4,6 millones de españoles sufren problemas de audición pero solo 4 de cada 10 afectados utilizan audífonos, según EuroTrack 2023, un estudio sobre sobre la pérdida auditiva y uso de audífonos. Y eso a pesar de que el 96% de usuarios aseguran que la utilización de audífonos contribuye a una mejor calidad de vida en general.
Son datos que ha dado a conocer la Asociación Nacional de Audioprotesistas de España (ANA) en la presentación del EuroTrack 2023, un estudio comparativo entre países a nivel europeo sobre la pérdida auditiva y uso de audífonos.
Un 10% de la población, padecen hipoacusia o alteración de la audición, un déficit funcional que ocurre cuando una persona pierde capacidad auditiva en menor o mayor grado. A pesar de esta dificultad comunicativa, que empieza a ser visible a partir de los 50 años, sólo el 39%, aproximadamente 4 de cada 10 afectados, utiliza audífonos para mejorar su audición, advierte Asociación Nacional de Audioprotesistas de España (ANA).
Según revela este estudio, el grado de penetración del uso de audífonos entre las personas con pérdida auditiva en España se ha incrementado ligeramente respecto a los datos de 2020 recogidos en el último estudio, pero que continua siendo bajo, especialmente en los casos de hipoacusias leves, donde sólo es de un 12%.
Por el contrario, en los casos donde las señales de sordera son más evidentes y, en consecuencia, existen más dificultades comunicativas, la tasa de adopción de audífonos se sitúa en un 68%.
“Hoy en día existen medios tecnológicos para detectar la pérdida auditiva en fases muy prematuras y poner una solución al problema con la que ganar en calidad de vida, pero en nuestro país seguimos actuando de manera errónea y no tomamos una solución como el uso del audífono o la adopción de otra ayuda auditiva hasta no oímos mal del todo”, señala Francesc Carreño, presidente de la ANA.
Razones para rechazar los audífonos
Un 60% de los españoles con problemas auditivos no han adoptado ningún tipo de ayuda para mejorar su audición, es decir, sólo 4 de cada 10 afectados utilizan audífonos.
Las razones principales que argumentan los usuarios son diversas: no son cómodos, les avergonzaría llevar un audífono, no se lo pueden permitir, la pérdida de audición no les parece tan grave, o creen que estos dispositivos no les restablecerán la audición normal.
Entre las justificaciones hacia este rechazo también aparecen otras como el otorrino no se lo ha recomendado, tienen otras prioridades más importantes, sólo oyen mal los sonidos agudos, oyen lo suficiente en la mayoría de las situaciones o el médico de familia no se lo ha sugerido.
Aceptación o rechazo social
Entre los usuarios de audífonos, el 64% señala que nunca ha sentido que las personas en su misma situación hagan mofa o les rechacen debido al uso de estos dispositivos, mientras que entre aquellos que tienen hipoacusia pero no se han decidido a adaptarse un audífono las situaciones en las que se hace broma se producen con mayor frecuencia.
Esto significa que en los casos de problemas de audición, la razón de la mofa que se hace en ocasiones no es tanto por el uso de estos dispositivos sino de no enterarse uno de lo que está ocurriendo a su alrededor.
Mejora en la calidad de vida
Según los datos del EuroTrak 2023, el 96% de los usuarios de audífonos declaran que el uso de estos dispositivos les permiten escuchar y entender mejor el habla, lo que facilita la comunicación con amigos, familiares y colegas, lo que contribuye a una mayor participación social y una mejor calidad de vida en general.
En cuanto al entorno laboral, un 96% de los trabajadores usuarios de audífonos manifiestan que éstos no son solo útiles en el desempeño de su labor, sino que también incrementan la posibilidad de promocionarse y de tener un mejor trabajo y salario.
Las personas con hipoacusia que no son usuarias de audífonos están afectadas por situaciones de ansiedad, depresión u otros problemas de salud derivados que conllevan una serie de gastos sociales.
En este sentido, el estudio señala que los usuarios de audífonos tienen un menor riesgo de padecer depresión, según el cuestionario PHQ-2 Screening, en comparación con los no usuarios con nivel de hipoacusia similar.
Otro dato que revela el EuroTrak es que, además, comparado con las personas con hipoacusia que no son usuarios de audífonos, en los que si los usan la calidad del sueño es mejor y se sienten menos exhaustos por las mañanas.
Asimismo, el 32% de las personas con hipoacusia piensan que esta es el origen de muchas depresiones, alteraciones del sueño (24%), mala visión (15%), tensión arterial alta (13%), problemas de espalda (11%), diabetes (8%) y también demencia (8%).
“El audífono se ha convertido en una herramienta realmente potente para mejorar la calidad de vida y salud de las personas o, por lo menos, evitar su deterioro progresivo”, ha comentado Jordi Serra, vicepresidente de la ANA.
Promovido por EHIMA (Asociación Europea de Fabricantes de Audífonos) y llevado a cabo por el instituto de investigación de mercado ANOVUM entre una muestra representativa por países de 15.387 personas, el EuroTrak constituye un medio para aumentar la conciencia pública sobre cuestiones clave relacionadas con la pérdida auditiva y el cuidado de la audición.
La repetición de la encuesta nacional cada tres años permite identificar tendencias a través del tiempo, como la evolución de la satisfacción de los usuarios, así como establecer comparativas de satisfacción respecto a otros países europeos.
Adaptación a los audífonos
En comparación con nuestro entorno, el uso de audífonos en España está por debajo de la de países como Dinamarca, Inglaterra, Noruega, Francia, Suiza, Holanda o Alemania donde estos dispositivos están financiados total o parcialmente por el Estado.
Aunque la mayoría de las personas con pérdida auditiva tienen lo que se conoce como pérdida auditiva binaural, que significa que ambos oídos están afectados, en nuestro país se da la paradoja de que casi la mitad de los que la padecen se adaptan sólo un audífono a pesar de que esta ayuda sería necesaria en los dos.
Los españoles tardan hasta casi tres años desde que aparecen los primeros síntomas de pérdida de audición hasta que la persona decide adaptarse un audífono para solucionar su problema de pérdida auditiva, un tiempo que se solo ha reducido ligeramente respecto a 2020.