salud
Se reducen las asistencias presenciales y las demandas al servicio de urgencias por problemas de salud potenciales, el transporte en ambulancias y el riesgo de hospitalización. - Beneficios económicos
Reduciendo costes al sistema y a los propios beneficiarios, costes de servicios de atención directa, acompañamientos, retrasando al ayuda a domicilio y la asistencia en instituciones.