Un artículo de Jaime Paniagua Monreal,
Miembro del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM)
Logopeda en Logocerebral: logopedia comunitaria en el adulto mayor.
Profesor del Grado de Logopedia en UNIR.
La deglución es una función vital que posee el ser humano cuya relevancia pasa desapercibida en nuestro día a día. Tragamos sin darnos cuenta. Gracias a la deglución proporcionamos a nuestro cuerpo la cantidad necesaria de nutrientes y de energía para movernos y relacionarnos en nuestro entorno.
Una deglución es un evento que dura alrededor de 800 milisegundos y que se repite cientos de veces durante una comida. Llegamos a producir una media de 585 degluciones en un día.
Ya en el vientre materno somos capaces de deglutir líquido amniótico y de comenzar a relacionarnos con el mundo a través de señales sensoriales que nos proporciona el sentido del gusto. Esta función se mantiene en perfecta coordinación con nuestra respiración desde nuestro nacimiento hasta el momento en que fallecemos.
En ese largo camino que supone la vida, se va adaptando a nuestras preferencias, los alimentos de nuestro entorno y nuestras particularidades estructurales. Nuestra deglución nos define como individuos y nos permite relacionarnos con nuestro entorno compartiendo y disfrutando de los alimentos.
Cada persona construye su deglución de acuerdo a características estructurales, funcionales y ambientales, e influenciada por aspectos emocionales y la influencia de los alimentos que le rodean en su vida.
Desde un punto de vista evolutivo, el ser humano ha perfeccionado su función deglutoria a partir de cambios anatomofisiológicos si nos comparamos con antepasados como el australopithecus. Dichos cambios han facilitado que el ser humano posea uno de los mecanismos deglutorios más singulares y perfectos del reino animal.
Si bien esa singularidad de nuestra especie es beneficiosa para poder combinar la capacidad para poder comunicarnos, respirar y alimentarnos con un mismo órgano, también nos hace ser más vulnerables a cambios a los que nos enfrentamos por el paso de la edad. Un mecanismo tan preciso es más vulnerable ante cambios producidos por enfermedades o el propio paso de la edad.
Dentro del proceso de envejecimiento normal que sufre todo ser humano, la deglución y nuestra manera de procesar los alimentos sufre modificaciones a partir de los 60-65 años, dependiendo de la estructura corporal y hábitos de cada persona. Por tanto, hablaremos de presbifagia cuando nos referimos a los cambios en la deglución normales por el incremento de la edad y que suponen que nuestro complejo orofacial va disminuyendo su destreza a la hora de manejar los alimentos.
Que hablemos del concepto de presbifagia como una circunstancia dentro de la normalidad humana no quiere decir que tengamos que dejar de prestarle atención. Todo lo contrario. La población adulta mayor necesita un seguimiento exhaustivo de la eficacia y seguridad de su mecanismo deglutorio para poder controlar la aparición de comorbilidades.
Disfagia sarcopénica
De acuerdo con el grupo de consenso europeo en sarcopenia (EWGSOP, 2019), la sarcopenia es un trastorno muscular esquelético progresivo y generalizado que se asocia a una mayor probabilidad de resultados adversos como caídas, fracturas, discapacidad física y mortalidad.
El diagnóstico de sarcopenia se confirma con la presencia de baja cantidad/calidad muscular. Dada la tendencia al envejecimiento poblacional de nuestra sociedad es esperable que la prevalencia de sarcopenia vaya en aumento. Esta circunstancia tendría como consecuencia un deterioro más acelerado de la deglución, lo que justificaría que se habla del concepto de Disfagia Sarcopénica.
Autores como Sakai y Sakuma, indican que la disfagia sarcopénica supondría la dificultad para tragar, derivada de la sarcopenia del músculo esquelético general y, específicamente, de la biomecánica de la deglución como puede ser musculatura masticatoria, supra e infrahioidea, faríngea, laringea y esofágica.
La disfagia sarcopénica supone una situación de riesgo para el adulto mayor, ya que incrementa el riesgo de malnutrición y deshidratación, circunstancia que favorecería la sarcopenia y, por tanto, el deterioro progresivo de la deglución.
Sarcopenia y, concretamente, la existencia de disfagia sarcopénica supone un círculo vicioso de retroalimentación que favorece la aparición de comorbilidades derivadas del deterioro del sistema inmunológico y existencia de riesgo de patología respiratoria. Por desgracia, a día de hoy no existe un consenso estandarizado en los criterios diagnósticos de la disfagia sarcopénica aunque se está avanzando en ese sentido.
Sin duda, una de las mejores estrategias pasa por contar con herramientas de cribado y detección de la presencia de trastornos de la deglución en el adulto mayor. Está totalmente justificado plantear estrategias de cribado de la disfagia sarcopénica en el adulto mayor dada su prevalencia en una población con tendencia al envejecimiento, por el riesgo que supone para la población, por la facilidad para detectar sintomatología de manera precoz y por los beneficios a nivel pronóstico que supondría poner soluciones de manera temprana.
Cribados para la disfagia y soluciones
Dentro de los cribados típicos de la disfagia contamos con herramientas basadas en cuestionarios autocumplimentados, como puede ser el EAT-10 (Eating Assessment Tool), o basadas en técnicas exploratorias realizadas por persona sanitario entrenado, como puede ser el MECV-V (Método de Exploración Consistencia Volumen-Viscosidad), ambos investigados en el fenotipo de disfagia en el adulto mayor desde hace varios años. Los profesionales sanitarios tienen en su mano dos valiosas herramientas para poder detectar población en riesgo de disfagia.
Detectar la presencia de riesgo por disfagia sarcopénica permitiría desarrollar una batería de soluciones que cuentan con evidencia científica en su aplicación y que permiten mejorar el pronóstico de la persona. Es importante reseñar que cada persona necesitará un plan de actuación individualizado y que no todas las estrategias serán aplicables en todos los casos. De manera general contamos con algunas soluciones que podrían ser útiles:
- Mejora de hábitos de higiene oral con el objetivo de incidir en la flora bacteriana orofacial, factor de riesgo importante que relaciona de forma directa el riesgo de sufrir patología respiratoria severa en persona que descuidan hábitos relacionados con cuidado bucal.
- Seguimiento y control de hábitos alimentarios que impactan de forma directa en la disminución de riesgo de malnutrición (comorbilidad posible que generaría un círculo vicioso de relación con la disfagia por el impacto de la sarcopenia derivada) y de manera indirecta en la flora bacteriana orofaríngea (los alimentos que consumimos podría influir el tipo de flora presente en la zona orofaríngea).
- Uso de productos específicos para personas con disfagia que favorecen la hidratación, tales como espesantes y aguas gelificadas. Este tipo de productos suponen una ayuda a las personas que tienen dificultades para manejar líquido por sus problemas para tragar e ingieren una cantidad de líquido insuficiente. Además, en épocas estivales en las que surge un incremento de las temperaturas es importante contar con herramientas para favorecer la hidratación del adulto mayor que, bien puede sentirse menos llamado a beber de forma espontánea, bien puede tener más dificultades al notar que la ingesta de líquidos se le hace dificultosa.
Concretamente, el uso de aguas gelificadas supone un atractivo producto de consumo que permite complementar la hidratación. Recordemos que las aguas melificadas son productos específicos para personas con disfagia o problemas de deglución con unas propiedades reológicas y tribológicas que permiten un manejo más seguro del líquido a la hora de tragar.
Este producto difiere de las gelatinas comerciales habituales que encontramos en supermercados habitualmente ya que están elaboradas con componentes que no ofrecen ayudas a la biomecánica deglución.
- El adulto mayor con problemas para hidratarse tiene en su mano otras estrategias que pueden ayudar a su deglución. Podemos favorecer cambios beneficios en la biomecánica de la deglución haciendo uso de sustancias al alcance de todos en nuestro entorno que impactan de manera positiva en la deglución. Si bien la capsaicina (picante) es uno de los productos que ofrecen mejores resultados en los estudios con adultos mayores, sustancias como el ácido cítrico (limón) o mentolados permiten cambios beneficiosos en la deglución y podrían aceptarse mejor a la hora de usarse con líquidos. Los cambios de temperatura podrían favorecer una deglución más eficaz y segura. La presentación de líquidos en una temperatura más fría podría ayudar a obtener una deglución más cómoda.
- Muchas personas encuentran beneficio al modificar su forma de tragar los líquidos. normalmente, orientamos al adulto a localizar un volumen de deglución que le haga sentir más cómodo. Eso implica modificar el tipo de deglución que realizaba por costumbre que suele basarse en tragos a volúmenes grandes (entre 20-40 ml.) organizados en tragos continuados. En este caso, el adulto busca ingestas con tragos a menor volumen y se le ayuda a coordinar el proceso de tragar haciendo la fuerza suficiente con la retención de la respiración para poder tener un mejor control de la ingesta de líquidos. En este sentido un logopeda puede ser la mejor herramienta para poder modificar esa conducta de deglución y obtener una biomecánica deglutoria más eficaz y segura.
- Las estrategias de adaptación de los alimentos dirigidas a facilitar el procesado oral y deglución de los alimentos permiten que el individuo continue nutriéndose de forma más segura. Estas herramientas permiten adaptar el alimento a las capacidades del individuo. Contamos con distintas formas de adaptación, de acuerdo con las necesidades de cada persona. Un alimento puede ser presentado en una textura homogénea y compacta o se pueden obtener texturas más heterogéneas atendiendo a distintos atributos texturales. La dureza, adhesividad, cohesividad, fragmentabilidad, humedad y fluidez suelen ser las características que se suelen manejar cuando atendemos a una persona con disfagia cuya nutrición está en riesgo. Existen iniciativas internacionales que proponen nomenclaturas de adaptación del alimento comunes a todos los países para que contemos con elementos similares a la hora de modificar los alimentos. Una de esas iniciativas sería la IDDSI. Cualquier persona tiene acceso a los materiales generados por este grupo de trabajo traducidos a todos los idiomas existentes en el mundo a través del dominio iddsi.org.
- Una línea futura a corto plazo sería la de encontrar alimentos adaptados a personas con disfagia a nuestro supermercado habitual o localizándolos por internet. Algunos países como Japón ya cuentan con esta posibilidad desde hace años a través de su programa Smile Care Food. En nuestro país aún resulta difícil acceder a productos específicos para personas con disfagia generados por la industria del alimento que hayan sido validados por especialistas en disfagia. En los próximos años, con toda seguridad, viviremos la aparición de productos específicos para disfagia en nuestros supermercados habituales y asistiremos a la implantación de programas similares adaptados a nuestras necesidades culturales y geográficas.
En conclusión, la tendencia al envejecimiento de nuestra población nos hace más susceptibles de padecer dificultades en nuestra deglución. Esta circunstancia supone un factor de riesgo importante de padecer desnutrición y deshidratación.
La mejor estrategia no sólo pasa por concienciar a la sociedad y contar con herramientas para su detección sino, también, por disponer de soluciones sencillas y eficaces para solventar los riesgos disponibles para todo el mundo. Sin duda, uno de los recursos humanos más eficaces para luchar contra las consecuencias de la disfagia es el logopeda.
El logopeda es el profesional sanitario con conocimientos y competencias suficientes para facilitar que cualquier personal saboree la vida de manera segura desde el nacimiento hasta el final de sus días.
Mencionados en esta lectura se indican a continuación una serie de lecturas recomendadas útiles a la hora de atender la disfagia en el adulto mayor.
Lecturas y recursos recomendadas:
Cruz-Jentoft AJ, Bahat G, Bauer J, Boirie Y, Bruyère O, Cederholm T, Cooper C, Landi F, Rolland Y, Sayer AA, Schneider SM, Sieber CC, Topinkova E, Vandewoude M, Visser M, Zamboni M; Writing Group for the European Working Group on Sarcopenia in Older People 2 (EWGSOP2), and the Extended Group for EWGSOP2. Sarcopenia: revised European consensus on definition and diagnosis. Age Ageing. 2019 Jan 1;48(1):16-31
Sakai K, Sakuma K. Sarcopenic dysphagia as a new concept [En internet]: https://www.intechopen.com/chapters/55212 [revisado el 15 de mayo de 2023]. DOI: 10.5772/intechopen.68791
Recurso EAT-10: Belafsky PC, Mouadeb DA, Rees CJ, Pryor JC, Postma GN, Allen J, Leonard RJ. Validity and Reliability of the Eating Assessment Tool (EAT-10). Annals of Otology Rhinology & Laryngology 2008;117(12):919-924
Nakato R, Manabe N, Shimizu S, Hanayama K, Shiotani A, Hata J, Haruma K. Effects of Capsaicin on Older Patients with Oropharyngeal Dysphagia: A Double-Blind, Placebo-Controlled, Crossover Study. Digestion. 2017;95(3):210-220
Recursos IDDSI: idddi.org
Recurso Programa Smile Care Food: Ministry of Agriculture, Forestry and Fisheries. [En internet]. 2016. [Revisado el 15 de Mayo de 2023]. Disponible en: https://www.maff.go.jp/e/policies/food_ind/attach/pdf/index-9.pdf
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[…] desde el CPLCM, la alimentación es un derecho y todas las personas debería poder ingerir los nutrientes necesarios para llevar una vida sana y activa. No obstante, no siempre se tienen los medios ni las condiciones […]
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