En un contexto marcado por el progresivo envejecimiento de la población la rehabilitación se ha convertido en un elemento clave para mejorar la calidad de vida de los ancianos. Y los profesionales sociosanitarios han pasado a enfocar la rehabilitación, no sólo desde un aspecto físico, sino también psicológico y social, y cada vez más personalizado, centrado en los intereses y particularidades del paciente, tal y como se expuso en la la XVIII Cátedra ORPEA.
En el marco de este encuentro, Victoria Pérez, directora médica de ORPEA Ibérica, señaló que “hoy sabemos que una de las causas más comunes de la pérdida de las capacidades funcionales es la inactividad y el inmovilismo. Está demostrado que realizar un programa de entrenamiento personalizado adaptado a las necesidades del mayor y a sus posibilidades físicas, contribuye a mejorar su capacidad funcional con una disminución del número de caídas, así como un menor impacto de patologías cerebrovasculares, cardíacas, osteoarticulares y musculares. También mejora el rendimiento cognitivo, estado de ánimo, capacidad de socialización y autoestima”.
Durante la XVIII Cátedra ORPEA, enfocada en el nuevo paradigma de la rehabilitación del mayor, se abordaron temas como la neuroplasticidad cerebral; la salud y el funcionamiento humano; la importancia de la rehabilitación traumatológica y neurológica y el razonamiento clínico como herramienta terapéutica de análisis de las capacidades del paciente y de las áreas de mejora en base a la lesión.
Durante su intervención, Carmen Mateos, directora médica del centro especializado en rehabilitación ORPEA Madrid Mirasierra definió la neuroplasticidad como “la capacidad del cerebro de adaptarse, bien sea restituyendo circuitos que hayan podido sufrir un daño o bien mediante la formación de nuevas redes neuronales. Clásicamente se pensaba que las neuronas cuando se dañaban, ‘morían’ y ya no se regeneraban. Ahora sabemos que la capacidad de nuestro sistema nervioso de superar los problemas es maravillosamente ‘plástica’, flexible, adaptativa… y por tanto rehabilitable”.
En este sentido, la doctora Aitziber Aleu Bonaut, neuróloga vascular y neurointervencionista de Centro Lescer, incidió en que la edad “no debe ser un impedimento para la rehabilitación”, ya que la neuroplasticidad “está presente en personas mayores y la rehabilitación puede ser efectiva si se utiliza el enfoque adecuado y se incluyen intervenciones específicas y motivantes para activar la plasticidad cerebral”.
En el marco de la la XVIII Cátedra ORPEA también se abordó la Clasificación Internacional de la Funcionalidad. En esta línea de la atención centrada en el paciente, Carmen Mateos señaló que “entender a la persona, con independencia de la patología que presente, desde una mirada biopsiosociales lo que nos lleva clasificar los problemas de salud a través de la CIF”. La CIF (Clasificación Internacional de la Funcionalidad) es un marco conceptual desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para describir la salud y el funcionamiento humano.
La directora médica de ORPEA Madrid Mirasierra hizo hincapié en que “el mayor que sufre un evento traumatológico, requerirá una rehabilitación que no solo se centre en la articulación dañada, sino que atienda a su situación cognitiva, emocional y social. Del mismo modo, las personas con patología neurológica de base, pueden sufrir problemas sobreañadidos, con periodos de recuperación, condicionados por la coexistencia de procesos traumatológicos o neurológicos”.
Como explicó Arantxa Castrillo Calvillo, fisioterapeuta neurológica y responsable de la Unidad Ambulatoria de Centro Lescer “un buen Razonamiento Clínico, puesto que es un proceso y herramienta fundamental en la neurorehabilitación, implica la recopilación, análisis y síntesis de información relevante para tomar decisiones de tratamiento efectivas y puede ayudar a abordar los desafíos desde todas las áreas de intervención: fisioterapia, neuropsicología, logopedia y terapia ocupacional”.