Más del 60% de las personas mayores de 60 años afirman tener olvidos de vez en cuando con pequeñas cosas del día a día, como no saber dónde están algunos objetos como las llaves o la cartera, tal y como indica el Estudio Sociológico sobre Memoria en mayores de 60 años en España, desarrollado por Danone Nutricia.
Los despistes y olvidos están presentes en más del 65% de los mayores de 60, aunque la mayoría no les da importancia ya que consideran que es algo normal asociado a su edad, revela el Estudio Sociológico de Memoria en mayores de 60 años en España desarrollado por Nutricia, la división de nutrición especializada de Danone, que tiene como objetivo conocer su comportamiento respecto a los problemas de memoria y su grado de conocimiento con respecto al Deterioro Cognitivo Leve. Ha contado con la participación de más de 400 personas entre 60 y 75 años de diversas zonas de España (a través de encuestas a pie de calle y telefónicas).
El estudio señala también que:
- Más de la mitad olvidan en ocasiones los nombres de personas o cosas que conocen
- El 46% se sienten apáticos o desganados en ciertas ocasiones
- El 40% experimentan cambios de humor
- En la franja de los mayores de 75 años, un 30% ha indicado que de vez en cuando se sienten desorientados
- Casi el 25% pueden tener dificultades para seguir el hilo de la conversación o pueden olvidar citas importantes ocasionalmente
Los despistes suelen ser episodios normales que se dan a lo largo de toda la vida y, con mayor frecuencia, a medida que las personas se van haciendo mayores. En el momento en el que el declive cognitivo está por encima de lo que se considera normal para la edad y el nivel educativo de una persona, los expertos apuntan a que podríamos estar hablando de síntomas más asociados con el Deterioro Cognitivo Leve (DCL).
El DCL se manifiesta con síntomas como:
- no recordar las fechas con facilidad
- presentar menor destreza en las pequeñas tareas cotidianas
- olvidar los nombres de personas o cosas conocidas
- perder el hilo de las conversaciones o los pensamientos
- experimentar cambios de comportamiento (se intensifica una sensación de apatía o desgana, los individuos se notan desorientados y hay pérdida de habilidades sociales,…), etc.
Tal y como indica el Dr. Guillermo García-Ribas, neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, “los olvidos o despistes son frecuentes en la población y la gran mayoría corresponden a lo que denominamos quejas subjetivas cognitivas (QSC). Algunas personas presentan problemas de memoria de suficiente entidad como para que sean detectados durante la evaluación médica”.
“Estas alteraciones de memoria, u otros procesos cognitivos, persistentes con una evaluación objetiva que muestra alteración es lo que se denomina DCL. Su importancia radica en que entre un tercio y la mitad de las personas con DCL tendrán una dependencia funcional (necesidad de supervisión y ayuda) en los siguientes 5-7 años”, señala el experto.
Tres de cada diez personas mayores tiene Deterioro Cognitivo Leve
En nuestro país, tres de cada diez personas mayores de 65 años lo presentan. La diferencia principal entre el DCL y la demencia estriba en el rendimiento funcional del individuo, ya que en el primero no hay deterioro funcional y, si lo hay, es mínimo y no impide la realización de actividades cotidianas, mientras que en la demencia, el deterioro funcional es evidente y afecta a la capacidad de desarrollar con normalidad e independencia las actividades de la vida diaria.
El DCL puede llegar a evolucionar a demencia con los años, por lo que el diagnóstico precoz y los tratamientos para ralentizar su avance resultan clave de cara a preservar por más tiempo la calidad de vida de estas personas.
Los mayores de 60 años, y especialmente aquellos de más de 75, encuentran en su entorno más cercano, la familia (63%) y la pareja (56%), los pilares con quienes comentar sus olvidos. Fuera de su entorno, es el profesional sanitario (48%) la figura de referencia. En concreto, la Atención Primaria es la puerta de entrada a los fallos de memoria, ya que el 42% se lo comentarían a su médico de cabecera, seguido del neurólogo, con quien hablaría un 15% de los encuestados.
Estos primeros síntomas cognitivos suelen quedarse dentro del ámbito familiar y los pacientes no suelen acudir a un profesional sanitario para que pueda sugerir un tratamiento.
“El DCL es un problema de salud al que hay que prestar atención en las consultas de atención primaria. Ante una queja de memoria tenemos que tratar, en primer lugar, de confirmarla, tanto con el paciente como con su entorno, y objetivarla mediante un test cognitivo breve. Con esta información podemos dar unas pautas de prevención a los pacientes, y si sospechamos de DCL, hacer la derivación al neurólogo que completará el diagnóstico”, indica el Dr. Enrique Arrieta, médico miembro del grupo de salud mental de Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Por contra, tan solo un 4% ven al farmacéutico como una figura de peso con quien abordar sus olvidos. A este respecto, la Dra. Amparo Bonilla, farmacéutica coordinadora del grupo de abordaje y tratamiento de salud mental de la Sociedad Española de Farmacia Clínica,Familiar y Comunitaria (SEFAC), recalca que “el farmacéutico comunitario es el profesional sanitario más accesible para los pacientes, sin cita previa y en cualquier momento”
“Los mayores de 60 suelen ser pacientes crónicos que acuden a la farmacia comunitaria todos los meses a por su medicación y confían en el farmacéutico para consultar sus dudas o problemas de salud. Sin embargo, es necesario crear conciencia social de que los pequeños olvidos pueden no ser simples pérdidas de memoria y que el tratamiento precoz de estos síntomas puede prevenir el progreso de la enfermedad hacia estadios más severos”, advierte la Dra. Bonilla.
Ejercicios de memoria, vida activa y ejercicio físico para prevenir el DCL
Según el estudio desarrollado por Nutricia, los ejercicios de memoria (80%) y la vida activa y ejercicio físico (63%) son las medidas más conocidas para frenar la evolución de estos olvidos. El 37% de los encuestados ven la alimentación como una vía para frenar su evolución y el 26% tienen en cuenta la suplementación nutricional.
Los expertos indican que reconocer el DCL de forma precoz es clave, ya que en algunos casos se puede tratar para que progrese más lentamente y permitirá incluir medidas preventivas y terapéuticas, así como planificar los cuidados para cada paciente. Son muchos los pacientes que no son conscientes que existen soluciones terapéuticas y no terapéuticas para las primeras fases del DCL.
Como señala Gonzalo Zárate, director médico de Nutricia, “En Nutricia queremos tener un papel activo en la detección temprana del DCL, para ayudarles tanto a los pacientes, como a sus familiares a ganar tiempo ante la progresión del DCL hacia una futura demencia. Es fundamental ayudar a mantener el máximo tiempo posible la calidad de vida de estas personas. Para ello, trabajamos día a día con soluciones e iniciativas, como la web www.souvenaid.es, en la que se incluyen ejercicios cognitivos, consejos nutricionales, un test de prevención en DCL, todo ello para dar soporte y acompañar a estos pacientes en el proceso de ralentizar el avance del DCL”.
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