Con el objetivo de poner de manifiesto la influencia que tiene el espacio construido en la salud física y mental de las personas, el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) ha organizado en el Colegio de Aparejadores de Madrid, la jornada «Habitar Plenamente».
Y es que las personas pasan alrededor de un 80% de su tiempo en espacios cerrados (viviendas, oficinas, centros de ocio o de salud…) y, sin embargo, a la hora de proyectarlos y construirlos no se suelen tener en cuenta el factor humano: cómo los edificios influyen en la salud física y mental, cómo dan respuesta a las necesidades y funciones básicas, o cómo repercuten en la forma en la que el ser humano se relaciona con el entorno.
Y es que, como afirma Alfredo Sanz, presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), «el primer espacio a habitar es nuestro propio cuerpo y no somos conscientes de cómo lo que le rodea, le afecta». En este sentido, «es una obligación para los profesionales que tenemos una influencia sobre la vida de las personas el promover este tipo de acciones donde reflexionemos más allá del entorno profesional». «Nos está superando nuestra forma de vida actual», advierte el presidente de esta entidad colegial.
En este encuentro tres reconocido profesionales abordaron, desde diferentes perspectivas, la relación del individuo con los espacios que ocupa:
- Paula Rivas
arquitecta de Green Building Council España (GBCe), especialista en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM)
- Nazareth Castellanos
doctora en Neurociencia, directora de investigación y desarrollo del Instituto de Investigación y Formación en Ciencias Cognitivas Nirakara y cátedra extraordinaria de Mindfulness y Ciencias Cognitivas de la Universidad Complutense de Madrid
- Carmen Fernández
arquitecta técnica y profesora, especialista en movilidad sostenible y accesibilidad en la Fundación ONCE
En su intervención Paula Rivas recalcó la responsabilidad del sector de la edificación en el desarrollo de un habitat saludable para las personas, «como medida preventiva», para garantizar el bienestar de los individuos. Y para conseguirlo, esta experta apuesta por un mejor conocimiento de nuestro cuerpo y sus necesidades, subrayando la importancia de cubrir desde la Arquitectura las necesidades básicas del individuo.
«La luz, los materiales, la distribución y concepción de los espacios, todo influye en nuestra homeostasis, en la forma en la que nuestro cuerpo se regula. La iluminación artificial altera nuestro ciclo del sueño. Acciones como esconder las escaleras tienen repercusión sobre nuestra movilidad, mientras que no disponer de espacios adecuados para comer, por ejemplo, afectan negativamente a una función tan básica como la de nutrirse», advierte la arquitecta de Green Building Council España (GBCe).
Por su parte, Carmen Fernández, puso el foco de atención en aquellas personas con necesidades especiales, para las que los entornos construidos plantean barreras que afectan no solo a su movilidad, sino también a su bienestar físico y emocional.
Para solventar estos problemas, la directora de investigación y desarrollo del Instituto de Investigación y Formación en Ciencias Cognitivas Nirakara reclamo un diseño consciente y accesible, así como el empleo de herramientas y recursos que mejoren la orientación (señales, visuales o acústicas) y la comunicación (lectura fácil). Incluso el uso de elementos y materiales que proporcionasen información adicional al individuo. «La accesibilidad y el diseño van de la mano, pero se necesita más formación y empatía», señaló.
Nazareth Castellanos finalizó su exposición estableciendo una clara relación entre el cerebro y el resto de los órganos del cuerpo, poniendo de manifiesto cómo su estado de salud, sus percepciones y el impacto que el entorno tienen sobre los mismos también se refleja en la forma de comportarse y de relacionarse las personas con el entorno. También reflexionó sobre la influencia de la luz, el olor (y su capacidad para activar la memoria) e, incluso, la digestión, conectando la salud digestiva y las enfermedades relacionadas con la mente.
Destacando la importancia de establecer una relación armónica entre el cuerpo y el espacio que habitamos, Castellanos concluyó su intervención en este encuentro organizado por el CGATE indicando que «hoy la neurociencia está reconociendo la importancia que tiene el cómo somos conscientes de nuestro propio cuerpo; cómo habitamos; las sensaciones que surgen; la relación que tenemos sobre lo que nos rodea; el impacto que tienen los demás sobre nosotros mismos, etc. Asumimos que el cerebro es un sistema en constante interacción con lo que pasa dentro de nuestro organismo y lo que sucede fuera».