En el webinar «Contenciones, sujeciones y restricciones físicas y químicas en personas con demencia», organizado por CEAFA, se destacó la importancia de los cuidados personalizados y la necesidad de una legislación adecuada para regular las medidas aplicadas. El psiquiatra Jorge López Álvarez resaltó que eliminar las alteraciones conductuales sin fundamentos empíricos atenta contra la libertad y dignidad del paciente, subrayando la importancia de actuar de manera óptima y establecer un marco normativo homogéneo en este ámbito.
Los cuidados personalizados y la restricción de sujeciones físicas o químicas en personas con demencia fueron el tema central del webinar titulado «Contenciones, sujeciones y restricciones físicas y químicas en personas con demencia», organizado por la Confederación Española de Alzheimer y otras demencias (CEAFA).
Durante este encuentro, Jorge López Álvarez, psiquiatra del Hospital Universitario de Badajoz y representante de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG), destacó la importancia de invertir en cuidados y establecer una legislación adecuada para regular las medidas aplicadas a las personas con demencia.
El profesional enfatizó que «no cuidar no es una opción», resaltando la necesidad de fundamentar las medidas tomadas sobre la base de evidencia empírica, con el objetivo principal de mejorar el estado de la persona en lugar de eliminar las alteraciones conductuales.
Según López Álvarez, las conductas alteradas son consecuencia de diversos procesos subyacentes, que pueden tener un origen médico, psiquiátrico u otro, relacionados con las características individuales de cada persona, su interacción con el entorno y su adaptación al mismo. Por lo tanto, eliminar las conductas alteradas sería incorrecto y atentaría contra la libertad y dignidad del paciente, especialmente en casos de sujeciones físicas o químicas.
Al abordar la toma de decisiones sobre el uso de medidas restrictivas en la vida de las personas, el psiquiatra destacó la importancia de analizar el motivo y las dimensiones de la conducta alterada.Este experto señaló que tanto el exceso como la falta de actuación pueden ser igualmente peligrosos, enfatizando la necesidad de actuar de manera óptima basándose en criterios científicos.
En este sentido, las sujeciones deberían ser utilizadas solo en casos muy específicos, como cuando exista un riesgo real para la integridad física del paciente o su entorno, o cuando su uso sea necesario para evitar la interrupción grave de programas terapéuticos imprescindibles para el paciente.
No obstante, el ponente destacó la necesidad de establecer un protocolo y lamentó el retraso legislativo existente en este ámbito. también reivindicó la importancia de contar con un marco normativo homogéneo a nivel estatal, priorizando la prevención y aplicando medidas de sujeción provisionales, excepcionales y proporcionadas, con un enfoque centrado en el cuidado. Aunque reconoció la falta de consenso en la comunidad científica, López Álvarez subrayó que comprender las diferencias entre los distintos tratamientos ayudará a determinar cuándo utilizarlos de manera adecuada.
Finalmente, el representante de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG), mencionó la aplicación de los Criterios CHROME (Metodología para la Evitación de Sujeciones Químicas), desarrollados para evitar los posibles efectos secundarios de los psicofármacos en personas con demencia tipo Alzheimer, como caídas, fracturas óseas, infecciones como neumonías e infartos, los cuales pueden llevar a una mayor mortalidad y una pérdida innecesaria de calidad de vida.
López Álvarez destacó que estos criterios demuestran que es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes sin afectar negativamente su comportamiento. Además, afirmó que al trabajar de manera integral, analizando los comportamientos y la biografía de cada paciente, se pueden lograr avances significativos en su atención y cuidado.
“Es importante observar antes de actuar, aplicar cambios ambientales o terapias no farmacológicas, como la musicoterapia, la terapia asistida con mascotas o robots o la estimulación multisensorial, sin olvidar la posibilidad de un empleo proporcionado de psicofármacos en aquellos casos donde existan síndromes neuropsiquiátricos susceptibles de mejoría diferencial con psicofármacos”, añadió el psiquiatra del Hospital Universitario de Badajoz. Pero para ello, “se necesita investigación y financiación”.