Según dos estudios observacionales retrospectivos llevados a cabo por la compañía biofarmacéutica AstraZeneca desde enero de 2013 hasta septiembre de 2019, la incidencia de la insuficiencia cardiaca, que se estima en 3,2 por 1.000 personas/año, ha aumentado en los últimos años, mientras que, por contra, los costes sanitarios ha disminuido un 50%.
Ambos estudios tratan de proporcionar una visión global de la carga de la insuficiencia cardiaca analizando historias clínicas anonimizadas, integradas e informatizadas. Las historias analizadas pertenecían a pacientes con insuficiencia cardiaca de nuevo diagnóstico que fueron estratificados por subgrupo de fracción de eyección, para estudiar los factores asociados con la hospitalización y muerte por insuficiencia cardiaca, así como la evolución del tratamiento en el tiempo, y poder así determinar la carga de la enfermedad y su evolución de forma global y por fenotipo.
Se observó que los pacientes son de mayor edad (casi el 60% de los pacientes en este estudio eran mayores de 65 años), en particular los pacientes con fracción de eyección preservada (ICFEp) y con fracción de eyección ligeramente reducida (ICFElr) que eran sobre todo mujeres.
«Hemos observado que las comorbilidades más frecuentes en los pacientes eran hipertensión (59,1%), enfermedad coronaria (33,1%), fibrilación auricular (28,2%), diabetes tipo 2 (27,6%) y enfermedad renal crónica (26,7%)», apunta el doctor Juan F. Delgado, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre y uno de los autores de ambos estudios.
Además, estos pacientes tienen un alto riesgo de eventos adversos, que incluyen no sólo la muerte y la hospitalización por insuficiencia cardíaca, sino también infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y particularmente eventos adversos cardiovasculares mayores (MACE), cuyas tasas fueron más altas en pacientes con fracción de eyección reducida (ICFEr), que además tenían una mayor prevalencia de diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica, enfermedad coronaria, ictus y enfermedad arterial periférica.
«El infarto de miocardio es una causa importante de insuficiencia cardíaca, en particular de la ICFEr, y cuando el síndrome coronario agudo se complica con insuficiencia cardíaca, el riesgo de eventos cardiovasculares adversos recurrentes aumenta notablemente», afirma el cardiólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre.
La prevalencia de la insuficiencia cardiaca aumentará
Se prevé que la prevalencia de la insuficiencia cardiaca aumentará en los próximos años debido al envejecimiento de la población y a la supervivencia de los pacientes con esta patología más tiempo como resultado de mejores opciones de tratamiento.
En este contexto, el inicio precoz de un tratamiento es importante para disminuir la carga global de la enfermedad. «Hay mucho margen para mejorar la proporción de pacientes que están recibiendo medicamentos modificadores de la insuficiencia cardiaca, lo que se traduciría en una fuerte reducción de su carga», explica el doctor.
No sólo es importante la aplicación precoz de un tratamiento que modifique la enfermedad, sino también la mejora en la coordinación entre los distintos niveles asistenciales; esto facilitaría la optimización del tratamiento, la disminución de periodos de discapacidad que contribuyen al absentismo laboral, y la mejora de la adherencia al tratamiento, que se asocia a una reducción de los costes sanitarios. En cambio, retrasar el tratamiento se asocia a un mayor riesgo de acontecimientos no deseados y a un aumento de los costes sanitarios.
«Los médicos generalistas desempeñan un papel clave en el diagnóstico y el tratamiento crónico de los pacientes con insuficiencia cardiaca. Nuestro estudio mostró que el número medio de visitas por paciente a la medicina general relacionadas con la IC era superior al de las visitas al especialista, lo que ofrecía más oportunidades de seguimiento y tratamiento. Una mejor coordinación entre los distintos niveles asistenciales reduce no sólo la hospitalización, sino también la mortalidad».
La carga económica de los pacientes disminuye pero sigue siendo elevada
Los datos mostraron que en España la carga económica de los pacientes con insuficiencia cardiaca fue elevada, aunque se observó una marcada disminución en el uso de recursos sanitarios durante el periodo de seguimiento, especialmente en el caso de las hospitalizaciones, que pasaron de 61,7 a 15,7 por 100 personas-año.
A este respecto el doctor Delgado señala que, «aunque la carga económica de la insuficiencia cardiaca disminuyó con el tiempo desde el diagnóstico, sigue siendo sustancial, incluyendo costes sanitarios directos como hospitalizaciones y atención ambulatoria, y costes indirectos, en particular, pérdida de productividad laboral».
Parte de este descenso podría atribuirse a un sesgo de supervivencia, en el que los pacientes menos enfermos que utilizan menos recursos sobreviven más tiempo que los pacientes más enfermos o con un retraso en la atención o el diagnóstico.
«Hay otros factores que pueden contribuir a esta tendencia, como el aumento del conocimiento de la enfermedad o la reciente disponibilidad de nuevos tratamientos más eficaces, lo que ha permitido mejorar el diagnóstico precoz y el inicio del tratamiento», afirma el Dr. Delgado.
Por su parte Ana Pérez, directora Médica y de Asuntos Regulatorios de AstraZeneca, destaca que «una vez más se pone de manifiesto la importancia de la colaboración con las instituciones académicas y la necesidad de participar en la realización de estudios que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pacientes con patologías cardiovasculares como es la insuficiencia cardiaca, una enfermedad que afecta a más del 2% de la población adulta española, disparándose hasta el 9% en mayores de 80 años, y que conlleva frecuentes ingresos hospitalarios y un elevado riesgo de mortalidad, con un alto coste económico para el sistema sanitario».