Un artículo de Juan Carlos Santamaría,
director de Comunicación de Inithealth
En las últimas décadas hemos presenciado avances tecnológicos que han cambiado la forma en que se diagnostican, tratan y gestionan las condiciones de salud en las personas mayores. La tecnología ha traído consigo numerosos beneficios para la salud de las personas mayores.
Como ejemplo podemos citar los dispositivos médicos avanzados, como los marcapasos y los monitores de glucosa en sangre, que han mejorado la calidad de vida y la seguridad de los adultos mayores con condiciones de salud crónicas. Además, las aplicaciones y plataformas de telemedicina han permitido a las personas mayores acceder a servicios médicos online, lo que ha sido especialmente valioso durante la pandemia de Covid-19.
En abril de 2020 ya hablaba yo de esto en el artículo “Demos las gracias al Covid-19 por acercarnos el futuro de la Salud Digital”, publicado en Zonamovilidad.es y en Füture, el blog de innovación en seguros de INESE, editorial de referencia del sector asegurador. En algunas redes sociales, el título del artículo me acarreó algún comentario negativo, por parte de esas personas que aunque solo leen los titulares, no tienen reparos en dar su opinión.
En las primeras líneas del artículo mencionaba que con la cantidad de muertos diarios que todavía teníamos, podía sonar un poco duro el título, pero no me quería quedar en la situación de crisis que había en ese momento, porque quería pensar ya en el día después. Solo habían pasado tres meses desde que la OMS, Organización Mundial de la Salud, en enero de ese año había incluido la eHealth entre los “13 desafíos de la salud mundial en esta década”. En uno de sus apartados titulado “Uso positivo de las nuevas tecnologías” decía que las nuevas tecnologías están revolucionando nuestra capacidad para prevenir, diagnosticar y tratar muchas enfermedades.
¿Y quién nos iba a decir que esta revolución nos vendría más rápida debido al coronavirus? Las aplicaciones móviles y las plataformas de salud digital fueron una vía para atender las dudas sobre el Covid-19 y atender a los pacientes con síntomas leves, aunque honradamente, creo que se usaron menos de lo que habría sido deseable.
Nadie nos imaginábamos que podría llegar una pandemia de este nivel, con riesgo de colapso de los hospitales y que eso haría que términos como la telemedicina cobraran fuerza. En septiembre de ese mismo año en la web de Grupo Init decíamos que la telemedicina no es algo nuevo. La medicina siempre se ha preguntado si nos podemos apoyar en las tecnologías de la información y comunicación para resolver problemas cotidianos. Hoy se aplica en todas las etapas del itinerario de un paciente, desde la prevención hasta el seguimiento.
En esa época nos incorporábamos al estudio #YoPacienteDigital, impulsado por Barcelona Health Hub, con el apoyo de Esade, para poner en valor la telemedicina y mejorar el acceso a los sistemas de salud. Se trataba de un estudio que incluía ejemplos, soluciones y propuestas de mejora al sistema sanitario a través de la telemedicina y en concreto de la consulta médica virtual. Se definía la consulta médica virtual como el acto realizado a través de medios de comunicación digitales donde el médico actúa como profesional de la medicina para orientar, diagnosticar o prescribir tratamientos al paciente.
Durante los primeros meses de la pandemia fue noticia que una aseguradora española había multiplicado por 10 las videoconsultas con especialistas, hasta alcanzar las 5.000 consultas digitales diarias. Con datos más actuales, en abril de 2023, la plataforma sanitaria Doctoralia informaba que las consultas médicas a través de videoconferencia se habían incrementado un 80 % en los últimos dos años en España.
Aunque la tecnología ha mejorado la salud de las personas mayores en muchos aspectos, también ha generado preocupaciones y desafíos. Uno de los principales desafíos es la brecha digital, que afecta a muchas personas mayores que pueden tener dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías o que no tienen acceso a internet o dispositivos digitales. Esto puede limitar su capacidad para acceder a servicios de salud digital y aprovechar los beneficios de la tecnología médica.
De manera genérica y a la vez sencilla, podríamos definir la brecha digital como la distancia social que separa quienes tienen acceso a tecnologías TIC de aquellos que no lo tienen, creándose grupo sociales diferentes que se estructuran en base a criterios de género, geográficos, culturales, o de otro tipo, pero hoy nos toca incidir en el aspecto de la edad.
Hace pocos meses leíamos en el informe “Las Etapas de la Vida Sénior” del Instituto Santalucía, los diferentes porcentajes de uso de servicios de internet por parte de las personas mayores en diferentes tramos de edad. Los que estamos entre 55 y 64 años, en contra lo que se piensa a menudo, usamos servicios de Internet el 91%, pero los que nos siguen en el siguiente tramo y están entre los 65 y 74 años, llegan a usar servicios de Internet el 73,26%. 38,86% es el dato de los que están entre 75 a 84 años. Es verdad que de los de más de 85 años solo son el 15,73%.
Los datos no son tan malos como algunos se los imaginaban, pero aun así todos tenemos la obligación de seguir trabajando para no dejar a nadie atrás. Los mayores no tiene que quedarse fuera de ese uso de herramientas tecnológicas que nos lleven a una verdadera transformación digital.
Si creemos de verdad en una Salud Digital Basada en valor, es obligación nuestra poner en el centro a las personas mayores, para que el diseño de la solución tecnológica esté pensada de verdad para mejorar la vida del usuario, por lo que no caben escusas de que no saben usar esa tecnología.
Todas las tecnológicas tenemos que procurar poner a disposición de las empresas e instituciones que nos contratan, soluciones y herramientas tecnológicas para ayudar a gestionar el bien más preciado que tenemos todas las personas: nuestra salud y la de nuestros seres queridos.
Sobre el autor
Juan Carlos Santamaría es el director de Comunicación de Inithealth, plataforma tecnológica que permite construir soluciones Mobile Health para acompañar a las personas en la gestión de su salud y bienestar a través de planes de salud personalizados y gamificados, desarrollada por Grupo Init.
Está entre los 25 principales influencers de tecnología sanitaria de Twitter de todo Europa, según publicación del Financial Times y es el primero de los 4 influencers españoles de tecnología sanitaria que están entre los 150 más importantes del mundo en LinkedIn, según publicación de Exponential Healthtech.
Es Cofundador de Health 2.0 Basque, miembro del Comité Científico del I Congreso de Economía Plateada y Embajador Adjunto de Aging 2.0 Bilbao, el capítulo vasco de la red global de innovación en longevidad.
Twitter: @jsantamariaglez