Un artículo de Silvia Lores,
Coordinadora médico regional de ORPEA
Estamos presenciando tiempos especiales y versátiles a la vez. La revolución tecnológica abarca todos los ámbitos de la vida y, por ende también, el de la salud.
Siguiendo la definición de tecnología para la salud, de la INAHTA (International Network of Agencies for Health Tecnology Assessment por sus siglas en inglés: Red Internacional de Agencias de Evaluación de Tecnologías de la Salud) éstas son cualquier intervención que se puede utilizar para promover la salud, prevenir la enfermedad, diagnosticar, y/o tratar la misma, así como las enfocadas a la rehabilitación y el cuidado.
Tanto los dispositivos médicos de última generación como las plataformas que permiten la comunicación de usuarios, servicios y aplicaciones (para el intercambio de información sanitaria), los algoritmos, la inteligencia artificial, el big data, y el blockchain (enorme base de datos que recoge, almacena datos a compartir, y registra todas las acciones realizadas por sus usuarios autorizados) que da soporte a las organizaciones sanitarias son solo una parte de estos recursos tecnológicos que están puestos al servicio de una atención de la salud más eficaz, rápida y segura.
No podemos dejar de mencionar toda la tecnología aplicada al diseño de la terapéutica tanto farmacológica como a los procedimientos y técnicas médicas para la promoción, prevención, diagnóstico eficaces y menos invasivos.
A este contexto actual se agrega el aumento sostenido de la esperanza de vida de las personas, con un aumento de la población mayor, y el enorme desafío al que nos enfrentamos que es el de mejorar la calidad de la vida de las personas mayores para que puedan permanecer activas, con el mayor grado de autonomía posible, por mucho más tiempo.
En este sentido el avance tecnológico también tiene un lugar fundamental para la vida cotidiana a través de dispositivos digitales, y aplicaciones, manteniendo la red de comunicación con la familia, evitando el aislamiento, favoreciendo la autosuficiencia, la autonomía y por ende también la autoestima.
Por ello es importante reducir la brecha digital intergeneracional y mejorar el acceso, así como la usabilidad, de las tecnologías digitales a los mayores si bien éstos están cada vez más predispuestos positivamente a los últimos recursos y novedades.
Por otro lado, la domótica es un término multidisciplinar que hace referencia a la integración de distintas tecnologías mediante el uso simultáneo de la electricidad, la electrónica, la informática, y las telecomunicaciones, conectando diferentes dispositivos que interactúan entre sí y con el usuario desde una pantalla táctil, o través de un comando de voz, para una autogestión segura dada, a modo de ejemplo, por alarmas de detección de humo, control de enchufes, detectores de caídas, detectores de presencia en cama, sistemas de localización por GPS y convirtiendo los espacios en lugares más confortables mediante la climatización, y la iluminación, entre otros.
Se facilita, además, la gestión remota así como la accesibilidad y control del propio entorno (se pueden subir o bajar las persianas, la cama, encender la televisión o hacer una video llamada por un simple comando de voz).
Las pantallas, e interfaces inteligentes, pueden accionarse mediante la voz para contactar con un familiar, encender las luces o valorar cómo realizar una tarea (cocinar determinada preparación culinaria por ejemplo).
No podemos dejar de mencionar la enorme variedad de aplicaciones para móviles y tablets relacionadas a programas de estimulación cognitiva y funcional con un enfoque lúdico y divertido que facilita la adhesión a la propuesta.
Relacionado al cuidado más concreto de determinadas variables médicas tenemos las wearables (tecnología vestible) como los relojes inteligentes que pueden dar datos de constantes vitales e incluso realizar un electrocardiograma en el momento, las pulseras de actividad y otros dispositivos portátiles para control de constantes vitales y monitorización del ritmo cardíaco, sensores de movimiento o pastilleros electrónicos para control de la medicación.
Y como elementos destacables, por el alcance que tiene, mencionar el avance a nivel de la atención médica a través de plataformas de salud digital (videoconsultas) que acercan al profesional evitando desplazamientos además de toda la tecnología de avanzada en materia de impresión 3D, neuroprótesis, nanotecnología, secuenciación del genoma, optogenética, cirugía robótica, quirófanos híbridos y toda la terapéutica puesta al servicio de la rehabilitación como los exoesqueletos y la realidad virtual.
Todas estas novedades, y propuestas, ya están aquí. Las personas mayores también podrán acceder a ellas para lograr ese envejecimiento activo y con calidad. Es importante considerarlo dando apoyo, y reconocimiento, a la I+D+i: investigación, desarrollo e innovación para el logro de estos objetivos, que ya son fundamentales, de cara al presente y al futuro que se avecina.