La hipertensión es la patología crónica más frecuente en España, llegando a afectar al 42,6% de la población española mayor de 18 años. Un importante porcentaje de pacientes bajo tratamiento farmacológico, el 73%, no logra regular su enfermedad, tal y como advierte la Sociedad Española de Hipertensión y Riesgo Vascular (SEH-LELHA).
La hipertensión es una de las causas principales de muerte prematura en el mundo y, según la OMS, el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca, demencia o, incluso, enfermedad renal crónica.
Se trata, en definitiva, de un problema de salud pública que es necesario abordar:
- con campañas de prevención, destinadas a intentar reducir la incidencia de esta patología
- fomentando el diagnóstico, ya que los pacientes hipertensos pueden muchas veces ignorar que padece la enfermedad, pues no suele ir acompañada de síntomas relevantes. De hecho, existen estudios que afirman que al menos un 37,4% de los pacientes con hipertensión no están diagnosticados en España.
En este sentido, médicos especialistas, como el Dr. José Antonio García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión y Riesgo Vascular (SEH-LELHA), recalcan en la importancia de concienciar sobre la necesidad de acudir al médico a realizar controles periódicos y «prestar atención a posibles señales como pueden ser: cefalea de localización occipital, ritmo cardíaco irregular, dificultad de concentración o alteraciones visuales«, con el propósito de «facilitar el diagnóstico temprano de la patología y recibir el tratamiento adecuado«.
Para reducir el impacto de la hipertensión en la población española también es necesario abordar esta patología mediante un tratamiento adecuado. Para ello, es esencial acudir al médico especialista, para que pueda prescribir un tratamiento farmacológico adecuado para cada caso. Además, mantener una dieta baja en sal y grasas saturadas, así como reducir el consumo de tabaco y alcohol y llevar a cabo actividad física, son medidas que pueden contribuir en la evolución del tratamiento.
La denervación renal reduce el porcentaje de pacientes hipertensos no controlados
El seguimiento del equipo médico es clave a la hora de lograr el control de la presión arterial en los pacientes, pues ante resistencias frente a los tratamientos farmacológicos más habituales existen otras opciones, como la denervación renal, que se debe considerar como un tratamiento complementario y una estrategia que pueden contribuir a reducir el porcentaje de pacientes hipertensos no controlados.
«Este tipo de técnicas pueden resultar de gran utilidad y suponen un complemento terapéutico eficaz en ciertos perfiles de pacientes que no consiguen normalizar sus valores con medicamentos, afirma el presidente de la SEH-LELHA.
La denervación renal es una técnica mínimamente invasiva y que consiste en introducir un catéter que aplica radiofrecuencia de baja intensidad en las arterias renales. Tiene como objetivo realizar ablaciones de las terminaciones nerviosas simpáticas ubicadas en estas arterias e inhibir el sistema nervioso simpático, posible causante de la hipertensión.
Como indica el Dr. García Donaire, «proporciona un descenso continuado de la presión arterial durante 24 horas, incluso en ‘periodos de alto riesgo’ como el periodo nocturno y a primera hora de la mañana, generalmente asociados con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y eventos cardiovasculares».