Las personas con movilidad reducida se enfrentan diariamente a numerosas situaciones que dificultan que puedan llevar una vida con completa normalidad y autonomía. La compañía Rehatrans, especializada en soluciones de adaptación de vehículos para este colectivo, destaca cinco barreras que sufren sus usuarios con movilidad reducida.
Según el Reglamento CE Nº 11087/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de julio de 2006, las personas con movilidad reducida (PMR) son aquellas que tienen limitada de forma permanente o temporal su movilidad por motivos de discapacidad física, motora, sensorial, intelectual y psíquica.
Estas personas deben enfrentarse en su vida cotidiana a diversas situaciones adversas derivadas principalmente de la falta de adaptación del entorno a sus necesidades. Desde Rehatrans destacan las siguientes:
1. Falta de entornos accesibles
La falta de accesibilidad es el principal obstáculo al que se enfrentan las personas con movilidad reducida. Eso se traduce en la falta de rampas, baños adaptados, ascensores, señalización y personal de asistencia, tanto en lugares abiertos y públicos; tipo centros comunitarios, parques, bibliotecas; como en lugares privados, tales como edificios residenciales, restaurantes, centros comerciales, entre otros.
2. Limitación de acceso a servicios cotidianos
Ir a la peluquería, a la compra o al médico, a un centro de estudios, para la mayoría de las personas son actividades cotidianas y sin mayor complejidad. Sin embargo, para las PMR la situación cambia; pues para poder ejecutar estas actividades dependen de acompañamiento y de asistencia, sobre todo cuando no hay una adaptación accesible 100% de su entorno.
Y es que, aunque en las ciudades hay mayor presencia de espacios adaptados, en los entornos rurales las cosas se pueden complicar aun más, por ello, por ejemplo, la Asociación de Familias de la Armuña, Aspar La Besana, en Salamanca, cuentan con un programa que dispone de un vehículo adaptado por Rehatrans, para acompañar a las PMR de esta zona, para que puedan realizar estas actividades cotidianas.
3. Transporte público y propio limitado
Tanto en el transporte público en autobuses, metros, ambulancias o los viajes en trenes, aviones y, asimismo, en los vehículos propios para las PMR, se requiere de una adaptación con la que no siempre se cuenta. La necesidad de que el transporte público y propio se adapte a las necesidades físicas o psíquicas de los viajeros es fundamental; contar con rampas y plataformas, sistemas de anclajes para sillas de ruedas, cinturones de seguridad adaptados, interfonos en casos de emergencia, pulsadores a la altura de las sillas de ruedas, letreros interiores y exteriores como megafonía y colores visibles para anunciar paradas.
En cuanto al transporte privado, existe una clara necesidad de que los usuarios cuenten con ayudas para la adquisición de vehículos propios. Y, además, en el caso de los taxis, por ejemplo, el real decreto Real Decreto 1544/2007, indica que el 5% de las licencias de taxi de los municipios tienen que ser adaptadas, pero la realidad es que hoy en día hay muchas localidades no lo cumplen.
4. Aislamiento social y discriminación
El aislamiento social viene en cuanto los sitios no disponen de la adaptación y accesibilidad necesaria; si una persona no puede acudir con facilidad a lugares cotidianos, de socialización, de ocio y de esparcimiento, es muy probable que caiga en el aislamiento, por ello la importancia de volver accesible cualquier sitio, para que cualquier persona sin importar su condición pueda disfrutar de la vida con la mayor normalidad posible.
Además, por culpa de la falta de adecuación de espacio y por falta de información sobre este tema, a las personas con movilidad reducida algunas veces se les asocia con poca productividad y capacidad, lo que les expondrá a la discriminación en el lugar de trabajo, en la educación y en la atención médica.
5. Requerimiento de asistencia
La situación de las personas con movilidad reducida en cada caso es única y hay algunas situaciones en las que las PMR requieren de asistencia y acompañamiento permanente, una cuestión que normalmente está ligada a disponer de recursos económicos adicionales para poder contar con esta ayuda, lo que dificulta su pleno acceso.
En muchas ocasiones son los familiares directos los que se deben encargar y no siempre se cuenta con el tiempo y/o la capacidad para hacerlo. Actualmente, hay ayudas para personas con familiares dependientes, pero siempre hará falta mayor conciencia institucional y social sobre este tema.