Un reciente estudio liderado por el Grupo de Síndrome Metabólico del Instituto IMDEA Alimentación, en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, ha arrojado luz sobre el potencial del harmol, un compuesto presente en alimentos como el café, para mejorar diversos aspectos metabólicos relacionados con la calidad de vida en el proceso de envejecimiento.
Las betacarbolinas, una familia de compuestos a la que pertenece el harmol, son conocidas por sus efectos neurológicos. Sin embargo, este estudio ha revelado que el harmol también puede tener beneficios en la función muscular esquelética y en parámetros metabólicos asociados al envejecimiento.
Los resultados de la investigación, que incluyeron pruebas en modelos de invertebrados, indicaron que el tratamiento con harmol condujo a un aumento significativo en la esperanza de vida. Además, se observaron mejoras en la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina y la acumulación de lípidos hepáticos en un modelo de prediabetes. Específicamente, en el ámbito neuromuscular, se constató una notable reducción en la fragilidad en animales mayores tratados con harmol.
Este compuesto, presente en alimentos como granos de café, carnes, pescados y cereales, así como en hojas de tabaco, demostró su seguridad en las dosis utilizadas en el estudio, con escasos efectos sobre el sistema nervioso central debido a su limitada capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica y afectar el cerebro.
Los hallazgos de este estudio se han dado a conocer a través de un artículo publicado en la revista Nature Communications, bajo el título ‘Peripheral modulation of antidepressant targets MAO-B and GABAAR by harmol induces mitohormesis and delays aging in preclinical models’ (Modulación periférica de los objetivos antidepresivos MAO-B y GABAAR por el harmol induce mitohormesis y retrasa el envejecimiento en modelos preclínicos).
La investigación fue realizada en colaboración con varios grupos de investigación internacionales, y en el caso de INCLIVA, participaron los doctores José Viña y Mª Carmen Gómez Cabrera, líderes respectivos de los Grupos de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico, y de Ejercicio y Nutrición y Estilo de Vida Saludable, junto con Esther García-Domínguez, estudiante predoctoral.
El envejecimiento muscular está estrechamente relacionado con un agotamiento energético atribuido a disfunciones en las mitocondrias, componentes celulares cruciales para la producción de energía. La disfunción mitocondrial está asociada con la aparición de la sarcopenia, la pérdida de masa y potencia muscular en la vejez, y con el síndrome de fragilidad geriátrica, que afecta a más de un tercio de las personas mayores de 80 años. Esta fragilidad conlleva una reducción en la capacidad para enfrentar desafíos menores de la vida diaria, lo que incrementa el riesgo de discapacidad, hospitalización y mortalidad.
El harmol, a través de mecanismos similares a la restricción calórica o al ejercicio, logra fortalecer las mitocondrias y mejorar la función mitocondrial, lo que puede traducirse en beneficios para la calidad de vida en la vejez. Además, se ha identificado que el harmol activa rutas de señalización celulares relacionadas con el bienestar psicológico, abriendo así nuevas perspectivas en la comprensión de la conexión entre el estado emocional y el envejecimiento.
La Dra. Gómez Cabrera, de INCLIVA, destaca la trascendencia de este tipo de investigaciones dirigidas a contribuir a un envejecimiento saludable. “El envejecimiento de la población es, sin lugar a dudas, un gran éxito. Hemos conseguido aumentar la expectativa de vida más en los últimos 100 años que en los 2.000 años previos, especialmente en nuestro país, que se sitúa junto a Japón y Suiza como el tercer país con una mayor longevidad”.
“Sin embargo, el envejecimiento de la población es también un gran reto porque no hemos sido capaces de alargar la expectativa de vida con buena salud. Se calcula que actualmente pasamos un 20% de nuestra vida enfermos. De hecho, el principal factor de riesgo para casi todas las enfermedades crónicas es el envejecimiento”, subraya la experta.
“La investigación en materia de envejecimiento ha avanzado mucho en los últimos 30 años. Tras una fase eminentemente descriptiva en la que se ha estudiado qué ocurre cuando envejecemos, se ha evolucionado a una fase mecanística en la que se están estudiando los mecanismos moleculares por los que envejecemos”, afirma la Dra. Gómez Cabrera. Y concluye que “actualmente, afrontamos una fase de intervención en la que pretendemos no curar el envejecimiento, debemos tener en cuenta que hablamos de un proceso fisiológico, no patológico, sino modular el envejecimiento”.
Referencia bibliográfica
Costa-Machado, L. F., Garcia-Dominguez, E., McIntyre, R. L., Lopez-Aceituno, J. L., Ballesteros-Gonzalez, Á., Tapia-Gonzalez, A., Fabregat-Safont, D., Eisenberg, T., Gomez, J., Plaza, A., Sierra-Ramirez, A., Perez, M., Villanueva-Bermejo, D., Fornari, T., Loza, M. I., Herradon, G., Hofer, S. J., Magnes, C., Madeo, F., Duerr, J. S., … Fernandez-Marcos, P. J. (2023). Peripheral modulation of antidepressant targets MAO-B and GABAAR by harmol induces mitohormesis and delays aging in preclinical models. Nature Communications, 14(1), 2779. https://doi.org/10.1038/s41467-023-38410-y