A pesar de sus múltiples beneficios para mejorar el estado de ánimo, la socialización y la salud de las personas mayores, los centros de día siguen siendo grandes desconocidos, tal y como se expuso en la II Jornada «Impulsando los Centros de Día», celebrada por la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE) y la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (AMADE) en la sede del Imserso en Madrid.
Este encuentro fue nuevamente un espacio para la reflexión sobre cómo promover los centros de día, un recurso para la atención a personas mayores, que mejora las condiciones de vida de quienes lo usan y de sus familiares.
Pero, como ocurre también con otros servicios de apoyo a la dependencia, sigue siendo un recurso poco conocido desconocido. Así se puso de manifiesto en las conclusiones del estudio de AMADE «Percepción de valor del recurso de centro de día», que se presentó durante el evento, y en elq ue se indica que el 70% de los familiares afirma no conocer los recursos sociales con los que podría contar para el cuidado de la persona mayor.
De este informe también se extrae otra cuestión relevante: la incertidumbre, vergüenza, miedo a la pérdida de libertad y resistencia al cambio son los principales motivos por los que las personas mayores rechazan la idea de ir a los centros de día. De hecho, según se desprende de los datos, “la decisión de acudir al centro de día suele ser de las familias”, señaló la directora general de AMADE, Inmaculada Cerejido.
No obstante, una vez que prueban el servicio, la percepción de utilidad tanto por los usuarios como por las familias es muy positiva. La puntuación media es de 8,07 sobre 10. El 85,4 % de los familiares consultados sostiene que la persona mayor manifiesta abiertamente que le gusta asistir al centro de día.
Las personas mayores también indican que asistir a los centros de día ayuda a mejorar su autonomía y seguir viviendo en casa. Por otra parte, familiares y usuarios están de acuerdo en que el servicio ayuda a los familiares a conciliar el cuidado con la vida laboral y personal, procurando una mejor relación familiar.
Los ponentes que asistieron a la jornada subrayaron que uno de los retos a los que se enfrenta es el de visibilizar los centros de día para que la sociedad comprenda que tienen a su alcance una alternativa útil que favorece el envejecimiento activo y la autonomía de las personas mayores, retrasando la dependencia y discapacidad.
En este sentido, la presidenta de AMADE, Pilar Ramos, afirmo que “no podemos dejar que el desconocimiento nos limite para elegir la mejor opción para los nuestros o para nosotros mismos”. También destacó una de las ideas que estuvo vigente durante toda la jornada, la necesidad de abrir los centros de día a la comunidad, porque es una oportunidad “para normalizar el envejecimiento, integrar a las personas mayores que viven en sus casas, pero son usuarios de estos servicios, y demostrar cómo se trabaja en este sector, que se va transformando para adaptarse a las nuevas necesidades que requiere cada generación de personas mayores”.
Por su parte, Natalia Roldán, presidenta de AESTE, recalcó otra de las ideas fundamental que se comentaron en el encuentro: la flexibilidad del servicio de centros de día, señalando que “las personas queremos elegir cómo vivir y queremos que nos acompañen en el proceso” y la flexibilidad es clave para personalizar la atención.
La presidenta de AESTE aseguró que hay que seguir trabajando, en colaboración con todos los agentes implicados (empresas, Administración Pública, equipos profesionales, familiares…) por el bienestar de las personas mayores. Pero reconoció que, en este sector, “hay profesionalidad, hay talento, hay vocación y eso es lo que transforma. Los que apostamos cada día por el sector, tenemos ahora mismo la capacidad y la responsabilidad de cambiarlo, no de decirlo, sino de hacerlo, de transformar”.
Las personas interesadas pueden consultar aquí el estudio «Percepción de valor del recurso de centro de día» de AMADE.